Por Graciana Petrone

La emblemática sala Arteón, ubicada en la planta alta de Sarmiento 778, que alberga a uno de los espacios federales del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), continuará funcionando hasta enero del año próximo luego de formalizarse este miércoles un acuerdo con los dueños de la propiedad.

Así lo aseguró su director Néstor Zapata en diálogo con Conclusión, quien dijo estar muy esperanzado en que el sitio continúe más allá de la fecha pactada. “Es una expresión de deseo”, aclaró, e hizo hincapié en que el lugar tiene su importancia en el patrimonio cultural que ha sabido cosechar durante más de medio siglo.

 

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Zapata, director, cineasta, artista y por sobre todo un trabajador de la cultura, remarcó que actualmente la zona céntrica de Rosario ya no es lo que era antes y, en ese sentido, deberían desarrollarse políticas públicas que alienten a las personas a visitar el centro, como en aquellas épocas en que el punto de encuentro era la esquina de Sarmiento y Córdoba.

Es que la sala Arteón no es un espacio cultural más. Fue un lugar de resistencia, de construcción del imaginario colectivo de los 60 y un refugio en los 70 para quienes incursionaban en los caminos del arte y también de la política.

En los 90, el cierre masivo de los cines en la ciudad dejó otra herida y el consumo de las películas en pantalla grande comenzó a cambiar: de apoco se instalaron los complejos con varias salas, y más tarde se consolidaron dentro de los shoppings.

Otra resistencia fue la de los propios actores que forman parte de las producciones locales y regionales, ya que son quienes también resisten a las presiones comerciales de las películas extranjeras, aquellas que están en el circuito comercial.

Cuando se estableció en 2009 como espacio INCAA, el fallecido ex gobernador de la provincia de Santa Fe, Miguel Lifschitz, atravesaba su segundo mandato como intendente de Rosario. Estuvo presente durante el relanzamiento y dijo que “no se trataba de una sala más”.

“Particularmente, tiene una historia importante en materia de compromiso con el arte de la ciudad. Recuerdo que allá por la década del ’60 y ’70 era el lugar donde se reunían actores y era un espacio de encuentro social, cultural y político también”, había dicho Lifschitz.

Para muchos, la sala era el único lugar durante la dictadura en donde se podía mirar y estudiar cine.

El teatro y cine de la planta alta de Sarmiento 778 fue un lugar de resistencia casi desde sus inicios. A pocos años de su fundación, fue incendiada por completo, pero se pudo reestablecer. En 2009 se consolidó como espacio INCAA en Rosario, continuaron con ciclos de funciones para adultos mayores, puestas teatrales y talleres en conjunto con la Universidad Nacional de Rosario (UNR).

En miras de haber concretado el acuerdo este miércoles, Zapata contó que ya hay una grilla de obras de teatro y de películas hasta enero próximo.

Tiempos inciertos

A principios de este año y ante la posibilidad de que los propietarios vendieran la propiedad, desde la dirección de la sala Arteón habían anunciado que a fines de julio era probable que cerrara definitivamente sus puertas. Sin embargo, hay una luz que todavía brilla para los trabajadores del arte.

El cine, una cuestión federal

Los Espacios INCAA se crearon con el objetivo de llevar el cine nacional a todos los puntos del país. Una interesante propuesta para acercar las producciones argentinas a determinadas regiones en donde, sin la existencia de estas salas, difícilmente lleguen. La recuperación de la sala Arteón en 2009 fue fundamental para el desarrollo de las producciones locales y regionales.