• Por Gisela Gentile

Arriba el colectivo 112 en Santa Fe y Entre Ríos, lo paro, me subo y ante mí, la grata sorpresa que al volante estuviera una mujer. Alegre, amorosa y relajada se la veía a Melina Bellis siendo la piloto de semejante rodado.

Como mujer la saludé y celebré que así sea, ya que luego de utilizar el transporte público durante años era la primera vez que vivía esta situación. Llamativo era ver como las personas que iban subiendo se sorprendían y sonreían cuando la veían. Situación que no debería llamarnos tanto la atención, ya que existe una ordenanza que indica que el 50 % de los ingresos de choferes del Transporte Urbano de Pasajeros (TUP) deben ser mujeres. Viendo los rostros de los pasajeros que iban ingresando, quedó en claro que la ordenanza no se cumple.

Melina Bellis tiene 40 años recién cumplidos, sopló las velitas el 8 de marzo, día de reivindicaciones y luchas feministas. Sin dudas en uno de sus deseos, aparecía la tan ansiada estabilidad laboral, para que el sueño de ser “colectivera” pudiese materializarse de manera concreta. Conclusión dialogó con ella para conocer como fueron sus días como chofer, y cuando nació su vocación para ser conductora del trasporte Público de la ciudad.

“Para mí es una pasión, me encanta ser chofer de colectivo. Me saqué el registro hace dos años con todas las expectativas puestas en el trasporte ya que amo lo que hago”.

Ella se introdujo en el mundo del trasporte manejando para una empresa de viajes y turismo de la ciudad, “di mis primeros pasos allí y me encantó, descubrí que era lo mío y decidí tirar un curriculum en la empresa La Mixta a fines del 2017. Tras no recibir ningún llamado, a mediados del año pasado volví a intentarlo ya que sabía que era la única empresa que estaba contratando mujeres”, dijo Bellis.

Su suerte y sus días cambiaron ya que un llamado lo alteró todo, “luego de que se comunicaran conmigo realmente me sentí muy feliz, tuve un periodo de evaluación de tres meses  y el 6 de diciembre ingresé junto a 10 compañeros, yo la única mujer”.

Una historia de superación enmarcada en una herencia familiar, “son muy pocas las mujeres que se animan, que se atreven, en mi caso particular descubrí la fascinación por el trasporte público. Mi papá se jubiló siendo chofer de “Las Delicias”, claramente no me metí en esto porque era la última alternativa sino porque me encanta y siempre me gusto mucho manejar”, sostuvo Melina.

Acostumbrados a ver hombres al volante, una mujer nos rompe las estructuras de la cotidianeidad, “la aceptación de la gente es bárbara, mayormente todos me dicen que les gusta ver una mujer al volante. La mujer se siente más cómoda ya que somos  más precavidas, tenemos más paciencia, por ende no nos enojamos tan rápido y no tenemos malos modos”.

Sus pares también la han hecho sentir cómoda, “con mis compañeros también tengo muy buena relación, nunca me hicieron sentir mal ni diferente por mi condición de mujer, ellos están contentos de que seamos parte de la empresa. Lamentablemente estaba como chofer por contrato hasta hace unas semanas y hoy ya no me encuentro trabajando”.

Las ganas están, pero adentrarse en el mundo del trasporte no es una tarea sencilla, “particularmente no tengo muchas expectativas de que me contraten de manera fija, más allá de que la aceptación de la gente es bárbara. El año pasado en la empresa  “La Mixta” que hoy es “El Cacique”, ingresaron siete mujeres pero lamentablemente no quedó ninguna de ellas, y así en otros casos de compañeras que estaban por contrato como en mi caso”.

“Tenemos expectativas que los nuevos dueños vengan con una cambio de mentalidad y que no sólo sirvamos para reemplazos, vacaciones o cubrir francos, queremos quedar efectivas porque la única diferencia con el hombre es la fuerza bruta. Después tenemos las mismas condiciones al volante, y como en todos los aspectos hay mejores y peores, pero esto nada tiene que ver con si sos hombre o mujer”, sostuvo con firmeza Melina mostrando sus ganas de seguir trabajando.

Ya finalizando la entrevista, Melina reflexiona sobre esta pasión que ama y que pretende seguir llevando adelante: “Las chicas que deciden subirse y manejar un colectivo es porque realmente lo sienten y se apasionan, porque este laburo no es para cualquiera. Sería ideal que tengamos las mismas oportunidades que los hombres ya que no existen diferencias entre nosotros”.

Relajada y tranquila siguió su recorrido por calle Vélez Sarsfield, ella sabe lo que quiere y seguirá insistiendo para que se  cumpla la ordenanza que indica que el 50% de los ingresos de choferes del Transporte Urbano de Pasajeros (TUP) sean mujeres.