Por Manuel Parola

La Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación (Sedronar) en Rosario quedó casi sin personal luego de la puesta en vigencia del decreto 70/23 que le puso fin a los contratos de los trabajadores del Estado cuyos convenios tuvieran menos de un año de antigüedad. Los trabajadores venían denunciando precarización laboral desde principios del 2020 debido a los contratos basura con el Estado nacional, pero nunca fueron escuchados. Si bien la agencia brinda guardias mínimas, la secretaría queda virtualmente desmantelada y sin capacidad de atención a centenares de jóvenes con problemas de consumo problemático en situaciones de vulnerabilidad social extrema.

Catorce de los veinte trabajadores de la Sedronar en Rosario cumplían sus funciones desde hace 9 años bajo la forma de contratación que propone la beca “Fondo Estímulo”, renovando sus convenios con el Estado nacional de manera anual, sin recibir nunca el pase a planta. Con sólo 6 trabajadores efectivos desde el 31 de diciembre, los diferentes centros de atención brindan guardias mínimas de atención, mas no dan a basto para poder brindar los servicios necesarios y se encuentra virtualmente desmantelada.

“Estamos bastante frustrados y preocupados”, apuntó Erica Pereyra, docente en nivel medio y delegada de Sedronar por ATE Rosario en diálogo con Conclusión, quien con cuyos compañeros se decretaron en situación de “gran alarma».

“De un día para el otro, la Sedronar se quedó sin el 70% de su personal”, apuntó Pereyra y agregó que no les han dado respuesta alguna sobre la situación que viven: “No hay novedad. Hay mucho hermetismo desde el ministerio”.

 

Pereyra apuntó que “Corre peligro la institución” y explicó que Sedronar es “la única agencia que tiene los tres niveles del Estado (nacional, provincial y municipal) integrándose en materia de recursos” y cuenta con un abordaje específico “en materia de reducción de daños en materia de consumo de sustancias”.

Actualmente, la Sedronar tiene 1500 trabajadores en todo el país, articulando el abordaje de personas usuarias de estupefacientes, los cuales se encuentran en su mayoría en situaciones de vulnerabilidad extrema. Según la referente, la generalidad de los trabajadores del Sedronar en el país está en la misma situación que sus colegas de Rosario.

Con la llegada de Javier Milei a la presidencia de la Nación, la Sedronar pasó de la órbita de la Jefatura de Gabinete al ministerio de Salud. No obstante, la cartera dirigida por el cardiólogo Mario Russo no designó nuevas autoridades para la entidad, por lo que además de acéfala la secretaría no se encuentra en situación de sostener su atención a los usuarios.

“Es una situación de gravedad institucional”, subrayó. Según los registros de la Sedronar, sólo en 2023 se abrieron 380 hojas de primer contacto, cuya información después se articula con el trabajo de abordaje en dispensarios de salud y actividades diarias de acompañamiento individualizado.

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En nuestra ciudad, la Sedronar trabaja en numerosos barrios de la ciudad “castigados por la violencia narco criminal, en donde los jóvenes terminan ingresando al mercado de drogas”. Entre los barrios donde la entidad tiene actividad se encuentran Triángulo, Vía Honda, Villa Banana, la comunidad qom de la zona oeste, entre otros territorios del municipio. Las redes de cuidado de los usuarios son elaboradas entre las escuelas barriales, los centros de salud y organizaciones sociales para brindar atención a personas que varían entre los 14 y los 30 años.

Rosario terminó el año 2023 con 259 homicidios dolosos, mientras que el ciclo político del gobierno de Omar Perotti cerró con número redondo: el departamento rosario contabilizó exactamente 1000 muertos entre diciembre del 2019 y diciembre de 2023. “Los chicos terminan en un círculo asociado al consumo, de extrema peligrosidad”, sentenció Pereyra.

Según la trabajadora de Sedronar, la situación de consumo de estupefacientes va en constante ascenso, así como las personas que se acercan a los centros de atención: “En los centros transitan entre 30 y 60 jóvenes por día, de lunes a viernes”, explicó Pereyra, y profundizó: “Asisten a sus actividades grupales y espacios de escucha donde se los aborda de manera individualizada. Cada joven tiene un referente adulto que lo acompaña”. 

“Comemos con los y las usuarias, lo cual ha crecido la demanda de asistencia alimentaria. No hay efector del estado donde no se esté atravesando por esta situación. Cuando hablamos de crisis social sabemos que tienen que ver con el acceso al alimento, a la vivienda, a la salud, a la educación ¿Cuántas trayectorias vitales se recortan con el recorte de las políticas públicas?” se preguntó la profesional y concluyó: “No podemos pensar un abordaje o un combate al narcotráfico sin instituciones que alojan a los jóvenes que están en situación de vulnerabilidad social”.