Por José Odisio

Los violentos siguen de joda y Newell’s pierde, por momentos por goleada. La interna por quedarse con el paravalanchas del Coloso sumó un nuevo capítulo en el Clásico de reserva y una vez más quedó demostrado que para detener a este flagelo no alcanza con discursos políticos y fotos de ocasión.
Ni 750 efectivos pudieron impedir corridas en la popular e incluso que apareciera un arma. Esta vez Newell’s no tuvo que pagar el operativo (en el Banderazo desembolsó 100 mil pesos), la provincia se hizo cargo del costo o sea salió del bolsillo de cada ciudadano. Y el éxito no fue posible, una vez más.
El repudio fue total. Los miles que estaban en la cancha reprobaron a los violentos. Los que lo vieron por TV también. Pero la solución no aparece y el perjudicado es Newell’s.
Y si bien esta puja de poder va más allá del Parque y está más ligado a otros intereses superiores a liderar una tribuna, la situación se desmadró y hoy el miedo se apoderó de todos. Ya hubo un asesinato a plena luz del día en la puerta del Coloso, otros tantos derivados de la misma puja, y una vida social acotada, con miedo a quedar en medio de una pelea de delincuentes que nada tendría n que hacer en el club.
No se puede hacer nada? Los dirigentes leprosos dicen estar amenazados y reclaman apoyo gubernamental y judicial. Los organismos de seguridad creen tener el control del asunto, pero queda demostrado cada día que eso no es real. Y la Justicia no ayuda. Entonces, pierde el hincha genuino, que mira impotente como le roban la pasión.