Por Javier Llorens- Streaptease del poder

El análisis de los números absolutos de las recientes PASO 21, lleva a la certera conclusión que no se impuso Juntos por el Cambio, que vio reducido su caudal de votos en 1,7 millones respecto la elección anterior. Sino que hubo una notoria abstención por parte de quienes en la última elección votaron al Frente de Todos. Repitiéndose así el fenómeno que existía durante la proscripción del peronismo entre 1955 y 1973, en el cual el peronismo llamaba a no votar o votar en blanco, con la inusitada paradoja de que el actual gobierno se dice peronista.

Sin mirar los números absolutos, y enredados con los engañosos porcentajes calculados sobre los votos positivos, cientos de interesados analistas sacan mil y una conclusiones respecto el cisne negro de la elección de las PASO 21 del 12 de septiembre pasado, que tienen un gran parecido con lo que sucedió en las PASO del 11 de agosto del 2019.

No obstante los líderes de Juntos por el Cambio festejan el resultado como un gran triunfo, que les asegura el regreso al poder en el año 2023. Como si en las PASO de 2019 no hubiesen perdido 48 % a 32 %, con una diferencia de 16 puntos. Contra los 10 puntos que arroja el 41 % al 31 % actual.

Tras haber defraudado al electorado a largo de su mandato, con las promesas efectuadas en el 2015, de “pobreza cero”, “podés estar mejor”, “bajar la inflación es lo más fácil”, etc. Que mutaron en megatarifazos en los servicios públicos, y sucesivas devaluaciones y golpes inflacionarios durante 2018 y 2019, para los que nada evidencia haber servido el mega préstamo del FMI.

Los números absolutos de las PASO 21

Sin embargo los números absolutos dicen otra cosa, que debería prender una luz amarilla de alerta a la democracia, a quienes gobiernan, y a la oposición, sin cantar victorias apresuradas. Ya que prima facie aparece un gran volumen de 6,1 millones de votantes, equivalentes a un 18 % del padrón, que concurrieron a votar esperanzados en el 2019. Y esta vez parecen haber dicho sonoramente: tanto Juntos por el Cambio como el Frente de Todos me han defraudado.

Concretamente, con un padrón que se elevó levemente de 34,2 a 34,4 millones de electores, la cantidad de electores que no concurrió a votar o invalidó su voto, pasó de 8,6 a 14,7 millones. O sea creció un 71 %. Mientras que los votos a Juntos por el Cambio cayeron 1,7 millones, de 10,8 a 9,1 millones, un 16 %. A la par que los votos del Frente de Todos se derrumbaron en 5,8 millones de 12,9 a 7,1 millones, un 45 %.

 

De los cuales alguna porción parece haberse transferido al Frente de Izquierda, que aumentó 0,8 millones, pasando de 0,6 a 1,4 millones, con un aumento del 133 %. Mientras que el grueso de esa caída superior al 85 %, evidencia ser de quienes dijeron ¡para que voy a ir a votar! Si a uno lo conocí y al otro lo estoy conociendo.

Por su parte los encuadrados en Otros, correspondientes a partidos minoritarios y distritales con un corrimiento hacia la derecha extrema, también tuvieron un aumento de 0,8 millones de votos, al pasar de 1,3 a 2,1 millones, con un aumento del 61 %. Y buena parte de ellos evidencia provenir de Juntos por el Cambio, siendo el esperpéntico Javier Milei uno de los ganadores de esos votos.

Los verdaderos porcentajes de las PASO 21

En el eje derecho del anterior gráfico, se pueden apreciar los porcentajes reales que arrojan los no votos, y votos a cada partido, calculados como porcentaje del padrón electoral. Correspondiendo la primera minoría con un 43 % a quienes no votaron o anularon su voto; la segunda minoría con un 27 % a Juntos por el Cambio; la tercera minoría con un 21 % al Frente de Todos. Y un 4 % al Frente de Izquierda; y un 6 % a Otros.

