La Garganta Poderosa inauguró en el centro cultural La Toma una redacción que va a tratar de visibilizar las problemáticas de “las barriadas populares y las villas” de la ciudad de Rosario. Esta conformada por cooperativas informativas de la ciudad y gente que pertenece a estos sectores populares.

Organizaciones sociales, de derechos humanos y sindicales participaron de este evento que resulta trascendente y de suma importancia para aquellos que por mucho tiempo no pudieron “gritar” las falencias estatales y la perdida de derechos dentro de los sectores y barrios populares de Rosario.

El editor de La Garganta Poderosa y dirigente social, Ignacio Levy, estuvo presente en esta inauguración y dialogó con Conclusión sobre temas variados que hacen a las temáticas que desarrollan editorialmente desde la redacción de la revista que “grita cada vez más fuerte”.

-¿Qué sensaciones tenés al inaugurar esta redacción en Rosario?

– Gritar fuerte, gritar muy fuerte. La sensación que me atraviesa a mi en lo personal, nace en esa necesidad histórica de los rosarinos y las rosarinas de la barriada popular, como los de Capital, como de cualquier otra barriada de América Latina. Mi viejo sale de acá, vivía en barrio Echesortu y se quedó sin su fuente de ingreso porque cerró el local donde trabajaba mi abuelo. El no tenía estudio y mi viejo tuvo que dejar el colegio y se tuvieron que ir a vivir a la casa de un familiar en Buenos Aires, todos hacinados. Ahí comenzar a repuntar para que nos fuéramos encontrando en ese camino con otras y otros. Durante mucho tiempo lograron convencernos que había barrios sin voz y barrios sin voz no hubo nunca. Lo que hay son barrios sin micrófonos, barrios sin imprenta, sin redacción. Así que hoy estamos con los compañeros y las compañeras de Los Pumitas, de la Cariñosa y de muchas otras organizaciones como Ciudad Futura, HIJOS, A.P.D.H., están ustedes. Somos frutos de un entrelazamiento de lucha y sentimos que esta es una caja de resonancia más. Así que contentos con eso.

-¿Qué importancia tiene la apertura de este espacio?

– Fundamental, no sólo porque la vedette es la pobreza, sino que a esa vedette la visten ellos, la maquillan ellos, la enfocan ellos, le arman el guión, le pintan los aplausos. Por eso se hace muy difícil y es necesario mostrar desde otra perspectiva. Tenemos que poner en cuestionamiento la externalidad de la que piensan a los sectores populares en todos los ámbitos. En buena hora a la academia le empieza a dar vergüenza la extensión universitaria las pocas veces que le toca a un barrio con la punta de la uña perdiéndose de todos los conocimientos que ahí habitan, no solamente negando los derechos. Y me parece que desde la política pública también empieza a entrar en crisis un modelo de externalidad, porque cuando vos tratas la catástrofe habitacional de nuestros barrios creyendo que se resuelven con cuatro paredes y un techo, y desconociendo que hay vecinos nuestros de la Villa 21 que fueron relocalizados en otras viviendas y que ahora tiene que pagar $7800 de luz, está desconociendo las condiciones habitacionales en la que habitan nuestros compañeros y compañeras en América Latina en general y en las villas en particular. Y del periodismo ni que hablar, porque claro que siempre hubo comunicadores y comunicadoras en la barriada popular de Rosario, pero ¿quienes los conocen? ¿cuanto los conocen? ¿porque no los conocen? Una crisis vocacional de 200 años. Ya pasó mucho tiempo desde el regreso de la democracia para que sigamos esperando desde la barriada más y mejores voceros.

-¿Pensás que el sistema educativo tiene que ver con que algunos comunicadores no comprendan su rol?

– El sistema educativo es fundamental en manos del pueblo, de los maestros y de las maestras de nuestras barriadas, las agrupaciones gremiales y la organización docente que permite poner en pie una educación pública que nos levanta a todos los que nunca caímos ahí, sino que encontramos ahí un refugio para un sistema y un modelo económico de organización social que incluye al sistema educativo entendido como una herramienta del mercado. Todo lo que se entienda como una herramienta del mercado seguramente se vuelva nocivo para los sectores populares. Pero creo que hay otra corriente de saberes y conocimientos que viene aflorando desde afuera de las instituciones académicas también y con el aval, la complicidad y la articulación de los gremios y las organizaciones sociales, de distintas plataformas de lucha que ponen en evidencia que eso ya no puede ser así. Ya no se puede esperar un periodismo que no mira hacia la villa y tampoco debemos pedirlo, el periodismo tiene que mirar desde la villa porque es en las barriadas populares donde están las redes de cuidado que nos salvan la vida, porque es en la barriada donde está la emergencia alimentaria, es donde está la urgencia, y los recursos no, los recursos están allá.

 

-¿Cómo hace la Garganta Poderosa para sostenerse frente a esta situación de crisis económica?

– La organización comunitaria. La garganta existe desde 2011 y se puede revisar desde el número 1 hasta la última revista y no van a encontrar ni un solo zócalo de pauta oficial y ni un solo zócalo de publicidad comercial. Nos hemos sostenido con un entramado de cooperativa de base que la escriben, la redactan, la piensan, la discuten, la distribuyen y la ponen al servicio de un montón de otras cooperativas que conforman las 114 asambleas de la Poderosa a lo largo y a lo ancho del país. No puede ser la violencia la única herramienta de gestión estatal para el conflicto social. Necesitamos que se ponga en valor esas redes de cuidado y de laburo de los vecinos y vecinas que nos salvan la vida cotidianamente y que hicieron, entre otras cosas, está redacción.

-¿Por qué le molesta tanto al poder económico que existan espacios como estos?

– Estos proyectos colectivos son los que echan luz sobre todo lo que necesitan invisibilizar. En general, los programas de televisión que funcionan en sintonía con ellos te traen un académico de traje y corbata que casi seguro es hombre, es blanco y heterosexual y que casi seguro es universitario, en horario prime time para que te explique, con palabras que ni vos, ni yo ni los vecinos y vecinas van a entender, un sistema macroeconómico que nos excede y nos vuelve espectadores casi estériles y después si nos llevan un ratito a sus programas para que contemos de la barriada populares como nos trata la policía, como nos cagan a palos, como nos cagan de hambre, como si el modelo represivo y el modelo económico se pudieran separar. Cuando vos empezás a escuchar cual es la discusión económica que tenemos que dar, te das cuenta que cualquiera la puede hacer, que cualquiera puede darse cuenta que cuanto mas creció la imagen de Patricia Bullrich más y más se desvaneció la figura de Triaca. Creció presidenciable la imagen de la ministra de Seguridad y se pulverizó el ministerio de Trabajo. Eso no es casualidad, se llama Neoliberalismo.

-¿Qué significancia tiene que la barriada salga a reclamar a la calle?

-La misma importancia que tuvo que salieran a la calle los que estaban antes que nosotros aunque hubiera una dictadura, aunque te costara la vida, aunque haya un gobierno neoliberal. Me parece que hay una dinámica en las organizaciones populares que nos mantuvo vivo incluso en los peores momentos del país en su historia, de la peor dictadura que pudimos haber vivido y también en una democracia de muchos pares entre comillas que, según la Correpi, tiene un pibe muerto en los barrios gracias al aparato represivo del Estado cada 21 horas. Gracias a todos estos y estas, ellos y ellas, hoy estamos de pie para decirle que los que se van a dormir son ellos y nosotros inauguramos una redacción en Rosario.