Por Gisela Gentile

Los bolsillos están cada día más flacos, el trabajo y las changas escasean y el día a día se hace cuesta arriba. Entre tanta vulnerabilidad siempre asoman esas manos solidarias que le ponen el cuerpo y el tiempo a aquellos que están más desprotegidos.

Adriana Figueroa es presidenta de la ONG “El Moconá”, y desde hace casi dos décadas le brinda contención y ayuda a vecinos de Barrio Cristalería. Conclusión diálogo con ella en pos de conocer la dura realidad que vive esta postergada zona de la ciudad.

“Esto nació en el año 2000 cuando todo estaba muy mal económicamente, nos quedamos sin trabajo, en ese momento estaba en la vecinal del barrio y escuchaba cuando la gente decía que nadie los ayudaba y que necesitaban alguien que hable por ellos. Allí formamos un grupo junto a vecinos y los denominamos <amigos por siempre>”.

Un derrotero tan espinoso como esperanzador, “desde allí y durante 10 años participábamos de grupos como la federación Tierra y Vivienda donde nos daban planes para la gente y hacíamos tareas comunitarias. Así nació nuestra trabajo comunitario donde ayudábamos a la gente que necesitaba, a realizar diferentes trámites y en muchas ocasiones entregábamos alimentos, si bien eran escasos, podíamos colaborar con lo cosechado en la huerta”, añadió Figueroa.

Muchas veces el no contar con algo formalmente constituido hizo que algunas puertas se cerraran, “durante mucho tiempo dependíamos de terceros para obtener algún tipo de ayuda por no contar con una personería jurídica. Esto sumado a que veíamos las necesidades de nuestros abuelos y los niños del barrio, algunos de ellos con discapacidad. Pese a las trabas burocráticas, las necesidades eran muchas y eso nos daba fuerzas para seguir luchando”.

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En el 2010 se dio forma la Asociación civil “El Moconá” para trabajar de manera más firme y con un respaldo legal. “Nosotros no pertenecemos a ninguna agrupación, no hacemos piquetes ni cortes de ruta, sino que realizamos todo mediante notas, muchas veces tenemos respuestas y otras no”, dijo con efusividad la presidenta.

Una actividad íntegramente ligada a lo social, “nuestras tareas tienen que ver con asesorar en los  trámites de pensiones por discapacidad, documentación que solicita Anses, documentos de identidad, y actualmente entregamos bolsones de mercadería mediante desarrollo social Nación Buenos Aires”.

Si bien se encuentran en Rosario, la ayuda más cercana no llegó, “aquí lamentablemente no encontramos respuestas y  los intereses políticos o punteros incidieron para que esto no ocurra. Yo trabajo con la gente, pongo con gusto mi tempo para ayudar y todos los gastos como fotocopias, papeles o cualquier otra cosa, lo pagamos como podemos entre los miembros de la institución”, enfatizó.

Las mamás de los jóvenes con discapacidad les expresan la necesidad de capacitaciones que los introduzcan en el circuito laboral.

“El Sindicato del Vidrio nos daba apoyo con capacitaciones a  jóvenes de 18 a 24 años, los anotábamos y los mandábamos a dicho Sindicato. Más adelante logramos que hicieran un curso en nuestra institución”.

Para concluir, Adriana Figueroa sostiene que su barrio está muy postergado y olvidado, “estamos desprotegidos, tratamos de ayudar como podemos a los vecinos y hacer reclamamos correspondientes a nuestro barrio. Esto último lo llevamos a cabo como creemos que se debe hacer, sin violencia y respetando a todos”.

Una vida trabajando para aquellos que se encuentran en situación de vulnerabilidad, “estoy orgullosa de poder ayudar a aquellos que más lo necesitan, pero siempre necesitamos de más personas que apoyen esta institución. Me siento viva cuando me dicen gracias, eso me da fuerza para seguir”.

Los momentos difíciles que está pasando el pueblo Argentino hace que las redes solidarias se amplíen y se conecten una con la otra, “hacemos donaciones de ropa y nos hablamos con otras vecinales o instituciones, vamos viendo si tenemos lo que nos piden o a la inversa. La idea es darnos una mano entre todos y hacer cadenas de ayuda”.

Una realidad que golpea fuertemente, “tenemos esperanzas de que nos ayuden en todo lo que refiere a lo social, necesitamos que se sienten acompañados. Mamás y papás nos piden elementos escolares porque muchos no han podido comenzar las clases, lamentablemente muchas familias se han quedado sin trabajo. Las donaciones nos ayudan para ayudar con lo que podamos, pero necesitamos el apoyo de los de arriba”, concluyó Adriana Figueroa.

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