El municipo registró un importante aumento del número de pacientes que se sumaron al sistema de salud público como consecuencia de la crisis económica.

En el último año, cerca de diez mil grupos familiares (unas 40 mil personas) abrieron historias clínicas en centro de salud y hospitales públicos. De esas familias, aproximadamente la mitad acudió a la prestación pública por pérdida de empleo.

Entre el 50 y el 60% de quienes se incorporaron lo hicieron por la pérdida del trabajo. El porcentaje restante responde a personas que cuentan con obra social o prepaga acuden al sector público en busca de prestaciones como análisis o medicamentos, en especial los que tienen que ver con enfermedades crónicas.

El secretario de Salud municipal, Leonardo Caruana, comentó a Conclusión que “cuando uno pierde el trabajo está propenso a mayores problemas de salud. Y se da una situación de vulnerabilidad. Hay mayor conflictividad social e intrafamiliar. Esto hace que las enfermedades aumenten y haya más consultas”.

“Cuando uno está mal también es propenso a que las enfermades crónicas se descompensen”, agregó Caruana.

Sobre la forma de hacer frente a este aumento de la demanda, Caruana detalló que “trabajamos en articulación con el Gobierno de la provincia. Además debieron pedir ampliación del presupuesto al Concejo y priorizar la asistencia antes que algunas obras.

Por otra parte, cuestionó al Gobierno nacional por no atender a “responsabilidades indelegables de ellos”. “Tuvimos un año con irregularidad en el suministro de insumos”, remarcó.

En cuanto a la cantidad de profesionales con los que se enfrente la situación, el funcionario manifestó que “hemos optimizado los recursos que tenemos, optimizamos el tema guardias para sostener la cobertura. Hoy somos un número importante de trabajadores y estamos valorando cómo vamos a funcionar en 2019”.