Por Vanesa Pacheco

En la actualidad no existen en nuestra ciudad los sitios donde originariamente se alojaba a los caballos de carrera, a los cuales se los denomina studs. Distintos factores hicieron que dejaran de ser lo que eran y mutaran a lugares de estacionamiento, edificios, comercios, etc. y hasta en el lugar donde funciona una iglesia evangélica.

Estaban ubicados en una zona cercana al Hipódromo Independencia, y hasta allí se trasladaba a los caballos los días de carreras y también durante la semana para los entrenamientos.

El radio que comprendía a los studs estaba delimitado por 27 de Febrero, Virasoro, Moreno y Callao, aproximadamente, y totalizaban alrededor de 560 boxes, uno para cada animal.

Conclusión fue a la búsqueda del porqué de la “desaparición” de esos sitios y para ello dialogamos Oscar Baratucci, gerente del Hipódromo de la Independencia, hijo Angel Oscar Baratucci (el jockey récord mundial nunca igualado por haber ganado todas las carreras en una misma jornada hípica en nuestra ciudad), y con muchos años de experiencia como preparador de caballos de carrera.

“En principio los tiempos cambiaron, la ciudad se pobló mucho más, el tránsito creció y las disposiciones municipales se modificaron. Además se hacía cada vez más difícil trasladar los caballos desde los studs hacia el hipódromo, antes de cada competencia”, explicó Baratucci.

Como decimos, esos sitios estaban cerca del Hipódromo. “Era muy lindo ver cómo llegaban los caballos, desde esos lugares, a las carreras”.

Al mismo tiempo agregó que “algunos studs eran muy importantes porque tenían hasta veinte boxes, y otros eran más chicos, con cuatro o cinco. Es incomparable tener uno propio, porque era más cómodo tenerlos allí que, como en la actualidad, en el denominado Tattersall (en el hipódromo), donde se requiere más personal y mayores gastos”, destacó.

Las estructuras originales

En Rosario quedan pocas estructuras originales de los antiguos studs de los años 60’ con la misma fachada de lo que alguna vez fueron. En calle Gálvez, en el tramo que va de Moreno a Ovidio Lagos, había muchos y de grandes dimensiones. También por las calles transversales.

Muchos fueron derrumbando y en otros al presente son cocheras, casas, edificios y hasta una inmensa iglesia evangélica sobre el bulevar Oroño, entre 27 de Febrero y Gálvez. Sobre ese bulevar, y en la propiedad que llevaba (y lleva) el número 2689, estuvo el stud de Angel Gucetti, hoy transformado en la Iglesia Evangélica Misionera Argentina.

Otro, en Santiago al 2600, de Félix Chirino (hoy es una casa), o los de Gálvez al 2400, de Natividad Agout, donde en la actualidad existe un galpón. Una cuadra más adelante, en Gálvez 2567, el que era de Marina Stud se convirtió en un edificio de tres pisos. Otra dirección dónde había un stud y todavía queda algo de la fachada, es por la misma calle a la altura del 2551. Era de Almar, por aquel entonces uno de los propietarios de la yerbatera que elaboraba “La Hoja”, donde se conserva algo de la fachada original. El de Alvear al 2680 se convirtió en estacionamiento de autos, y era de Chiche Panero.

Conclusión finalizó la recorrida en Pueyrredón y Gálvez, donde también hubo un stud. Allí hay un muro con un gran paredón, una puerta y un portón con un cartel de “Prohibido estacionar”. Ese fue de Ángel López. “En nuestra ciudad y en Palermo ya no quedan studs, pero si en San Isidro, Buenos Aires, La Plata, Azul y Tandil, porque tienen villas hípicas y están bastante lejos del casco urbano”, finalizó Oscar Baratucci.