Por David Narciso

Por primera vez desde que gobierna la ciudad, el socialismo cederá el primer lugar de la lista de concejales a un candidato que no es del partido. Tras meses de intenso debate interno, se consensuó que Pablo Javkin ocupe la cabeza de la boleta, acompañado por la concejala Veronica Irízar en segundo lugar.

La decisión tiene una relevancia enorme en la ciudad e indirectamente irradia sobre la política provincial si se tiene en cuenta que Rosario es el bastión electoral que le permitió al Frente Progresista destronar al peronismo de la Gobernación en 2007 y renovar en dos oportunidades.

El político precoz

Javkin se desempeña al frente de la Secretaría General de la Municipalidad. Político precoz surgido de las canteras universitarias de Franja Morada (presidió la FUR y la FUA), ya en los tiempos de Alfonsín tenía trato cercano con los principales dirigentes partidarios y del gobierno.

Como muchos radicales, tras el desastre de De la Rúa y la crisis de 2001 renunció a la UCR. Recaló en el naciente ARI junto con Elisa Carrió, con quien hoy está enfrentado a pesar de que en los papeles comparte la Coalición Cívica. Como antiguo aliado del socialismo, su conexión más estrecha tanto en términos humanos como políticos siempre fue con Hermes Binner.

Se desempeñó en distintos cargos legislativos hasta 2015, cuando renunció a la diputación nacional para asumir en el gabinete de Mónica Fein. El profundo alcance territorial de la Secretaría General (coordina los seis distritos de la ciudad) le permitió incorporar “una perspectiva diferente de los problemas” que no le dieron ni la militancia universitaria ni el Poder Legislativo. En las próximas elecciones se verá si la gestión le sumó nivel de conocimiento en sectores medio-bajos y bajos.

El gobernador Lifschitz y la intendenta Fein son los principales promotores de su candidatura como parte de una estrategia de renovación generacional y de caras. La comprensión de que es necesaria esa renovación está afianzada dentro de las filas partidarias, pero que la cara nueva tenga que serla de un extrapartidario resulta más difícil de procesar.

Es que la aceptación de Javkin como primer candidato tiene consecuencias más profundas. Significa reconocer que si le fuera bien en este turno electoral, automáticamente su figura se proyectará para la intendencia en 2019.

De ahí el tiempo que demandó el debate interno. No es fácil para un partido, y menos para uno como el socialista, poner su estructura y años de capital político acumulado al servicio de un candidato que no es propio.

Una de las posiciones más escuchada era que la candidatura se dirima en primarias, a lo que Javkin avisó de antemano que antes que enfrentar en soledad la estructura partidaria y del gobierno optaría por competir por afuera.

“Más allá de nuestras dudas, le reconocemos a Miguel (Lifschitz) y Mónica (Fein), por la responsabilidad institucional que tienen, legitimidad para impulsar esta propuesta”, explicó un dirigente que participó de la decisión.

Signo de apertura

En este punto es donde surgen las dudas propias de toda alianza política. Hay socialistas que temen por el nivel de compromiso de Javkin con el “proyecto en la ciudad”.

A su vez, el candidato pide espacio para participar de las decisiones de campaña. Está convencido que hay que “contar más y mejor lo que se está haciendo” en el segundo mandato de Fein, que a su entender supera largamente al primero.

Como sea, se trata de un giro enorme y un signo de apertura que sorprenderá a propios y extraños. Hasta ayer, políticos que han jugado partidos en todas las circunstancias recordaban que el socialismo jamás cedió el liderazgo de una lista y apostaban que tampoco lo haría esta vez.

¿Qué cambió? Así de hondo caló el mensaje de las urnas en 2015, cuando una inexperta y desconocida Ana Laura Martínez en nombre del PRO estuvo a punto de quedarse con la Intendencia.

Las caras de la renovación

Si bien la elección será de concejales, el oficialismo hará eje en la fórmula Javkin-Irízar. Ambos representan la renovación generacional de la línea Binner-Bonfatti-Lifschitz-Giustiniani-Fein.

Javkin encarna la oxigenación política que el socialismo por sí solo no puedeofrecerle a los rosarinos;Irízarrepresenta la herencia de un proyecto transformador que, más allá de aciertos, errores y el cansancio provocado por tres décadas de ejercicio ininterrumpido del poder, siempre tuvo acompañamiento electoral.

Irízar irá por la renovación de la banca de concejal. Surgida de los equipos que formó Ángel Sciara con estudiantes y graduados de Ciencias Económicas, es un nombre de consenso entre distintas corrientes internas. Creció en la administración socialista como cuadro técnico y manejó las cuentas de la ciudad entre 2012 y 2015. Ese año recaló en el Concejo Municipal junto con Horacio Ghirardi y Enrique Estévez Boero, los tres con un mandato excluyente: levantar el perfil político del debilitado bloque oficialista.

En definitiva, la dupla sintetiza la apuesta del Frente Progresista por restaurar el vínculo con la gente que hace dos años evidenció contundentes signos de desgaste y malhumor social.

Lo que viene

Tomada la decisión más difícil para los socialistas, ahora sigue una segunda etapa destinada a ordenar el tablero del Frente Progresista en la ciudad.

Debajo de Javkin e Irízar tiene chances de ocupar un lugar el grupo radical de la Universidad Nacional de Rosario que se referencia en la concejala María Eugenia Schmuck (el candidato será Sebastián Chale).

También habría un casillero reservado para un extrapartidario. Esta última posibilidad tiene como objetivo dar representación al arco de organizaciones sociales, empresarias y sindicales que coordinan con el Frente Progresista en oposición a las políticas del gobierno nacional.

Si algo está claro es que una única lista oficial no puede contener a todas las islas que conforman el oficialismo, en especial del radicalismo. En ese contexto, es probable que la presidenta del Concejo Municipal, Daniela León, y el actual concejal del MAR, Martín Rosúa, busquen la reelección por cuenta propia, es decir por afuera del Frente Progresista y de Cambiemos.

El socialismo y Javkin no ven mal esta salida. Ya se dijo que no hay lugares para todos, y a la vez especulan que esos radicales sueltos le saquen más votos al PRO que al Frente.

Como sea, el resto del tablero electoral del Frente Progresista en Rosario estará atado a cómo evolucionen las negociaciones para el armado de las listas de diputados nacionales. El socialismo tiene un objetivo excluyente: evitar la penetración de la ola amarilla en territorio santafesino. Por eso comenzó por ordenar su casa.