Todos hemos tenido algún familiar o amigo con problemas de alcohol o drogas y, en mayor o menor medida, hemos dado consejos sobre cómo hacer para resolverlos, porque hay temas en la vida sobre los que siempre se habla, y entre ellos se encuentran las drogas. Y algunos opinólogos conocen mucho, otros pocos y muchos nada, pero igual se habla, y hablar de algo sin saber pero como si se supiera, es sólo una forma de mentir.

Como en todos los aspectos de la vida, terminaremos referenciándonos en nosotros mismos, y veremos que cuando el problema es nuestro las cosas no se solucionan tan fácilmente. Tal vez no sepamos qué hacer para modificar una situación que nos agobia, pero incompresiblemente nos cuesta mucho trabajo salirnos del marco del problema y pedir ayuda.

Una característica humana frente a los grandes obstáculos es la negación: podemos estar nadando en un mar tumultuoso y naturalizarlo de tal manera que lo incorporamos a la cotidianeidad. Todo el entorno nos grita que estamos en problemas y no sólo no lo oímos; nos alejamos un poco más para no escuchar.

Y de golpe explota la bomba y descubrimos que cuando el trueno estalla es tarde para taparse los oídos. Pero ya estamos ahí, en situaciones incomprensibles desde todo punto de vista, y seguimos negando que en esta casa algo anda mal, y que no está bueno vivir en medio de tanto caos. Y posiblemente nos enojemos, nos deprimamos y hagamos promesas, pero continuamos allí, cercados por el dolor. ¿Qué podemos hacer?

Ninguna solución se puede aplicar a todas las situaciones y no existen recetas mágicas, muchos menos inmediatas, pero de alguna manera es imprescindible romper ese círculo de mutismo y hablar, porque en estos casos el silencio es cómplice.

Hasta podemos suponer que somos los únicos con este drama, pero eso tampoco es verdad porque las adicciones son una epidemia en todo el sentido de la palabra y en el marco de la Salud Pública.

Cuando solos no hemos podido resolverlo debemos asumir que ningún problema se soluciona en el mismo nivel mental en que se ha generado, que es necesario enfocar la cuestión desde otro punto de vista y para ello lo mejor es pedir apoyo.

Posiblemente descubramos que tras ese miedo solo hay fantasmas y que siempre hay alguna manera de salir, sin olvidar que el amor sigue siendo una buena medicina, y que además de ser más barata, mientras exista vida en este planeta estará disponible para nosotros.