Esos porcentajes, en especial el 27 % del padrón de Juntos por el Cambio, revelan ser altamente insuficientes para liderar cualquier cambio que revierta la actual debacle en que se encuentra Argentina, al carecer de masa crítica para ello. Siendo un porcentaje parecido al 25 % que obtuvo el presidente Arturo Umberto lllía en 1963, durante la proscripción del peronismo, quien lideró un gobierno débil que no pudo detener los sucesivos golpes militares que soportaba el país.

Por más que María Eugenia Vidal al celebrar este flamante triunfo, haya recuperado su estudiado discurso de Heidi o Hada Buena, dirigiéndose a una audiencia de niños, para contraponerlo con el discurso generalmente exasperado de CFK. Similar al que profirió cuando Juntos por el Cambio se impuso en las elecciones legislativas de 2017, donde anunció que los “mejores 20 años eran los que estaban por venir”. Y lo que vino seguidamente fue la debacle del 2018, por parte de un gobierno que se había sostenido en base a un demencial endeudamiento externo, que llegó a su cima con el desesperado préstamo del FMI.

La confirmación del diagnóstico de las PASO 21 en las provincias

Este diagnóstico, de que el reciente desastre electoral del Frente de Todos se debió a una abstención a votar por parte de quienes lo habían votado en la anterior elección, se ve corroborado en el siguiente gráfico. Donde se compara en porcentajes la mayor abstención que hubo en cada provincia (barras azules) con la perdida en votos en ellas por parte del Frente de Todos (barras rojas) calculadas sobre el porcentaje del total del electorado, en las elecciones de octubre de 2019 y la de las PASO 21.

En el caso de Buenos Aires, que era el bastión del Frente de Todos, se observa que la abstención fue del 18 %, y la pérdida de votos fue del 20 %. Y paridades estrechas parecidas, se observan en el caso de Córdoba, Corrientes, Chaco, Entre Ríos, Jujuy, La Pampa, Salta, San Juan, Santa Fe y Tucumán.  Por contrario el único caso que no revela una pérdida de voto es el de La Rioja, no obstante haber aumentado un 4 % la abstención de votar.

Este análisis aporta el dato curioso de que CABA fue el único distrito electoral que disminuyó sus electores, de 2,71 millones en el 2019 a 2,55 millones en el 2021, siendo su número exacto de -158.635. El cual no ha sido relevado por la gran prensa que apoya a Juntos por el Cambio, porque sería el resultado de la altísima mortalidad registrada en ese distrito con motivo de la Covid 19.

 

La que con un índice de 5.542 por millón, mas que duplica la media nacional de 2.487 por millón, y es una de las mas elevadas del mundo. Sin embargo se presenta a las autoridades de la CABA encabezadas por Horacio Rodríguez Larreta y el candidato Diego Santilli, como altamente solventes para enfrentar la pandemia.

En cuanto la supuestamente “resonante” victoria  de Juntos por el Cambio en el bastión K bonaerense, producto de un  vuelco del electorado, este no existió. Por contrario los votos obtenidos actualmente, 3,15 millones, son un 13 % inferior a los 3,64 millones logrados en la elección de octubre del 2019. Y solo superan en un 8 % los 2,97 millones de votos bonaerenses que obtuvo María Eugenia Vidal, en su desastrosa elección de las PASO 2019.

La conclusión de este fenómeno parece ser clara. Una buena parte del electorado dijo: nos abstenemos de votar al Frente de Todos, pero no votamos en su contra. No vamos a votar a Juntos por el Cambio, al que ya hemos conocido en demasía.

La traición de Alberto Fernández

El fracaso electoral del Frente de Todos tiene una muy clara explicación: en estos dos años no hizo un gobierno justicialista, en función del bienestar de las grandes mayorías necesitadas, que en Argentina lamentablemente abundan demasiado. Sino un gobierno dedicado a las minorías, siguiendo la agenda socialdemocrata de George Soros. Una muestra palpable de esto es el acuerdo que firmó con la Open Society el ministro Nicolás Trotta, apenas asumió la cartera de Educación.

