El pasado 31 de agosto el efector de salud Nº 8 del barrio Casiano Casas sufrió el robo de los caños de agua, y en consecuencia, desde ese día, están con atención reducida porque no pueden garantizar la provisión de agua.

Susana Gonzáles, coordinadora y trabajadora social habló con Conclusión y contó la realidad que atraviesan: “En este momento, la problemática más inmediata es la falta de agua. Estamos sin agua desde el 31 de agosto, porque sufrimos el robo de las cañerías de agua de arriba del techo, e intentaron llevarse uno de los tanques de agua”.

“No tenemos cómo garantizar la provisión del agua. No podemos garantizar la higiene, ni de manos, ni de espacio físico, ni de los consultorios. Se intenta sostener una atención mínima, que vamos evaluando semana a semana”, lamentó.

Te puede interesar: LT3 cumple 100 años: del canto de Gardel a la lucha por la permanencia

Luego explicó que, a pesar del inconveniente, desde el centro de salud están garantizando la entrega de medicamentos, la atención del recién nacido, de la embarazada, aquellos que tienen que replicar recetas, anticoncepción, así como la prestación de interrupciones de embarazo. “Todo eso tratamos de sostenerlo, porque entendemos que la comunidad no tiene otro lugar donde poder recurrir”, destacó.

Estamos hablando de un servicio fundamental, como es el agua, ya sea para ir al baño, para lavarse las manos, para todo. Somos alrededor de 22 personas que alternamos durante la semana, no todos venimos los mismos días, ni los mismos horarios, pero somos alrededor de 22 personas diariamente que trabajamos en el Efector”, dijo indignada.

Por último, destacó que “es un efector que brinda servicio a casi 10.000 personas. O sea que la circulación de gente es permanente, de hecho, hacemos ecografías para 6 centros de salud de la zona norte, así que se están perdiendo alrededor de 120, 150 ecografías por semana”.

Por su parte, Raquel, una de las enfermeras dijo que «el horario es de 10 a 15, no tuvimos muchas alternativas, ni respuestas así que hacemos lo que podemos. También tuvimos que restringir las prácticas y hacer lo que podemos con los cuidados máximos».

«Si vienen de urgencia no podemos atenderlos, no nos queda más alternativas que derivarlos a otro lugar», manifestó preocupada.

En tanto que Fabián, del área administrativa, dijo que también están sin gas ni teléfono. «Mandamos notas a los directivos, y ya vamos por los 30 días y seguimos sin respuestas», lamentó.

«Así la atención está muy complicada porque no contamos con un servicio básico, hacemos lo que podemos y damos la cara. Algunos vecinos están muy enojados y otros nos entienden», cerró.