La falta de agua, en cualquier circunstancia, es una situación terrible para cualquier ser humano, pero en determinado contexto adquiere una relevancia aún mayor. En ese sentido, cuando se combinan calor, humedad, presencia de mosquitos, falta de obras de infraestructura y crisis económica, el combo es letal. Esa cuadro lamentable padecen los vecinos de barrio Godoy y Cabin 9 en Rosario, que nuevamente se volcaron a las calles para ponerle voz a sus reclamos, en una situación que se volvió insostenible. 

La medida fue adoptada espontáneamente por los ciudadanos este viernes por la tarde, en la esquina de Uruguay y Avenida de Las Palmeras, que se congregaron para hacer oír sus demandas, aunque la última novedad del cese de un servicio esencial para el desarrollo fue la gota que rebalsó el vaso. Se agotó el escaso suministro que aportaba una bomba, quedando un parte importante de la zona totalmente desprotegida, olvidada por las autoridades, como si se tratara de otra ciudad, la que no quieren mostrar ni que se vea.

Al respecto, en diálogo con Conclusión, Sabrina, vecina del lugar, comentó que «hace dos meses venimos con esto, no da para más. Hay muchas familias con chicos, personas mayores, que están imposibilitados de hacer un recorrido largo hacia otro sitio para traer algo, es injusto».

 

«Juntamos firmas para elevar el pedido a Aguas Santafesinas, quien nos recomendó hacer ese paso, y dijeron que la Empresa no quiere invertir plata, para todo el resto depende de lo que autorice el Municipio. El intendente Javkin vino al dispensario y prometió soluciones, pero ahora está ausente y sin concretar las promesas», añadió.

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«Parece como si fuera otra ciudad, no entran las ambulancias a la zona, los taxis ni se cercan, la seguridad pasa de largo. Es muy complicado así, un cuadro desesperante. Las respuestas tienen que venir de parte de los políticos, que son los que vienen en campaña para buscar los votos, pero luego se borran».

«Nos bañamos con agua de los bidones, vamos a buscar a una zanja con bichos para lavar los platos y demás tareas, todo para sobrevivir, cuando se trata de algo que le corresponde a todo ser humano, es indigno, inhumano y vergonzoso», concluyó.

Este panorama refleja la total ausencia del Estado, en todos sus niveles, para con un derecho básico, que debería estar al acceso de todos, sin distinciones. Sin agua no se vive, simple. Resulta llamativo e insólito que, todavía en los tiempos que corren, se tenga que estar hablando de complejidades como esta, en un escenario de total incertidumbre por el rumbo del país, que tiene recursos de sobra para abastecer a la población en su conjunto, pero las prioridades pasan por otro lado. El fracaso de la política en general en los últimos años se explica a partir de realidades como la mencionada.