El sacerdote Luis Fernando Prieto hace seis años y medio que es rector del Santuario Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás, un lugar emblemático en donde cada año asisten miles de fieles de distintos lugares del país para agradecer y pedir a la Virgen milagrosa que tuvo sus primeras apariciones en los albores de los años 80 a través de Gladys Motta, una mujer oriunda de la región.

La historia de Galdys fue aceptada por la Iglesia Católica: “la virgen la  había elegido como instrumento para comunicar la palabra de Dios”3.

En las horas previas a la llegada de las columnas de fieles a San Nicolás, Conclusión dialogó con el rector del Santuario quien dijo sentir “una gran emoción” cada vez que se lleva a cabo la peregrinación.

“Primero lo viví como seminarista, luego como sacerdote al estar colaborando y ahora como rector. Siempre estas movidas llevan a uno a renovar la fe. Es una enseñanza para uno como sacerdote vivir esta experiencia en que uno recibe, y que nos alimenta y fortalece”, dijo.

El año pasado la peregrinación fue virtual. “Gracias a Dios tocó este sábado un día lindo para salir caminando, aunque la noche puede estar un poco fría”, comentó.

“Esperamos que sea una multitud la que se llegue a dar gracias por todo lo vivido y a pedir”, dijo, y remarcó el tiempo de pandemia que fue difícil para muchos y también sobre “la realidad que nos toca vivir”, “la del país y también la del mundo”.

Al ser consultado acerca de estos encuentros multitudinarios, sobre si dan cuenta de las necesidades de las personas, el sacerdote respondió: “No solamente por el hecho de la peregrinación, sino que todo santuario es un termómetro para medir la realidad. El Santuario de San Nicolás es un Santuario federal, vienen personas de todo el país, y eso permite que sea una mirada para poder ver las vivencias de la gente”.

“Ante todo eso vemos que las personas vienen a pedir fuerzas, ya sea para tratar de sanar por la pérdida de sus seres queridos, pero también a pedir por la realidad social que nos toca vivir”.

En cuanto a la espiritualidad y la fe, Prieto dijo que en las peregrinaciones se ve cómo la gente abre su corazón y que, más allá del cansancio, “observa el rostro de la meta que pudo llegar, superando sus metas y dando gracias a la Virgen”.