Por Alexander Dugin

Hoy hablaremos de la psicología, o, mejor dicho, si Rusia necesita crear su propia escuela de psicología y psicoanálisis.

No se trata de una pregunta banal. Durante el encierro he impartido unas 40 conferencias sobre los Fundamentos de la Psicología y he analizado los principios, enfoques y teorías de esta ciencia. Se puede acceder a esos cursos en paideuma.tv. Habiéndome sumergido en este tema fui capaz de comprender los principios de esta ciencia y puedo afirmar que nació tardíamente, más o menos a finales del siglo XVIII. El problema subyace en que en esta época se dejó de creer en la existencia del alma humana.

“Psique” o “psyche” en griego significa “alma”. Pero, ¿qué estudia la “ciencia del alma”, la “psicología” si el alma no existe porque se considera que es una reliquia que pertenece al reino de los mitos no científicos o los prejuicios arcaicos?

Este es el meollo del asunto: la psicología no estudia el alma, sino lo que queda después de que ha sido abolida o destruida… A eso se le denomina como “psique”, es decir, nada más que procesos internos que las personas experimentan frente al mundo corpóreo exterior, pero que igualmente desaparecen cuando muere el cuerpo y por lo tanto no hacen parte – a diferencia del alma – de una realidad inmaterial independiente.

La existencia o no del alma es un tema filosófico o religioso, en cambio la psicología parte de la premisa de que no existe el alma. Por supuesto, es una afirmación que puede ser matizada, pero la psicología dejaría de ser una ciencia moderna y, en concreto, una ciencia nacida de la Modernidad europea occidental, sino sostiene tal premisa. Por lo tanto, el psicólogo parte de la afirmación de que no existe el alma.

Se puede decir que existen dos grandes escuelas dentro de esta ciencia. Una de ellas es el materialismo psicológico radical que reduce todos los procesos mentales a impulsos corporales, físicos y biológicos. Tal escuela considera que el hombre es un animal o un autómata y que la psique es producto de reacciones externas. ¿Eso es todo? Sí, eso es todo. El hombre no es otra cosa que un modelo más complejo que el perro de Pavlov o una versión imperfecta de la futura Inteligencia Artificial. Estas ideas fueron promocionadas por la psiquiatría soviética debido a que sus puntos de vista materialistas se ajustaban perfectamente a la ideología imperante. No obstante, los conductistas y cognitivistas tienen ideas muy similares.

Siendo francos, los rusos no necesitan tal clase de psicología. No es otra cosa que charlatanería sin fundamento que busca apuntalar un orden político e ideológico, no importa si este orden es comunista o liberal. El hombre es privado de su alma y finalmente su autonomía interna y mental es reducida al mínimo. No solo el hombre ya no es un sujeto, sino que incluso es reducido a un mero objeto material, Podemos desechar sin remordimiento la ciencia psicológica ya que la inmensa mayoría de los psicólogos contemporáneos provienen de la escuela soviética (lo que de por sí descredita sus ideas) o han sido influidos por las teorías cognitivistas liberales que aparecieron en las últimas décadas.

No obstante, existe otra escuela de psicología, una que reconoce la existencia de algo parecido al alma y que considera que la vida interior posee una independencia casi total de la realidad exterior. Podemos llamarla como una terapia del Dasein o antropología psicológica. Es una alternativa bastante interesante. También podemos hablar del muy conocido psicoanálisis. Esta corriente, que tienen pensamientos, diagnósticos o análisis muy divergentes, coinciden en que psique o el subconsciente y el inconsciente son zonas independientes del ser. Al menos en teoría. Por supuesto, son modelos mucho mejores si los comparamos con la máquina de Gellmholtz, el perro de Pavlov o la psicología cibernética.

Sin embargo, tal escuela tiene sus límites, pues tampoco reconoce la existencia del alma. Por lo que podemos preguntarnos: ¿estamos de acuerdo con decir que no existe el alma? Todas las escuelas psicológicas parten de ese principio.

Por lo que solo existe una opción: crear una escuela psicológica diferentes, rusa, una psicología ortodoxa que parta de la idea de que existe el alma.

Es un problema que debemos resolver y es de verdad muy complicado. Para resolverlo no basta ser un psicólogo que practica la ortodoxia o ser un patriota ruso, y Dios sabrá que más… Todo lo anterior es importante, pero no resuelve el problema de fondo. Todas las escuelas psicológicas que existen, de un modo u otro, se basan en la negación del alma y parten de tal axioma. Por lo tanto, será necesario hacer grandes esfuerzos a la hora de desmitificar este campo conceptual. Y sólo entonces podremos pasar a la práctica. La psicología debe ser la ciencia del alma que estudie su poder, sus horizontes y soberanía… El alma es dueña de la ciudad, y la ciudad es el cuerpo y el mundo exterior. Se trata de un alma que está de pie y no cae, anima stante et non cadente.