La discusión sobre la nocividad de las radiaciones electromagnéticas de las antenas de telefonía celular, proviene de larga data. Si bien desde los medios masivos de comunicación este tipo de información suele caminar con tranquilidad por la vereda de la omisión, distintas investigaciones han podido certificar de la peligrosidad de la antenas de telefonía móvil.

La expansión incontrolable de las mismas, ha generado que decenas de miles de personas enfermen por la exposición a las radiaciones electromagnéticas. Estas empresas abrazan un poderío económico notable, algo que las faculta para no sólo financiar estudios científicos propios, sino también para solidificar un cerco mediático que las ayude a operar sin ningún tipo de inconvenientes.

En su momento fueron las empresas tabacaleras quienes durante décadas sostuvieron que no estaba científicamente comprobada la relación entre tabaco y cáncer, hoy, la realidad aplastó esa teoría. La hiperconexión nos ha empujado a vivir una vida que no nos pertenece, la necesidad de generar verdaderos autómatas ha calado profundo. La súper exposición tanto de niños (aquí la población más vulnerable) como de adultos a la actividad generada por los dispositivos móviles, debe generar un alerta que puede definitivamente hacer despertar la conciencia de cada uno de nosotros.

Años atrás al Parlamento europeo se le recomendó que preste principal atención a esta amenaza invisible. Los efectos fisiológicos y medioambientales de la radiación electromagnética no ionizante, siguen generando angustia y preocupación en un número importante de la población mundial.

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La intranquilidad golpeó las puertas del barrio La República

Nadie podía imaginar que en un lugar donde predominan las casas bajas, la instalación de una torre de telefonía celular de imponentes 36 metros alteraría la tranquilidad de un sitio que todavía abraza la mística barrial. La obra está en marcha, es por ello que un importante grupo de vecinos decidió activar un reclamo más que valedero.

“Estamos muy preocupados, este es un lugar muy tranquilo que se vio alterado producto de este proyecto. Contamos con muy poca información, ya que al ser una ley con anclaje nacional, solo Aduana nos ha podido brindar algunos detalles”, cuenta Alberto en charla con Conclusión.

Sucre 1061, esa es la dirección exacta en donde puede apreciarse la base que en poco tiempo sostendrá a un gigante que mirará a todos desde arriba. Miguel es uno de los vecinos que más preocupado se encuentra, su casa es lindera a la obra y es por ello que no dudó en pedir ciertas explicaciones. “Nos dirigimos a la Aduana, allí nos comentaron que el expediente consta de 4 pasos, los dos primeros ya los cumplimentaron. Cabe destacar que me preguntaron si se habían puesto en contacto conmigo, ya que es una obligación informar al propietario de la vivienda lindera, eso no ocurrió”.

Existe un gran temor que esto pueda extenderse a otros barrios, “de instalarse finalmente en éste, el precedente puede servir para que este tipo de proyectos avancen sin miramiento alguno”, relató Miguel, quién teme no sólo por el impacto en su salud, también por el desastre que podría causar la caída de un “misil” de casi 40 metros.

Otra fuerte inquietud genera el desconocimiento del nombre de la empresa que está llevando adelante el trabajo de instalación, “esto se está llevando a cabo con absoluto hermetismo, solo tenemos algunos datos brindados por la Aduana. Es por ello que tenemos la necesidad de que el ejecutivo municipal pueda brindarnos datos concretos sobre el impacto de las radiaciones a las que estaremos expuestos”, enfatizaron los vecinos en su conjunto.

Estos son sólo algunos de los síntomas del “estrés electromagnético” según los trabajos de Clements y Crooeme en la Universidad de Reading (Gran Bretaña): Insomnio, angustia, depresión, dolores de cabeza, irritabilidad, hipertensión vascular, alteraciones del ritmo cardíaco, piel seca con descamación y picazón, entre otros.