Por Alejandro Maidana

Si bien nuestro país parece haberse acostumbrado a transitar tiempos turbulentos y no cansarse de surfear en opulentos tsunamis, la realidad socioeconómica de la Argentina, transita una de las peores crisis que se tenga registro. El aplastante ajuste, trajo consigo una brutal devaluación de los ingresos que empujó a millones de compatriotas a quedar fuera del sistema y con un futuro sumamente tenebroso.

La disparada de los precios de los alimentos de primera necesidad, generó un shock en los bolsillos de aquellos que se encontraron de un momento para otro, haciendo las veces de la tortuga que persigue la zanahoria. Antes este deshumanizante escenario, distintas organizaciones barriales, muchas de ellas abandonadas a su suerte desde el Ministerio de Capital Humano de la Nación, buscan resistir haciendo las veces de Harry Houdini a la hora de escapar del olvido.

Pero hay algo que no amerita la menor duda, los seres humanos no se salvan solos, se salvan en comunidad. Tomando esto último como referencia absoluta, un club de la zona norte de la ciudad de Rosario, puso primera a la hora de generar un efecto contagio para que las instituciones deportivas barriales le sumen a la importante tarea de contener con sus distintas actividades, un plato de comida caliente que pueda abrigar al menos por un rato, los sueños rotos de los desposeídos.

A Lucas lo denominan el “puma”, tiene 40 años y hace 36 que es socio de Banco Nación. Siempre inquieto con la agenda social, no dudó en poner en discusión una idea que le venía resonando hace tiempo, la de la olla popular en la institución que tanto ama. “Un día tiré la idea y rápidamente la misma se materializó entre las y los compañeros del club. Somos un grupo de vecinos del barrio, socios del club Banco y que nada tenemos que ver los partidos políticos si bien todos tenemos nuestras ideas. Acá se tira para adelante con una meta concreta y objetivos claros”, indicó.

El “puma” asegura que uno de los éxitos de la olla, es justamente esquivar las aparateadas políticas. “Esto es algo que la gente entendió y la hace participar con donaciones sin cuestionamiento alguno. Ponerle fin a la grieta a través de un objetivo común, es nuestro desafío, ya que esto ha generado mucho odio y distanciamientos. Cabe destacar que el año pasado pudimos ayudar a varios comedores de la ciudad, entre ellos uno de Baigorria, Ludueña y la Terminal, todo esto sumado a las raciones que repartíamos en Banco Nación, unas 300 para ser mas preciso”.

Lamentablemente el 2024 arrancó cuesta arriba debido a la imposibilidad de continuar tendiéndole una mano a otras organizaciones. “Si hizo imposible, hoy solo estamos cocinando y repartiendo entre 300 y 350 raciones en nuestro club para los vecinos de La Florida. Esta iniciativa nos dio una satisfacción increíble, ya que se trata de demostrarle a la sociedad que no podemos quedarnos esperando la ayuda del gobierno. El eslogan de la olla es a la gente solo la ayuda la gente, este es un tema de la banda musical Callejeros que habla de no ser ilusos esperando la ayuda gubernamental y que insta a organizarnos”.

De manera sistemática y hasta casi por inercia, en los derroteros solidarios se suele lidiar con el revoletear de los caranchos. “Hemos tenido experiencias desagradables en este camino que decidimos emprender, ya que se han acercado varios partidos políticos pretendiendo adjudicarse nuestra olla y aprovechando el momento para sacarse fotos propagandísticas. Nos costó, pero por suerte pudieron comprender que la olla es del barrio, es increíble que exista esa lógica que detrás de toda olla debe existir un puntero político, en nuestro caso es del pueblo y para el pueblo”, enfatizó el socio.

A Lucas, como a tantos otros que dan sin esperar recibir, no le sobra nada, pero no duda en ofrecer su humanidad en pos de otro. “Este es otro mensaje que buscamos dar, en lo particular vivo con una mano atrás y otra adelante, padezco las mismas penurias que la mayoría, pero quiero transmitir que todos más allá de nuestra condición, podemos ayudar. Apuntamos a que como los martes es la olla de Banco en La Florida, el miércoles sea del Club San Martín y el jueves de Teléfono, serían tres días por semana que desde los clubes estaríamos acercando un plato de comida caliente a las personas en situación de calle, jubilados y a todos aquellos que se les dificulta el fin de mes. No tienen que tener vergüenza de acercarse, estamos para darnos una mano entre todos”.

Por último, e insistiendo con un mensaje que invita a despertar de la modorra y alejarse del confort que nos acorrala, Lucas indicó: “Me gusta destacar una frase de la madre Teresa de Calcuta, en donde sostiene que él que no vive para servir,  no sirve para vivir. No creo que exista mayor revolución que esta, y que tiene que ver con acercarle un plato de comida a quienes no pueden acceder al mismo cuando el estado no lo hace. Nos quieren hacer creer que no hay plata para ayudar a la gente pobre, pero acá les demostramos que tan solo un grupo de laburantes de clase media baja, se puede organizar para cobijar a los caídos del sistema. Invitamos a quiénes quieran  sumarse a que lo hagan sin temor alguno, ya que lo que se hace de corazón jamás fracasa. Al que le molesta una olla popular, es porque jamás le faltó un plato una comida”.

Quiénes forman parte de esta organización de socios solidarios, destacaron el enorme gesto que tuvieron Cristian Gómez y Facundo Suby, presidente y vice del Club Banco Nación, que no dudaron en avalar y acompañar a olla popular. Para quienes deseen tender una mano en lo económico que ayude a la compra de insumos, lo pueden hacer por transferencia a través del alias Olla.cabnar.