De los derechos sociales a los derechos sexuales

Como síntesis se podría decir que en vez de ampliar los derechos sociales preconizados por el peronismo, que hoy están sumamente agudizados e incluso agravados por la pandemia, Alberto se despreocupó de ellos, y se dedicó a ampliar los derechos sexuales y reproductivos. Haciendo recordar la tragedia de la cristiana Bizanció, que mientras el islamismo avanzaba contra sus murallas, como lo hicieron estos años la pobreza y la pandemia en Argentina, sus líderes estaban avocados a discutir si los ángeles tenían sexo.

En vez de crear un ministerio de la Niñez y Adolescencia, quienes actualmente se encuentran un 74 % de ellos hundidos en la pobreza, y es el porvenir de nuestro país, tal como hizo Eva Perón con su Fundación destinada también a las mujeres, Alberto creó un femirulo mega ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad. Que se inmiscuyó en todos lados, creando costosos directorios y gerencias de “lenguaje inclusivo” y perspectivas de género. Sin ver la enorme exclusión que sufren nuestros niños y adolescentes, de los cuales más de la mitad son de sexo femenino.

Siguiendo esa misma agenda, impulsado por la ministra de dicha cartera Elisabeth Gómez Alcorta, y su ex esposa o compañera Vilma Ibarra, en medio de las muertes por la pandemia y la consecuente destrucción de la economía, tirando con fórceps Alberto sacó adelante una ley del aborto, que nunca estuvo en el ideario justicialista. En contra de la opinión mayoritaria del país, y poniendo a una Salud Pública andrajosa de un estado semivacío, a concretarlos salvajemente y sin compasión humana alguna, sin límites en cuanto la edad del feto.

A contramano de lo que actualmente sucede en el mundo, como es el caso de estados de EEUU, que lo limitan a las seis semanas cuando comienza a latir el corazón de la criatura, lo cual a poco de andar arrojó abortos que en realidad son infanticidios, como fue el caso de Tartagal. Y además como si fuera poco, como un estadista sin tino llevado de las narices por su entorno femenino, de esa manera Alberto se enajenó la amistad del Papa argentino Francisco, que venía apoyando decididamente su gobierno.

Luego su gobierno también creó por ley un cupo de empleos en el Estado para personas trans. Medida que parece muy atinada en los países nórdicos, pero no un país con la mitad de la población en la informalidad laboral absoluta, o desempleada. Y a eso la referente del Frente de Todos y autoridad del Instituto Patria en Córdoba, Gabriela Esteves de La Cámpora -quien sería una falsa psicóloga- le agregó un proyecto de ley para otorgar una pensión temprana a partir de los 40 años a dichas personas. ¡Cómo no iba a sacar un 10 % en Córdoba esta candidata, si esa era su agenda frente las grandes mayorías populares!

Mientras que el otro referente cordobés y autoridad del Instituto Patria Martín Fresneda, posteo que estaba orgulloso como abogado de haber logrado el cambio de nombre de un niño de 6 años, que se autopercibe como mujer. Expresando: “Que hermoso es ver cómo les niñes tienen derecho a decidir y vivir libremente”.

A ello luego se sumó la cuestión de la “justicia menstrual”, con sesudos estudios al respecto, acompañados de proyectos de ley para que sus costos sean a cargo del estado, como otra forma de “equidad de género”. En una sociedad donde hay una enorme injusticia social, como consecuencia de la inequidad y desigualdad en  la distribución de la riqueza, que perjudica tanto a mujeres como hombres.

