A 43 años de la Noche de los Lápices, hecho icónico para los estudiantes de nuestra ciudad, y en conmemoración de los 50 años del Rosariazo, diferentes organizaciones estudiantiles y sociales marcharon en Rosario.

La marcha fue convocada por la Federación de Estudiantes Secundarios de Rosario (FESeR) y la Federación Universitaria Rosario (FUR).

La concentración tuvo lugar en la Plaza San Martín a las 16.30, donde hubo intervenciones artísticas. Desde allí los manifestantes marcharon hacia el Monumento a la Bandera donde se leyó un documento y después se realizó un festival con las presentaciones de la Banda Maestra, intervenciones de Centros Culturales, entre ellos el de la escuela Nigelia Soria. El evento finalizó con la presentación de la banda de rap ACRU Band.

La manifestación, si bien estuvo organizada por las dos agrupaciones estudiantiles, fue acompañada por otras 28 organizaciones que adhirieron a la misma, entre ellas centros de estudiantes, sindicatos y organizaciones de derechos humanos, trabajadores de diversas ramas de la producción y organizaciones sociales y de base.

En consonancia con esta convocatoria, el poder ejecutivo municipal decretó la gratuidad del boleto de colectivo entre las 15.30 y las 22 para facilitar a todo aquel que desee unirse a la marcha.

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Sebastián Giufre, integrante de la Federación Secundarios Rosario (Feser), señaló a Conclusión: “La sensación que tenemos hoy en día es la misma que tenemos cada 16 de septiembre, esto es salir a las calles, recordar y exigir memoria, verdad y justicia por los 30 mil compañeros desaparecidos”.

Malena Martínez, también de Feser, indicó que “los paralelismos” entre ese momento y el actual “son muy grandes”. “Se entiende que la necesidad que ellos encarnaban todos los días, la estamos haciendo nosotros desde hoy, porque no somos personas que tenemos independencia económica. Y las mismas condiciones políticas no nos permiten mejorar. Nosotros estamos luchando por las ESI, la escuela media está luchando por la ciudadanía universitaria, por las condiciones edilicias”, enfatizó.

Por su parte, en diálogo con Conclusión, el secretario general de Amsafe Gustavo Teres remarcó sobre la Noche de los Lápices que “fue una juventud capaz de dar la vida por sus ideales y en todo caso interpela y cuestiona a una dictadura que produjo como ellos, muchísimos hechos de barbarie, que claramente atacaron a todos los sectores de la sociedad pero que la juventud fue la principal víctima para intentar silenciar un proyecto de emancipacion social, de cambio social, no era solo la reivindicación del medio boleto”.

Y analizó: “Ser joven siempre fue un delito. En todo caso hoy lo hacen desde la portación de cara, desde el color de la piel, o del no respeto a las identidades”.

 

“Hoy como movimiento obrero, creemos que hay varios caminos que se van a bifurcar, ahí no abandonaron la calle. Había dirigentes gremiales burocráticos y otros que apostaban a los cuerpos de delegados. Hoy los sindicatos tenemos que estar de lado de los que pelean por la emergencia alimentaria, tenemos que estar de lado de los que plantean la lucha paritaria y tenemos que estar de lado antes de diciembre y después de diciembre para oponernos a cualquier intento de reforma laboral o cualquier intento de reforma previsonal”, destacó.

“Nosotros a lo largo de la historia tomamos la consigna ‘obreros y estudiantes, unidos y adelante’. Es lo que queremos seguir sosteniendo. En esa unidad ha estado la parte más dinámica para construir alternativas para nuestro pueblo”, consideró Teres.

 

La Noche

La noche del 16 de septiembre de 1976 se produjo un operativo militar en el que efectivos de la Policía bonaerense y del Ejército irrumpió en las casas de diez estudiantes de la Unión de

Estudiantes Secundarios (UES) de La Plata que habían organizado una manifestación en reclamo por el boleto estudiantil secundario en la ciudad de La Plata.

El operativo, que estuvo comandado por Ramón Camps y Miguel Etchecolatz. De esos jóvenes, sólo cuatro, Gustavo Calotti, Pablo Díaz, Patricia Miranda y Emilce Moler, lograron sobrevivir, mientras que los restantes seis continúan desaparecidos: María Claudia Falcone, María Clara Ciochini, Horacio Ungaro, Claudio de Acha, Daniel Racero y Francisco Muntaner.