Foto: Sur de Rosario. Archivo.

 

Por Daniel Oscar Siñeriz Griffa

No fue para nada feliz la expresión con la que comenzó su campaña política una posible candidata para diputada nacional por nuestra provincia de Santa Fe: “Los pibes hoy sueñan con ser sicarios”.

Supongo que habrá querido llamar la atención sobre una muy triste situación que viven muchos pibes y pibas de nuestros barrios y que, a algunos/as, les resulta tentador el dinero que ofrece la criminalidad por nuestros días. También quiero creer que tendrá otras propuestas más esperanzadoras.

Lo cierto es que, en las condiciones inhumanas en las que nacen y crecen nuestros pibes y pibas, hay lugar no tanto para sueños, sino más bien para pesadillas.

Convocados por un horizonte estrecho que los encierra en un proyecto de solo veinticuatro horas cuanto más, donde la propuesta más interesante es el consumo sin límites y a cualquier precio. Y, en estas condiciones, es muy difícil levantar la cabeza para salir o apoyarla en la almohada para soñar.

La norma más elemental de la Pedagogía señala que en la dinámica educativa podemos propiciar lo mejor y lo peor. Si creemos que una persona puede desarrollar buenas actitudes y la alentamos es muy probable que se puedan conseguir buenos resultados. Y si, de entrada, descalificamos a la persona considerándola incapaz y no hacemos más que desalentarla, también los resultados serán eficaces…y temibles.

Hay muchos ejemplos de personas que fueron alentadas y acompañadas aún desde las situaciones muy negativas, que además lograron creer en sí mismas, y los resultados hablan claramente de sueños cumplidos.

Qué bueno sería que muy pronto nuestros pibes y pibas puedan soñar con una vida digna, buena, plena y feliz; para todos y cada uno, ¡desde ahora y para siempre!