Luego vino una millonaria compra de penes de madera a proveer en valijas para la ESI (Educación Sexual Integral). A la par que la educación se desarrollaba penosamente de manera virtual, a través de fotocopias y mensajes enviados por WhatsApp. Que en muchísimos casos en los sectores de bajos ingresos de la población, se recibían en celulares compartidos, con grandes dificultades para obtener la señal.

Como si fuera poco, con gran pompa luego Alberto anunció el DNI no binario, para satisfacer a algunos cientos de personas. El que parece más bien destinado a satisfacer las aspiraciones del hijo “no binario” del Sr. Presidente, quien inmediatamente solicitó uno y lo publicitó como si fuera una conquista épica parecida a la toma de La Bastilla.

Finalmente, como si las banderas de Perón y Eva hubiesen sido capturadas por una banda de tilingos frívolos, en el remate de la campaña se introdujeron los temas del “garche” y el “goce”. En una sociedad donde hay enormes sectores sumidos en la angustia por la ausencia de ingresos y la mala vida. Y también se propuso el uso de la “marihuana recreativa”, no obstante que en los sectores carenciados el peligro que acecha a las familias es la droga, que es la vía por la que sus integrantes se evaden al menos por algunas horas de las penurias que los agobian.

A lo que se sumó el escándalo de los vacunados VIP, que alcanza a la actual ministra de Salud Carla Vizzotti, tras haber expulsado  de esa cartera al anterior ministro Ginés González García. Y los festejos clandestinos en Olivos en plena cuarentena, del cumpleaños de Alberto, de su actual compañera Fabiola Yáñez, y de su ex compañera y actual secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra.

La pandemia, la economía, y las PASO 21

Con la pandemia Alberto también siguió la agenda Soros – OMS, poniendo a la gente en larguísimas cuarentenas, a la espera de la milagrosa vacuna. La que con eficacia relativa llegó tarde, y ahora se habla de tres o más dosis anuales. Mientras que las cuarentenas trituraban la economía, sobre todo de los sectores más rezagados, donde el Frente de Todos cosecha sus votos.

Y al reponerla en forma rigurosa nuevamente este año, Alberto no repitió la IFE (Ingreso Familiar Emergencia) para mantener el déficit fiscal al nivel exigido por el FMI, trasladando así el déficit a quienes menos tienen posibilidades de soportarlo.

Además despotricó contra la estrategia seguida por Suecia, de tratar de convivir con el virus, no de extinguirlo, no obstante la mayor expectativa de vida de su población, que hace más frágil su salud. Y así actualmente en Suecia tienen una tasa de mortalidad por el Covid de 1.412 por millón de personas, mientras que la de Argentina es de 2.487, un 76 % más. Y su población no tiene restricción de ninguna índole, no obstante que la tasa de vacunados es parecida.

En cuanto a la economía, que afecta tanto a las minorías como a las grandes mayorías, la promesa de dejar de pagar las Leliqs para aumentar a los jubilados, terminó con sumas de aumentos por decreto. Que salvo algunos ocasionales bonos, perpetuaron la quita a los haberes que había concretado Macri, con su desesperada ley del 2017, para tratar de recuperar el crédito internacional.

De esa forma Alberto también se encargó de achatar la pirámide de los haberes jubilatorios, perjudicando a los ex laburantes que cobran más de la paupérrima jubilación mínima. Todo esto en aras de dejar contento al FMI, al que Perón rechazo adherirse, y si lo hizo el gobierno golpista que vino después.

Y en cuanto las Leliq, no obstante la promesa de Alberto, ellas  siguieron creciendo como una imparable bola de nieve. Hoy ascienden a más de 4 billones de pesos, y este año se van a pagar por ellas 1,6 billones de pesos de intereses. Diez veces más que el monto destinado a la AUH (Asignación Universal por Hijo).

