El grupo de quince trabajadores del laboratorio de cosméticos Prunelle logró recibir el número de matrícula 54.366 que los identifica como cooperativa. Con esta identificación, la fábrica puede solicitar subsidios y créditos para poner en orden la infraestructura y personal.

La empresa recibió un mensaje desde Buenos Aires avisándoles que el permiso del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social estaba listo y ya eran cooperativa, de hecho y derecho.

El presidente de la cooperativa, Ramón Arias, en charla con Conclusión y afirmó: “Sentimos una alegría tremenda”. Y agregó: “La lucha fue terrible, el año pasado el dueño de la empresa desapareció de la faz de la tierra, y nosotros (los empleados) quedamos sin trabajo, sin telegrama de despido, con un futuro incierto”.

Ante semejante situación, los trabajadores tomaron la decisión de apropiarse del lugar y se organizaron para realizar guardias, limpieza, mantenimiento y venta de stock.  Esta iniciativa les permitió mantener la fábrica en pie mientras esperaban el reconocimiento de la ley.

“El proceso no fue fácil, cuando tomamos posesión de las instalaciones nos cortaron la luz y colocaron candados en los galpones. Quedamos unos días en la calle, y después sin luz y sin agua”, recordó.

A su vez, el nuevo presidente de la cooperativa agradeció la colaboración de la comunidad de Soldini y un párroco del lugar: “El apoyo de la gente fue muy importante para soportar ese proceso” comentó.

El reconocimiento de cooperativa permite a la fábrica comenzar un nuevo camino, y fundamentalmente ahora sus trabajadores podrán cumplir sus funciones como obreros de fábrica, administrativos y distribuidores.

“Ahora estamos organizando todo y asesorándonos para conseguir los subsidios que nos permitan poner la empresa nuevamente en funcionamiento”, expresó Arias. “Clientes y proveedores nos acompañan y alientan en esta nueva etapa, pero hay mucho por hacer y muchos clientes que recuperar”, concluyó.