Por Alejandro Maidana

En nuestro país, si existe un medio de locomoción que atraviesa los sentires de grandes y pequeños, sin duda alguna es el tren. Amigable tanto con el ambiente como con el bolsillo popular, este portentoso gusano de las vías se sigue erigiendo como el transporte más seguro y accesible para la enorme mayoría de argentinas y argentinos que hoy se encuentran fuera del sistema turístico.

La sustentabilidad y sostenibilidad que se desprende del tren, hacen que éste sea considerado el transporte ideal en aquellos países considerados del primer mundo. Uniendo ciudades, distritos y países, resulta incomprensible como los distintos gobiernos neoliberales desguazaron no solo la actividad ferroviaria, sino también, centenares de pueblos y ciudades que encontraban en las redes ferroviarias el ariete para su prosperidad.

Mientras que, en 1947, la red ferroviaria total era de 47 000 kilómetros de longitud, hoy se calcula que ha quedado reducida a solo 18.000 kilómetros operativos, de los cuales unos 4.000 son para pasajeros y el resto para mercancía. Es preciso destacar que la provincia de Santa Fe es la única provincia que no cuenta con un tren de pasajeros que circule por sus arterias, como si lo hace aquel que traslada commodities, ecuación que resulta inadmisible.

En la ciudad de Pérez, se ha generado una situación que interpela en profundidad al sector político en toda su amplitud y particularidad. Lo que comenzó a construirse en 1911 para terminar siendo una vital realidad en 1915, el 4 de agosto de 2017 y de manera intempestiva, cerraría sus puertas bajo el nombre de Talleres Ferroviarios RIORO S.A. Fue en ese preciso momento que la humanidad de aquellos que se organizaron para soportar los embates de las políticas privatistas del menemato, volvería a ser violentada de una manera artera.

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Los trabajadores, hasta el día de la fecha, desconocen los motivos que empujaron a Gabriel Romero, un chatarrero devenido en empresario que desembarcó en las instalaciones en 2008, a ponerle fin a la actividad de los talleres ferroviarios. Reparaciones de locomotoras y coches entre otros trabajos, eran los que se realizaban en el lugar, por ello es imposible que no resulte irrisorio que se hable, proyecte y propagandice un tren de cercanía, sin que el mismo cuente con el lugar encargado del mantenimiento de las máquinas. Es muy difícil imaginar los corredores Rosario-Casilda y Rosario-Cañada  de Gómez sin un taller que aliste y repare un coche o una locomotora.

Dos ex trabajadores que no bajan los brazos, como buenos ferroviarios

“Desde que se cerró el taller el 4 de agosto de 2017 no dejamos un día de luchar por su reapertura”, comentan Diego Bordón y Fabián Laffont una y otra vez en lo que fue una  extensa charla con Conclusión. Un camino insistente que lleva como bandera el amor ferroviario, ese que se contagia de generación en generación y que pese a todo, sigue gozando de muy buena salud.

«Ramal que para, ramal que cierra», una frase transformada en estigma, los 90 y sus políticas neoliberales que llevaron a la actividad ferroviaria junto a centenares de pueblos y ciudad al cadalso. “Nosotros anteriormente nos habíamos conformado como cooperativa en 1993, después del desguace privatista de Carlos Saúl Menem, allí confluimos 180 trabajadores ferroviarios. Si bien siempre se trabajó con altibajos, algo propio de este país, nos mantuvimos durante 16 años hasta que el 2 de diciembre de 2008 desembarcó Gabriel Romero, un empresario socio de los gobiernos de turno, corrupto arrepentido, que compró el taller por 1.927.000 dólares, claro, incluía 30 hectáreas con máquinas y herramientas”, sentenció Laffont.

Nunca existieron motivos ni respuestas a la hora de argumentar el cierre.

Al día de hoy, esas maquinarias se pueden poner en funcionamiento y brindar la posibilidad de trabajo a centenares de personas, algo por lo se viene insistiendo desde el primer día, existe la confianza que este espacio puede brindarle una oportunidad laboral a muchos pibes que hoy se encuentran fuera del sistema. “Desde que Romero se hizo del taller, debemos decir que bajo el gobierno kirchnerista, tuvimos trabajo y el mismo solía llegar desde Buenos Aires, destacando que este empresario tiene la concesión de Ferrovías. Esta situación generaba que lleguen locomotoras desde Buenos Aires para ser reparadas en el taller, lamentablemente la estabilidad se vio interrumpida en 2017 cuando un día normal de trabajo pretendimos ingresar  al taller y nos encontramos con los portones cerrados”.

