Por Jennifer Hartkopf

Celebran que la vida es bella y ¡vaya si lo es! Se sabe que la finitud existe y la muerte, tarde o temprano, espera a todos. Algunos aceptan esa idea de mejor manera, mientras otros parecieran resistirse eternamente. Lo cierto es que lo que nadie nunca está dispuesto a entender es la muerte de un hijo, al menos en principio.

Dicen quienes son padres que no hay nada peor que eso y probablemente la mayoría de los padres del mundo coincidan en este punto, de lo que inmediatamente se deduce que a nadie le gustaría ser protagonista de una experiencia semejante.

Sin embargo y a pesar de su belleza, la vida tiene estos golpes. Y el día menos pensado aparecen para dar una bofetada y hundir en el más profundo de los dolores. Esas ‘cosas’ propias de la vida que no tienen explicación, y se escapan y exceden y llegan sin aviso y sin alternativas.

Con ese sentimiento desgarrador surgió un día “Renacer Rosario”. Un grupo de padres que tras haber perdido a un hijo, a varios, o al único, que se reunió para tratar de volver a encontrarle un sentido a la vida, una motivación que los impulse a seguir viviendo, una manera que les permita honrar a su ser más preciado. Y aquí precisamente radica lo llamativo y conmovedor de este espacio: vuelve a surgir la vida donde en un inicio sólo hubo muerte. Por eso quienes integran “Renacer Rosario” tienen un lema que los identifica: “Le decimos sí a la vida; sí a la vida a pesar de todo”.

Vilma, Fátima, Cristina y Norma son algunas de las madres que tuvieron que enfrentarse a la peor noticia de sus vidas. Sin importar las causas de la muerte, todas ellas comparten el haber sufrido el fallecimiento de un hijo.

“A partir de allí lo que se busca es trabajar en el después del dolor, no quedarse en lo que nos pasó sino enfocarse en qué hacemos con lo que nos pasó. ‘Renacer Rosario’ ya va para los 6 años en la ciudad y si bien hay gente que viene por primera vez y se queda para siempre, hay también gente que viene una vez y después nunca más, por eso el número de sus miembros va cambiando”, contó una de las madres en diálogo con Conclusión. “Es el grupo al que nadie quiere entrar pero después no te querés ir”, acotó una de las pioneras del grupo.

Informe“Renacer es un grupo de ayuda mutua, donde nos unen nuestros hijos. Somos papás que enfrentamos la muerte de nuestros hijos y lo que hay que destacar es que ellos fueron las víctimas y nosotros somos consecuencia de lo que les pasó a ellos. Nosotros no somos víctimas, ni nuestros hijos nuestros verdugos”, resaltó Vilma.

Sobre la dinámica de funcionamiento explicaron que “si viene un papá por primera vez, dos o tres miembros de ‘Renacer’ lo recibimos afuera, él puede contar todo o no contar nada, que se sienta libre. Y después de eso, lo integramos al grupo. Acá no hay jerarquías, ni coordinadores, hay libertad de que cada uno haga lo que siente y lo que mejor le sirva”.

“En general acá adentro no hablamos de lo que pasó. Sino que cada uno busque las herramientas en cada papá que más le sirvan. Este no es un grupo de catarsis. El grupo ‘Renacer’ es amplio porque no tiene que ver con las causas de muerte de nuestros hijos, porque acá no se trabaja el duelo en sí, ni la Justicia por ejemplo. No importan las causas del fallecimiento. Basta haber sufrido esa pérdida para formar parte del grupo y poder participar de las reuniones”, expresaron.

En ese sentido, dijeron que las cusas son diversas: desde muertes naturales a suicidios, pasando por enfermedades y accidentes. Por eso “esto es un paraguas donde podemos acoger y cubrir a todos los papás que perdieron un hijo. No es un grupo de autoayuda, la idea es trascender, es decir, si yo puedo dar una palabra de consuelo, una herramienta al otro ya me estoy ayudando a mí misma, ahí estoy trascendiendo la muerte de mi hijo en amor”.

Bajo la política de que “todo lo que suma sirve” respetan que cada cual atraviese la pérdida de la manera que mejor le siente, por eso no reniegan del psicólogo, ni descartan la ayuda de seres queridos, psiquiatras, terapias alternativas o lo que sea. “Cada uno es libre de recurrir a lo que mejor le haga”, dicen a coro.

“Tenemos el sí a la vida y estamos convencidas de que se puede volver a ser felices. Nosotros podemos ofrecer amor, contención y herramientas. Y la mejor herramienta es el ejemplo”.

Conclusión las consultó sobre el significado de que la mejor herramienta es el ejemplo. Y las madres dijeron: «A todos nos pasa que cuando perdemos un hijo nos sentimos vacíos, como que vos estás parado y todo el mundo sigue. En cambio tu vida se detuvo y ya nunca vas a volver a ser el mismo de antes, pero así como te cambió todo, sabés que el mundo sigue. Al principio la gente que te quiere se detiene con vos, pero después sigue; inclusive uno mismo tiene que seguir. Entonces necesitás encontrarte con un par, con alguien que vos sepas que atravesó por lo mismo, más allá de la causa, es decir, que pasó por la muerte de un hijo. Por eso cuando vos llegar a ‘Renacer’ y ves que hay un montón que pasaron por lo mismo que vos y ves que pudieron salir adelante, vos mismo te decís ‘sí se puede’. Te da fuerza que te reciban con aliento y te repitan que no todo está perdido y que vale la pena seguir de pie.