Y para enfrentar la cuestión de la deuda externa, ante el estado terminal en que nuevamente la había dejado el ex presidente Macri, poniendo al FMI como el principal acreedor, Alberto trajo de Nueva York un académico carente enteramente de estaño, Martín Guzmán. Que  había efectuado una tesis académica sobre las renegociaciones de deuda, con un enfoque meramente financiero, ignorando el torvo perfil que ellas tienen, como modernos instrumentos de sojuzgación.

Así en vez de un defensor de Argentina, parecería haberse desempeñado como un mediador ante el FMI y los bonistas externos. Quienes para obligarlo a llegar a un arreglo en beneficio de ellos, le movieron el mercado bursátil y cambiario, a través de operaciones fraudulentas con bonos que cotizan en pesos y dólares.

Llevando así el año pasado la cotización del dólar cerca de los 200 pesos, con un nivel casi tres veces superior al oficial. Lo que desencadenó un proceso inflacionario que se registra mes a mes, al tener la economía al dólar bolsa y blue como horizontes en su estructura de precios.  Sin atinar siquiera el ministro Guzmán a clausurar ese mercado bimonetario, y hacer que todas las operaciones se cursen en pesos.

Llevó así adelante una renegociación de la deuda blonda, donde no hubo quita de capital significativa, y solo una baja de intereses insuficientes  y desproporcionados en relación al mercado internacional, que no hizo caer la tasa del riesgo país de los bonos a niveles aceptables. A la par que le sigue pagando religiosamente al FMI el capital y los intereses que vencen ¡Que clase de renegociación es esa, habiendo sido el mismo FMI con sus malas praxis el gran responsable de la debacle Argentina!

En relación con la deuda el gobierno del Frente de Todos, igual que hizo el primer gobierno kirchnerista, evitó profundizar la cuestión. Se limitó por un lado a cuestionar declamativamente ante la justicia la deuda contraída con el FMI, y por el otro a crear una comisión para investigar la fuga de divisas entre el 2016 al 2019.

Truncando así la investigación respecto un fenómeno destructivo de la economía, que profundiza notablemente la desigualdad, y condiciona férreamente al país. Al ser la deuda externa, la otra cara de la moneda del acaparamiento y la fuga de divisas, por parte del sector más rico de la sociedad argentina.

Que no comenzó con Macri sino mucho atrás, y tuvo un notable auge durante el gobierno kirchnerista. Pero que con Macri llegó a su máxima expresión, al alimentar la fuga de divisas con un frenético endeudamiento externo. Que finalmente tuvo al FMI como un prestamista irresponsable de última instancia, para poder salvar a los mega prestamistas privados irresponsables, que habían suministrado alocados y sospechosos prestamos al país, cobrando altísimas comisiones.

Como conclusión, el inusitado resultado de las PASO 21, evidencia ser consecuencia de que un amplio sector de millones de personas, que en el 2019 votó esperanzadamente por el Frente de Todos, ahora parece haberle dicho al Gobierno: no te voto, pero no te voté en contra. Te doy la oportunidad de que te vuelva a votar, pero no nos vengas con sarasa ni con femirulismos.

Sino, como diría Hipólito Yrigoyen, con “efectividades conducentes”, ya que como decía Juan Perón, “para hacer una tortilla hay que romper algunos huevos”. Siendo ambos en definitiva los únicos grandes reformadores políticos sociales que tuvo Argentina, y actualmente esta está tan urgido de uno como lo estuvieron en su época los nombrados.

No se trata solo de unas IFE o bonos ocasionales, como ya lo hizo Macri, y a este gobierno no se le cayó ninguna idea distinta a las que este implementó. Salvo las megatarifas de los servicios públicos, que igualmente son insostenibles si de una u otra forma hay que pagarlas en dólares. Sino de ideas y proyectos de leyes, que en esta Argentina con tantos recursos, le den una horizonte cierto a nuestras vidas, de que en futuro no muy largo, podamos contar con viviendas, ocupaciones, e ingresos dignos. Si aparecen esas ideas y proyectos, te daremos los legisladores suficientes como para que puedas aprobarlos.-