Por Carlos Duclos

Cuando un mal llamado empresario acude a subterfugios, a actos de extorsión mimetizados o vestidos con deslucidos,  aberrantes y repudiables justificativos, impidiendo el desarrollo pleno de la dignidad y los derechos de cualquier ser humano, en este caso trabajador, entonces bien puede decirse que se está en presencia de sojuzgamiento, de esclavitud disimulada, de avasallamiento humillante. Bien es sabido por todos que los empleados mercantiles desde hace años vienen accionando a favor del descanso dominical, con el propósito único, justo, de compartir con sus familias ese día que desde hace milenios fue instituido como “día sagrado”.

Sin embargo, la avidez desenfrenada por el oro de algunos mal llamados empresarios, para quienes el dinero está por sobre la vida del prójimo y sus seres queridos y las instituciones más importantes, como la familia, han determinado acciones que nada tienen que ver con principios éticos, morales y mucho menos sagrados. El único Dios que existe para tales “empresarios” es el becerro de oro, ese que fue adorado al pie del Sinaí por quienes traicionaron a Dios.

En estas últimas horas, delegados de los trabajadores mercantiles están denunciando, con angustia, que muchos trabajadores están siendo anoticiados por parte de grandes supermercados,  de que si el Concejo aprueba el descanso dominical y se pone en práctica la medida, lisa y llanamente serán despedidos. Huele a un verdadero y cuestionable apriete, incluso a los concejales.

Y entre estos empresarios se encuentran los de hipermercados de cadenas internacionales y nacionales, quienes aducen como fundamento las pérdidas económicas que la medida traerá consigo. Falso. En Alemania los comercios permanecen cerrados los domingos y se trata de la principal potencia económica europea. Nadie se ha fundido allí por cerrar los domingos, nadie se ha quedado sin trabajo. Lo mismo sucede en Francia. En París, por ejemplo, sólo tienen autorización para abrir los días domingos la galería comercial Le Carrousel du Louvre; los  Campos Elíseos, Le Maris (rue des Francs Bourgeois), Bercy Village, y determinados comercios pueden solicitar autorización a la Administración para abrir “cinco domingos al año” y por razones justificadas. En Israel, para dar otro ejemplo, ningún comercio abre durante el día de descanso, y los servicios que se prestan son los básicos y fundamentales ¿Se podría decir que se trata de un país en retroceso económico? Todo lo contrario.

Se ha pretendido argumentar, asimismo,  que la medida afectará, además, al turismo en la ciudad de Rosario, y trata  (sólo trata) de ser una justificación disparatada, porque nadie viaja a una ciudad sólo para compras. Debe de tenerse en cuenta, por lo demás, que la reglamentación para cerrar los domingos rige sólo para comercios cuya superficie supera los 1.200 metros cuadrados y, como consecuencia, la medida beneficiará a los pequeños y medianos comerciantes, esos que con la llegada de las grandes cadenas vieron ostensiblemente resentidas sus economías y  finanzas y muchos trabajadores, eso sí, se vieron afectados. Es por eso que el vicepresidente de Came, Elías Soso, ha dicho de manera contundente: «Nuestra entidad, con la firma de su presidente Osvaldo Fornide, ha emitido un documento donde 1.500 entidades de todo el país que nosotros representamos, adhirieron al cierre de los domingos».

En torno del derecho del domingo como día dedicado a la familia, al descanso en un día común a todos los integrantes del grupo familiar, se ha dicho mucho por parte de quienes se oponen, y los argumentos son proverbialmente endebles. Hay ausencia de voluntad, pero sobre todo excesivo amor al oro que hace del ser humano un minúsculo vasallo, una descartable herramienta. No es nada más que eso.