Por José Odisio

Diego Osella pregona una idea de juego basada en el orden, en especial de mitad de cancha hacia atrás. Y una de las claves para cumplir con esa premisa es el doble cinco, un sector neurálgico que en este Newell’s aún no encuentra sus mejores intérpretes.

El DT sabía que llegaba a un equipo golpeado, tirado a la cancha con pocas motivaciones. Pero difícilmente haya imaginado que le iba a costar tanto resolver la fórmula de los volantes centrales. Y la realidad indica que en cuatro partidos en el banco leproso utilizó cuatro parejas distintas, y el quinto no será la excepción.
Decididamente Osella no le encuentra la solución al problema del doble cinco. Primero ensayó con Mateo-Formiliano y no funcionó. Luego sacó al uruguayo del mediocampo y puso a Denis con Pomelo, pero Lanús le demostró que esa dupla tampoco era la indicada.
Frente a Rafaela buscó darle fútbol al doble cinco y utilizó a Mugni con Mateo, pero no hubo grandes cambios. Por eso ante Tigre sacó a ambos y puso a Villalba y Mancini. Pero con el partido en desventaja salió el Mudo y Formica se paró como un cinco más adelantado, algo que por momentos pareció andar.
Ahora llega Aldosivi. Hubo tiempo para trabajar un poco más y habrá una nueva prueba en el medio. Esta vez el técnico apostará por Mancini y Denis, buscando dinámica y corriendo el riesgo de tener menos marca. ¿Funcionará? El partido dará el veredicto, pero sin dudas mientras Osella no logre acomodar ese sector de la cancha, será difícil llevar a cabo su plan.

 

Foto: Marcelo Manera