La Feria del Libro de Rosario recibió este fin de semana a 50.000 lectores que se acercaron al Centro Cultural Fontanarrosa para conocer el catálogo de las editoriales locales, asistir a las charlas con autores y pasear rodeados de clásicos y novedades.

Sin amilanarse por las casi tres cuadras de cola que hubo durante el viernes, el sábado y el domingo por la tarde, los rosarinos recorrieron los distintos pisos del edificio y llenaron las charlas, organizadas alrededor de ejes diversos, como el homenaje a Angélica Gorodischer o el editor Juan Forn, el diálogo sobre la territorialidad en la literatura o las nuevas maternidades.

Rosario tiene 150 años de literatura y pensamiento, 40 editoriales y 30 librerías y este año, con la vuelta a la presencialidad y organizada por el municipio y por la Fundación El Libro, reconquista un espacio que lleva 24 ediciones.

«El regreso de la Feria después de la pandemia es una forma de reconstruir ciudadanía y el uso del espacio público. También la revalorización de la zona céntrica que fue muy castigada económicamente durante estos años», evaluó el coordinador de Feria, Marcelo Scalona.

La escritora y guionista Claudia Piñeiro inauguró la Feria el jueves último con un discurso en que el interpeló la conciencia ambiental de los presentes y las autoridades, y en el que desgranó el problema de las quemas del humedal y reclamó por la sanción de la Ley de Humedales.

 

El pedido de la escritora, lejos de ser la agenda de una intelectualidad exiliada, está presente en casa rincón de la ciudad: en los diarios locales, en las pintadas, en las colectas de firmas en las peatonales y en los debates más coyunturales de las mesas de café. El ecocidio se denuncia en las calles de Rosario, en la literatura y, también, en la Feria del libro de la ciudad.

«Todos los estudios científicos indican que los rosarinos tenemos un aire ocho veces peor y cuatro veces peor que el mínimo aceptado. El ecocidio consumió un millón y medio de hectáreas y tiene una magnitud impensada si pensamos en la fauna y la flora de tierras que en su mayoría son fiscales. Hay un interés muy mezquino que no atiende a las necesidades de los dos millones que vivimos a orillas del río. Es un tema que nos atraviesa y, tal vez por eso, ya aparece en la literatura de ficción», analiza Scalona.

Los lectores que se acercaron a la Feria se interesaron por las ediciones de los sellos locales como Beatriz Viterbo u Homo Sapiens y también buscaron en los stands de las librerías algunos de los libros que se presentaron como «Putamadre» de Dalia Walker en el que aborda la maternidad con desparpajo, «La última vez, una intriga literaria», la última novela de Guillermo Martínez o los cuentos de «Hubo un jardín» de Valeria Correa Fiz.

 

Además, esta última edición creció en su propuesta para las infancias: los organizadores reciben a diario grupos de niños y niños de distintas escuelas de la ciudad y hay una programación especial para ellos con espectáculos y actividades de lectura y escritura con el seguimiento de coordinadores.

Con entrada libre y gratuita, la Feria del Libro de Rosario estará abierta hasta el domingo 18 de septiembre. De lunes a viernes entre 9 y 21, el sábado de 10 a 22 y el último día, el domingo, de 13 a 21.