Sobre el papel que juega la culpa en esta idea de recuperar la felicidad contaron: «La culpa juega un papel muy grande. Uno se pregunta por qué me estoy riendo si murió mi hijo, o por qué la estoy pasando bien con amigos si mi hijo murió. La culpa hace que uno piense que eso no lo puede vivir. Entonces cuando te encontrás con un par te sentís contenido, porque sabés que pasamos por lo mismo, más allá de la causa de la muerte, los dos perdimos un hijo. Uno piensa ella pudo, ella lo logró entonces yo también voy a poder. Todo sirve, incluso aquellos que vienen y dicen que no van a poder volver a ser felices. Me sirve para saber que yo no quiero eso, que no voy a seguir ese ejemplo. Me reafirma en mi postura de vida. Puedo decir no quiero ser como él, o como ella».

Sobre qué es lo que más se extraña dijeron que “es triste no tener el contacto, la parte física”. Aunque algunas con la situación un poco más superada ejemplificaron: “Pensé que nunca se me iba a ir el dolor, que no iba a encontrar consuelo y después de tantos años puedo decir que el dolor un día se va. Para cada mamá la muerte de nuestros hijos fue desgarradora, y yo pensé que esa parte desgarradora siempre iba a estar en algún lugar pero al final se gasta y el dolor se va. Cuando uno lo coloca al hijo en el mejor lugar posible y aprendemos que en verdad los hijos no son nuestros sino que son de la vida y sabe que están bien, ya está, no hay dolor”.

“El amor puro es el amor que te deja libre. El amor de padre que suelta. Vos seguís amando a tu hijo porque el amor va más allá de la muerte. Hay que abrirse al dolor. La vida te va dejando marcas, buenas o malas, pero siempre te deja algo. Cuando no te deja es porque no viviste”

“Yo acepté la muerte de Rodri, obvio que nunca hubiese querido eso, pero llegué a la aceptación, y hoy te puedo decir que no me duele la muerte de mi hijo. Yo hoy sufro por mi otro hijo que está acá. Llegué arrastrándome, enojada con la vida, con Dios, con todo pero hoy ya no tengo ese dolor”, contó Vilma esperanzada.

“Rodri se estaba por casar, a una semana, me quedé con la ropa de madrina. Fui la única que lo vi con el traje de casamiento y le dije ‘hijo me parece mentira que ayer te llevaba al jardín y ahora te voy a llevar al altar…’. Todo eso quedó trunco. Pero hay que salir de ese egoísmo”, agregó conmovida.

En esa dirección señalaron que no trabajan con el “hubiera o hubiese”. “El dolor de haberte perdido no empañó la alegría de haberte tenido”, repitieron al unísono. “No quedarse en la última foto, en el último instante. Yo sé que mi hija está bien y como ella está bien yo puedo estar como estoy. Si no, no podría estar así”, siguió Fátima quien perdió a una hija de 20 años por una enfermedad hace tan sólo unos meses atrás.

Con un positivismo y una fuerza sorprendente prosiguió: “Hay cosas peores que la muerte. La muerta es natural en cambio una vida sin sentido no es natural, una vida llena de odio no es natural. Por algo tenemos alma. No creo que estemos en la vida solo para reproducirnos”.

Sobre si ayuda tener otros hijos, si constituyen un motor de superación y una motivación para seguir viviendo, lsa madres dieron: «Son muy importantes. Es ver qué hacemos con los hijos que están, no los que quedaron sino los que están. A ellos nos debemos. Son un motor que te ayudan a seguir. Son una fortuna. Y eso es invalorable. Nos rescatan todos los días con mínimos gestos, con una sonrisa, con un ‘mami’. El amor te rescata, y hay amor en todos lados.

Además, consultadas en relación a qué cambia a partir del fallecimiento de un hijo, contestaron: «Primero tenes dos opciones: o te quedás o te levantás. Después, uno ve los problemas de otra manera y tiene otras perspectivas, cuenta con otras herramientas. El sufrimiento hace al hombre lúcido y al mundo transparente. Cuando el hombre se conoce a sí mismo, puede ver al mundo. ‘Renacer’ ha hecho que nosotros hayamos querido transitar la muerte y afrontar lo que nos tocaba, con todo lo terrible y con todo lo bueno. Vos podés negar la muerte de un hijo o podés trabajarlo. Lo que tratamos acá es buscar la forma de honrar la muerte de un hijo y una vez que aceptaste y soltaste, pensás que tu hijo está en el mejor lugar del mundo y ahí sos libre. A partir de la muerte de un hijo la vida te da un giro de 360 grados, no mirás las cosas con los mismos ojos, no sentís igual, hay un quiebre en la vida de cada uno. Entonces empezás a percibir cosas, pequeñas cosas que antes no veías o entendías de otra manera».

A modo de cierre dijeron que ‘Renacer’ “es una motivación de saber que podemos hacer algo por otro que llega en la misma forma que llegamos nosotras alguna vez, que vean que hay algo positivo, que se puede. Dar una esperanza”.

“No nos interesa hacer un gueto de esto. No nos interesa ponernos en el lugar de víctimas. Al principio estás muy triste, muy mal pero cuando nos empezamos a parar la esencia de lo que uno era empieza a reaparecer. Porque cuando a uno se le muere un hijo y usa las herramientas en nombre de su hijo, es una porquería, porque no es por su hijo sino por beneficio propio, aparece el lugar de víctima”.

“Podemos mucho, porque si podemos a la muerte de un hijo, podemos mucho. Sí a la vida a pesar de todo. Tiene que haber una transformación interior. Somos muy egoístas y estos nos ayuda a no serlo, nos ayuda a salir de uno”, finalizaron.

‘Renacer Rosario’ se convierte así en un hermoso ejemplo de entrega, de lucha y de amor que hace de la muerte y del peor dolor un acto de bondad, aprendizaje y superación personal. Esas cosas maravillosas que ofrece la vida…