Por Paulo Viglierchio

Rosario Central, al igual que en la última presentación por Copa de la Liga, exhibió dos caras en su visita a Brasil para jugar con Atlético Mineiro, por la segunda fecha de Copa Libertadores. Si bien ambas fueron derrotas, a diferencia de otros compromisos en el semestre, la impresión que dejó es otra. Claro está, lo que mandan son los resultados y cuesta más encontrar aspectos positivos cuando toca poner la otra mejilla, pero el conjunto de Miguel Ángel Russo tiene de donde agarrarse, rescatar cosas.

Para este encuentro con ‘El Galo’, a priori el adversario más fuerte del grupo, el Canalla salió a escena con un 4-2-3-1, priorizando primero el aspecto defensivo, cerrar espacios, cortar juego y mostrarse firme abajo, para recién después poder pensar en construir en ataque. Con tamaña calidad de jugadores en los brasileños, capaces de activarse en momentos puntuales y hacerte un desastre, elegir potenciar el orden como equipo era la estrategia indicada.

La tarea fue cumplida un buen tramo de la etapa inicial, porque Carlos Quintana (la figura) y Facundo Mallo estuvieron impasables, juntos lograron anular a Hulk, quien nunca pudo hacer pesar su experiencia y, sobre todo, portento físico para desnivelar. Así, más allá de un zurdazo de afuera que fue desactivado por ‘Fatura’ Broun en dos oportunidades, el 7 blanco y negro no complicó. Pero Mineiro tenía aún más herramientas en Paulinho y los desbordes de Scarpa, una vía por la que logró preocupar. En el medio, Kevin Ortíz luchaba, ganando y perdiendo en esa batalla, mientras ‘Caramelo’ Martínez otorgaba buen pie, pero escasez de ritmo, por lo que el 45 estuvo prácticamente solo en la tarea de contención.

Aun así, a pesar de su poderío, el local jamás arrolló a Central, quien se plantó bien y resistió, sin necesidad de replegarse demasiado ni aspirara a las atajadas milagrosas de Broun, pero careció de peso arriba en la primera mitad, por ende de situaciones, dado que Tobías Cervera tenía complicado conectar con Jaminton Campaz, Ignacio Malcorra y Tomás O’Connor, más preocupados por retroceder y marcar que abocados a elaborar. Igual, al ex Aldosivi le quedó una clarita a partir de un centro por izquierda, en el cual se movió correctamente como delantero centro pero le dio la dirección equivocada. Quizás esa, si le quedaba a un 9 puro, terminaba en gol. Un centro delantero de nivel en estas competiciones es clave, puede marcar la diferencia.

Cuando más tranquilo estaba el Canalla, Mineiro demostró todo su potencial con una gran jugada individual de Hulk, que salió del área al tener poco contacto con la pelota y, con un solo pase, le bastó para limpiar la jugada y encontrar la entrada solitaria de Scarpa por el sector derecho, quien se acomodó en el área y conectó un buen remate de zurda que venció la estirada de Broun, que intentó taparla con su rodilla en vez que tirarse y tratar de sacarla con el brazo. 1 a 0 casi llegando al entretiempo, un golpe duro.

Sin embargo, Central no se resignó en el complemento y salió a vender cara la derrota. Allí se vio la verdadera fortaleza, porque logró sacarle el balón al local, se plantó más arriba, recuperó más y le imprimió mayor velocidad y decisión a las iniciativas. Creció la influencia de Campaz, O’Connor y Malcorra, que se asociaron más. De hecho, pudo haber alcanzado el empate con otra chance de Cervera, que logró puntear el envío centro rasante del Bicho, pero el arquero Éverson, increíblemente, cuando parecía vencido, logró despejarla al córner con el taco.

Lógicamente, al ir en busca de la igualdad, dejó más espacios en el fondo, allí apareció Fatu para ahogar un par de intentos brasileños, como un par de remates potentes de Paulinho y Scarpa de zurda, pero Mineiro se quedó mucho. Russo entendió a la perfección lo que pedía el encuentro y mandó a la cancha a Lautaro Giaccone y Luca Martínez Dupuy, quienes podían dar otra presencia e imprimirle un sello distinto a los ataques.

El Canalla arrinconaba, estaba cerca, y tuvo su premio con una jugada que incluyó una gran recuperación de Giaccone en salida rival, el ‘Laucha’ trasladó, se metió en el área y cedió para Malcorra, quien entrando en soledad por el medio sacó un lindo zurdazo que se metió en el ángulo de Éverson. Golazo merecido, había hecho méritos para emparejar la historia. Quedaba tiempo todavía, pero la igualdad venía como anillo al dedo.

La ilusión duró poco. Como se dijo más arriba, el local tiene jugadores que pueden activarse en un minuto y torcer cualquier desenlace adverso, está en el ADN de todo brasileño, es parte de su esencia. Así fue. Un par de minutos después del desahogo auriazul, Paulinho recibió en el área, controló con una destreza bárbara, lo que le sirvió para eludir a Mallo, y con un toque rápido, sutil, vulneró la resistencia de Broun. Todo el esfuerzo al tacho.

Central siguió buscando, convencido de que podía llevarse algo, ante un Mineiro que en los minutos finales solo se sacaba de encima el balón, reventándolo lo más lejos posible de su arquero. La paridad volvió a estar al alcance tras un jugadón de Campaz, que se metió en el área a pura gambeta y cedió para Giaccone, quien demoró un segundo más en acomodarse, aun así pudo sacar una media vuelta, el disparo se desvió en el cuerpo de un defensor y se fue al córner, en lo que fue la última oportunidad nítida.

A pesar de que no pudo evitar la caída, por lo hecho en el complemento el Canalla dejó un semblante esperanzador. Con un poco de juego y empuje, logró incomodar a un equipo muy fuerte, en su casa. Sin dudas, si quiere avanzar en la fase de grupos deberá repetir actuaciones como las de la segunda mitad, donde logró que el trámite adquiriera las formas que buscaba imponer. Lejos de haber sido un papelón, murió de pie ante uno de los posibles candidatos a quedarse con el certamen. Ahora, deberá rectificar el rumbo en cuanto a números y tratar de llevarse algo en la visita a Venezuela, que podrían ser tres puntos tranquilamente, tiene con que.