Por José Odisio

No hay caso. El 2015 aparece como un año traumático para Newell’s y pronosticar una pronta mejoría suena demasiado pretencioso. Es que el equipo de Bernardi presenta una inestabilidad difícil de explicar. Y así cada partido se presenta como una caja de sorpresas donde todo puede suceder. Este sábado era algarabía por una victoria que le daba la posible localía en la Liguilla Pre Sudamericana, pero fue frustración por un empate que le arrebató Lanús en el epílogo para dejar todo como estaba al principio.

Este Newell’s versión Bernardi es un caso raro. Pasa de un partidazo ante Racing a un aburrido viaje a Victoria y un Clásico para el olvido. De una racha positiva de cuatro partidos a un papelón en Mataderos. De no poder levantar las piernas a correr un maratón. Así de inestable, así de incierto. La Lepra no encuentra su lugar. Hay una endeblez en el juego, en lo físico y en lo mental que se refleja en el curso de los partidos. Y entonces se hace difícil aspirar a algo serio.

El cotejo ante Lanús fue un claro ejemplo de este Newell’s inestable. El equipo no jugó mal, pero tampoco jugó bien, ni siquiera mejoró cuando pudo ponerse en ventaja ante un Lanús que mostraba pocos argumentos para molestar a Unsain. Transitó demasiado tiempo por la incertidumbre de un partido chato y cuando encontró el gol del ingresado Scocco, se asustó. Y con poco el Granate le robó un triunfo que parecía consumado. Mateo, merecedor de los aplausos de los hinchas por su entrega, se pasó de rosca y cometió una infracción en la puerta del área para solucionarle a Lanús su problema de falta de ideas para lastimar. Ayala le dio con maestría y aprovechó el hueco que le dio Unsain, demasiado jugado al posible disparo de Velázquez. Y la alegría pasó a ser otra vez desazón.

El año se hizo largo. Las energías no sobran y los parates no parecen ayudar. Queda River para cumplir con el calendario y luego esperar el rival del cruce por la Liguilla. Y ahí intentar salvar el año y obtener el pasaje a la Sudamericana, un premio que parece demasiado para un Newell’s 2015 que pocos recordarán. Pero la chance está y entrar a la Copa mal no vendría para paliar penas. Al fin y al cabo con este equipo todo puede pasar. La suerte está echada, sólo resta saber de qué lado cae la moneda.