El «Gran Debate Nacional» logró desviar la atención de los franceses del grave ‎problema de desindustrialización que habían planteado los Chalecos Amarillos, estima ‎Thierry Meyssan.

En el siguiente vídeo, publicado por DDLA, se puede ver lo que no quieren que veamos a través los medios de comunicación por temor a réplicas en otros países. El pueblo Francés no le teme al gobierno de Macron (títere de la Familia Rothschild). Esta fue la 18ª jornada de protestas en toda Francia. ¿Será este el principio del fin del sistema sionista actual?

El «Gran Debate Nacional» logró desviar la atención de los franceses del grave ‎problema de desindustrialización que habían planteado los Chalecos Amarillos, estima ‎Thierry Meyssan. Por muy interesantes que puedan parecer, las problemáticas que ‎se discutieron durante esa gran sesión de parloteo son absolutamente secundarias dado ‎el prodigioso retraso económico acumulado por la Unión Europea en relación con los ‎países miembros de la Organización de Cooperación de Shanghai.

Los franceses han tomado conciencia del hecho que la mediana burguesía se ha visto desclasada, ‎obligada a abandonar las ciudades y relegada a la «periferia urbana». Pero siguen sin asimilar la ‎rápida desaparición de la clase media en Occidente y su repentina aparición en Asia. ‎Por consiguiente, no han entendido todavía que los males que los afectan son resultado del ‎éxito de los actores capitalistas que han logrado deshacerse de las reglas políticas, así que siguen ‎considerando responsables a los súper ricos y no a los políticos que han venido eliminando las reglas que ‎los súper ricos tenían que respetar en el pasado. ‎

Las reformas resultan siempre menos dolorosas que las revoluciones. Y en definitiva, son cambios a ‎largo plazo los que tendrán que realizarse de una u otra manera. La clase dirigente los rechaza ‎actualmente, pero no podrá impedirlos y sólo puede esperar prolongar su propio confort a ‎expensas del sufrimiento de los demás sectores de la sociedad. Pero ese confort llegará a su fin ‎cuando el Sistema, que actualmente favorece a esa clase, comience a destruir también su modo ‎de vida.

En cuanto a los Chalecos Amarillos, dice Meyssan, han evitado cuidadosamente la designación de líderes para su movimiento, ‎dejando así a la clase dirigente sin interlocutor.

Al lanzarse a las calles, los franceses son el primer pueblo del mundo occidental que ‎se decide a correr riesgos físicos para oponerse a la globalización financiera, estima ‎Thierry Meyssan. Aunque no tengan conciencia de ello y sigan creyendo que ‎sus problemas son de naturaleza exclusivamente nacional, el enemigo de los franceses ‎es el mismo que ha ensangrentado la región africana de los Grandes Lagos y parte del ‎Gran Medio Oriente. Occidente atraviesa una crisis existencial y sólo lograrán ‎sobrevivir a ella los pueblos que comprendan la lógica que los destruye y ‎la rechacen.