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Fue en ese preciso momento que comenzó un verdadero periplo, sería el Ministerio de Trabajo el lugar de reclamo que frecuentarían junto al gremio, hasta que el 4 de agosto de 2017 las puertas de los talleres separarían a las máquinas de los 75 trabajadores. “Nunca existieron motivos ni respuestas a la hora de argumentar el cierre, desde ese preciso momento junto a mi compañero Diego Bordón y el concejal de Pérez Federico Jolly comenzamos nuestra campaña para lograr la reapertura del taller. Nos ayudaron los diputados Carlos del Frade y Luis Rubeo, junto a quién hasta ese entonces era también legisladora, Verónica Benas, quién presentó el proyecto de expropiación. Desde ese momento no paramos un segundo, nos reunimos con distintos sectores políticos con la única idea de lograr la reapertura, logramos la aprobación de esta ley el 29 de noviembre  de 2018, y fue en ese momento que decidimos acercar grupos inversores, interesados existieron muchos, empresas mexicanas, polacas y chinas estaban dispuestas a adquirir el taller por medio de un canon, compra, alquiler o lo que fuese necesario, absorbiendo toda la mano de obra de los trabajadores que habíamos quedado en la calle, sumando gente nueva a la cual podre enseñarles el oficio”.

La idea que se tiene sobre el predio de 30 hectáreas, no es otra cosa que un nuevo emprendimiento inmobiliario.

Para Fabián Laffont y Diego Bordón, comenzaría un extenso y agotador derrotero que los empujaría una y otra vez, hacia distintos laberintos burocráticos y de excusas banas. “Fue en ese momento donde se comenzó a chocar con la corrupción política, ya que la idea que se tiene sobre el predio de 30 hectáreas, no es otra cosa que un nuevo emprendimiento inmobiliario. Esto no es algo que pudimos imaginar, fueron dichos de políticos socialista que se encontraban en la gestión provincial en ese entonces, un <Patio del Mercado> como el que se levantó en la ciudad de Rosario, pero en Pérez. Así fueron pasando los años, entre promesas y puertas que se fueron cerrando. Debe quedar en claro que no vamos a bajar los brazos, ya que el taller ferroviario es una gran posibilidad para abrazar cientos de puestos de trabajo y tener la posibilidad de enseñarles el oficio a jóvenes que hoy no tienen la oportunidad de absolutamente nada”, concluyó Fabián Laffont.

Cuenta Diego Bordón que las empresas que tenían la intención de invertir en los talleres ferroviarios de Pérez,  ya venían trabajando, su idea primaria era fabricar y exportar locomotoras, sumado a energías renovables, la transformación de motores diesel a eléctricos. “Incluso estas empresas habían tenido una reunión con Mónica Fein, quién en ese entonces era la intendenta de Rosario, con la finalidad de reconvertir a todas las unidades de servicios públicos, si bien existió un acuerdo previo, terminó quedando en la nada. A esto habría que sumarle una empresa polaca que pretendía avanzar  con las energías fotovoltaicas, queda claro que no solamente se trata de trabajos ferroviarias, tenemos la chance de abrir el abanico incluso con la mecánica para barcos”.

La mano de obra de ferroviaria tiene que existir, el tren tiene que existir, las rutas están colapsadas de camiones, Santa Fe es la única provincia que no tiene trenes de pasajeros, imaginemos si Buenos Aires se quedase sin los mismos, se pararía el país.

El proyecto de expropiación sigue inerte, lejos de moverse y ser tratado, corre concreto riesgos de perder estado parlamentario. Si bien la necesidad  de contar con un tren de pasajeros que una pueblos y ciudades, generando una sincera reactivación de las economías regionales, debería ser prioridad en las agendas políticas, eso lejos está de materializarse. “Hoy por hoy el proyecto de expropiación quedó cajoneado en senadores, estamos esperando que el mismo no corra la misma suerte que el anterior. De no ser las empresas mencionadas quiénes se hagan cargo del taller, que sea el propio gobierno, somos la provincia que más granos mueve en el país y en este modelo que nos traviesa el ferrocarril es una pieza vital. Existe una realidad que es imposible de esquivar, los viejos «ferrucas» van muriendo, por ello la tristeza de no poder dejar un legado en esta actividad tan cara a los afectos de las y los argentinos, es un hecho concreto. La mano de obra de ferroviaria tiene que existir, el tren tiene que existir, las rutas están colapsadas de camiones, Santa Fe es la única provincia que no tiene trenes de pasajeros, imaginemos si Buenos Aires se quedase sin los mismos, se pararía el país. El tren de cercanía sin un taller mecánico, es solo propaganda política”, expresó Bordón.

Tanto Bordón como Laffont sostienen que están esperando que las máquinas y herramientas que se encuentran en  el taller se arruinen. “Si tienen ese objetivo, sería perder el tiempo, ya que las mismas personas que trabajaron en el taller, están en  condiciones de repararlas. Lo que falta es decisión política e inversión, esto último ya tiene sus actores dispuestos a hacerla. Hay que derrotar al mito de que nada se puede hacer porque es un lugar privado, ya que si se ponen a averiguar sobre cómo se adquirió ese predio, las irregularidades van a brotar de los cuatro costados. Nunca un predio del estado puede ser de un particular, la corrupción es explícita, solo bastaría con repasar el precio vil que se pagó para su adquisición. Si fue tan fácil vender un predio que no se podía vender, estimamos que no será tan difícil recuperarlo para el estado”, concluyeron.