Por Alejandro Maidana

El plástico es omnipresente. Podemos encontrarlo en los envases de los productos, incluso como ingrediente en los cosméticos, en el textil de la ropa, en materiales de construcción, juguetes y en multitud de utensilios y objetos.

Las cifras actuales son alarmantes: para el 2050 se estima que podría haber más plásticos que peces en los océanos.  Según la ONU, se estima que globalmente se arrojan al mar 13 millones de toneladas de plástico cada año, lo que equivale a un camión de basura que vacía una carga completa en el océano cada minuto.

Los océanos cubren más del 70% de la superficie de la Tierra y producen aproximadamente el 50% del oxígeno que respiramos. A su vez son reguladores del clima en el mundo, tanto de la temperatura, como absorbiendo gases de efecto invernadero (CO2 principalmente) que los hacen más ácidos. Pero tienen un límite de cuánto pueden absorber y acumular sin que sus condiciones físicas, químicas y biológicas cambien y se vean impactos negativos en sus ecosistemas, y consecuentemente en nosotros.

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En el 2018 se confirmó que las partículas de plásticos ya están en todos lados: en el agua embotellada, en heces humanas, en la fauna, en las costas del río Paraná. Tal es así que Naciones Unidas para el Día Mundial del Ambiente eligió la contaminación por plásticos como el tema central a trabajar, y una fundación española acuñó la palabra “microplásticos” como la palabra del año.

Ordenanzas que no se cumplen 

Ante el preocupante escenario actual, distintas organizaciones ambientales y estados, siguen adelante con su campaña de concientización y redacción de ordenanzas que puedan transformar los días de un planeta en crisis. Por ello, enmarcados en el Día Mundial sin Sorbetes, desde Más Río Menos Basura recordaron la vigencia de la ordenanza 10.158 que prohíbe los sorbetes plásticos descartables, e insistieron a la Municipalidad de Rosario la necesidad de realizar controles para lograr su cumplimiento. A más de dos años de la sanción de la ordenanza, si bien hubo avances, aún se evidencia en muchos lugares de la ciudad el uso de sorbetes descartables.

El no cumplimiento de esta ordenanza se observa incluso en lugares de asistencia masiva tales como los principales shoppings de la ciudad, o en lo que fue la Feria de las Colectividades de fin del año pasado. Notamos muy poca acción por parte de la Municipalidad a la hora de buscar mecanismos para que se cumpla esta ordenanza, así como otras referidas a la reducción de otros plásticos de un solo uso”, expresaron desde Más Río Menos Basura. La ordenanza 10.158, sancionada en diciembre de 2020 prohíbe en su artículo 1 “el expendio de sorbetes plásticos de un sólo uso en los comercios habilitados de la ciudad de Rosario”. Luego en 2021 se aprobaron otras ordenanzas que buscan fomentar la venta a granel en recipientes reutilizables, que prohíben los vasos plásticos en heladerías, y los envoltorios innecesarios en frutas y verduras.

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Desde Más Río Menos Basura vienen haciendo distintas acciones para promover el cumplimiento de estas normativas, tal como darles difusión, relevar qué sucede en los comercios involucrados y acercar información y consultar a las autoridades municipales. A su vez está pendiente en el Concejo Municipal la discusión de normativas más amplias e integrales.

La crisis de contaminación por plásticos ha llegado demasiado lejos. El consenso científico indica que estamos expuestos a partículas de plástico a través de lo que comemos, tomamos y respiramos, y se está intentando comprender los impactos en la salud de esta realidad. Mientras tanto, los gobiernos del mundo están comenzando a discutir un Tratado Global sobre Plásticos que ponga fin a la contaminación.

Las organizaciones sostienen que es mucho lo que se puede hacer a nivel local y reclaman un mayor compromiso del gobierno a la hora de aplicar las normativas existentes, así como de los actores comerciales que deben aplicarlas y que incluso pueden ir más allá intentando reducir al máximo el uso de plásticos y otros elementos de un solo uso. Organizaciones de la ciudad vienen trabajando en iniciativas como Graneleando y la campaña de reutilización de frascos Vienen y Van, que buscan instalar otros hábitos de consumo, más sustentables y con el potencial de amplificarse.