Pane Marucco, una rosarina que se disponía a divertirse con amigos el viernes pasado, sufrió un hecho de discriminación en el ingreso del bar Crema Lounge cuando, al intentar ingresar, el responsable de seguridad le avisó a sus amigos que ella no podía pasar por, presuntamente, usar pantalones cortos.

La joven, al recibir la negativa, se quedó un momento en la puerta observando quién podía ingresar y quién no, cuando se percató de que la mayoría de las personas que entraban al reducto de Tucumán y Balcarce estaban vestidas con atuendos de verano, propio de una noche calurosa, pero también, una pareja de amigos «no hegemónicos» recibieron el rechazo al querer ingresar al lugar, por lo que Marucco entendió que fueron discriminados por su apariencia física.

En Rosario existe una ordenanza 6321 sancionada en el año 1996 por el Concejo Municipal en donde se «reconoce y garantiza el derecho a ser diferente, no admitiéndose discriminaciones que tiendan a la segregación, exclusión, restricción o menoscabo por razones o con pretexto de raza, etnia, género, orientación sexual, identidad de género, edad, religión, ideología, opinión, nacionalidad, caracteres físicos, condición psicofísica, social, económica o cualquier circunstancia que implique distinción».

En relación a esto, Conclusión le consultó a la mujer sobre cómo había sido la situación que ella consideró como un acto de discriminación: «Estaba con un amigo tomando algo en un bar y otro amigo nos llama para que vayamos a Crema Lounge, no era tarde, eran las 11 de la noche, tomamos un taxi y nos fuimos hasta el lugar, mis amigos estaban afuera haciendo fila. Ahí automáticamente el loco que estaba en la puerta les dijo pasen todos pero ella no pasa».

Marucco preguntó el porqué de la negativa a su ingreso, a lo que le dijeron que no podía pasar «porque estaba en bermuda. Yo empecé a mirar alrededor y todos estaban de bermuda y remera mangas cortas, hacía mucho calor. Un amigo le pregunta qué tenía que ver y le dieron una respuesta muy ridícula que fue porque se puede cortar con los vidrios. No entendíamos la respuesta. Mi amigo insiste y le vuelve a preguntar y, como buscando un cómplice, le dice a mi amigo vos sabes muy bien que ella no puede entrar».

La joven se quedó esperando un poco más a ver qué pasaba. «Vino una pareja de chicos que eran gordos y rebotaron también. Básicamente, me quedé esperando, vi lo que pasaba realmente y me fui mi casa», amplió.

La fotógrafa rosarina recordó que su «adolescencia no fue fácil, me discriminaban mucho por mi fisionomía, o por mi cuerpo, porque era muy flaca, o era machona, o usaba ropa grande. Yo he hecho fila en boliches con los hombres para pasar desapercibida. Yo la pase re mal. Por suerte tuve contención de mi familia y del psicólogo, por lo que entendí que no era mi culpa. Pero hay gente que no tiene esa contención y le hace mal a la cabeza. Es muy violento que te digan pasan todos tus amigos pero vos no. Cuando yo comienzo a subir esto a las redes me empiezan a llegar muchos mensajes de gente a la que le ha pasado lo mismo ahí, o en diferentes lugares que comparten el dueño. Ellos tienen una manera de pensar que no coincide con esta época. Yo quiero que todo el mundo se entere porque estos lugares se tienen que terminar».

Después de lo sucedido este último viernes en Crema Lounge, Marucco está determinada a que esos actos de discriminación no vuelvan a suceder: «Espero que se viralice, que haya una condena social y que la gente entienda que a esos lugares no hay que ir. No porque me haya pasado a mí, pero le va a pasar a mucha gente que le va a arruinar la cabeza y le va a hacer mal. En términos legales, a ellos ya les va a llegar lo que les tenga que llegar».