Por Alejandro Maidana

Un golpe más a la democracia, un cachetazo más a legítima elección de un pueblo, un nuevo capítulo de la espinosa historia Latinoamérica que vuelve a escribirse con la pluma ensangrentada del autoritarismo golpista proimperialista. Las explícitas violaciones contra los derechos humanos cometidas por el Gobierno de la actual presidenta Dina Boluarte, quien asumió tras la destitución por el Congreso de Castillo y su posterior arresto, el pasado 7 de diciembre, se recrudecen al igual que la estoica resistencia de un pueblo dispuesto a entregar su propia vida en pos de la democracia.

Días después de su detención, Pedro Castillo fue puesto en prisión preventiva por 18 meses por haber intentado disolver el Parlamento y declarar un gobierno de excepción a principios de diciembre, en una maniobra tildada de «golpe de Estado» por las autoridades peruanas. Un Parlamento afín a los poderes concentrados y monopólicos tanto locales como extranjeros, un parlamento garante de privilegios y que, desde la asunción misma de Castillo, se encargó de garantizar los palos en la rueda que permitan entorpecer la gobernabilidad.

Perú no es la excepción a la regla, como el resto de Latinoamérica, no está ajeno a los intereses de los Estados Unidos y la OEA. Las desestabilizaciones en Argentina, Chile, Colombia, Venezuela y Bolivia, en definitiva, en todos aquellos países que prioricen una política económica nacional y popular, tienen un hilo conductor que conduce a lo antes mencionado. Al agua y los minerales preciosos, histórico botín de las potencias imperialistas, se le ha sumado el litio, el elemento químico de “modo” por el cual los Estados Unidos ha demostrado de manera explícita, que está dispuesto a venir por él.

“En lo particular considero que en Washington después de haber recibido la visita de Pedro Castillo, percibieron la falta de experiencia del mismo para no dudar en avanzar sobre Perú. Pedro Castillo es realmente un hombre sencillo, campesino, un maestro rural, pero que políticamente siempre tuvo complicaciones, ya que participó del partido de Toledo y luego con la izquierda, pero no estuvo nunca con Perú Libre. No tiene una militancia y preparación acorde para enfrentar el compromiso de presidir un país, Castillo siempre estuvo más acorde a la religión, al trabajo campesino después de las horas cumplidas como docente y a la familia, por ello su experiencia en política era casi nula, y su gestión lo ha demostrado”, indicó Norka Ávila Núñez, oriunda de Puno, ex dirigente sindical y activista en defensa del agua contra la contaminación Minera en diálogo con Conclusión.

Quién milita socialmente hace más de cinco décadas, no duda en sostener que así fue como los Estados Unidos le cerró rápidamente la candidatura de Pedro Castillo, ya que vieron en su figura una persona fácil de manipular y chantajear, o sencillamente, poder asustar para lograr sus objetivos imperialistas. “Castillo rápidamente dio pasos muy equivocados, esa es concretamente la cronología de la asunción del presidente derrocado, entendiendo que del otro lado se encontraba el fujimorismo. El de Fujimori ha sido un gobierno dictatorial, corrupto y asesino, para muestra bastaría con indicar que Alberto Fujimori se encuentra aún detenido por crímenes de lesa humanidad. Por ello el pueblo alertado con el posible retorno de los Fujimori, en este caso el de su hija Keiko, hizo que la balanza se inclinara para el lado de un desconocido que al menos contaba con la fuerza necesaria para vencer a una opción sumamente peligrosa”.

Cabe destacar que, para poder participar de las elecciones, Pedro Castillo conversó y llegó a un acuerdo con la líder del partido Perú Libre Vladimir Cerrón. Claramente al partido mencionado le cerró la idea de que Castillo sea su abanderado, ya que como docente había encabezado de manera sindical muchas huelgas con profundo impacto y acatamiento social. “Una vez que Pedro Castillo gana la presidencia, automáticamente tanto el Fujimorismo como otros partidos, podemos mencionar a Avanza País, Renovación Popular, Acción Popular como algunos de ellos, no lo reconocen como tal. Así fue como gente vinculada al fujimorismo autodenominada la resistencia, se volcó rápidamente a las calles para sembrar el caos. Así fue como con habitantes de distintas provincias decidimos salir a brindar nuestro apoyo ganando las calles y pernoctando en la puerta del lugar donde se llevaba adelante el racconto de votos”.

Fueron dos meses de mucha vigilia, marchas y protestas respaldando el triunfo de Pedro Castillo en las elecciones. Fue tanta la presión del fujimorismo, que tuvieron que revisar las urnas una por una, no pudiendo comprobar absolutamente nada, no hubo una sola persona capaz de sostener que había existido fraude. Así fue como el Jurado Nacional reconoce el triunfo de Pedro Castillo, si bien después comenzaría otra lucha, la de censura que sufrió el Primer Gabinete en manos de una derecha que se unió para afectar la gobernabilidad.

En lo particular, puedo dar fe que el Primer Gabinete era un gran Gabinete, ya que Pedro Castillo había puesto hombres probos, luchadores sociales y gente con mucha capacidad, lamentablemente Castillo cedió a la presión de la derecha accediendo a cambiar ese gabinete, ese fue un momento de enorme decepción, nos atravesaba un concreto sentimiento de traición. De esta manera se removieron a los ministros que nos daban seguridad y confianza en la gestión, ese fue el primer y gran error de Pedro Castillo. Cedió ante la derecha al primer apretón, borrando de un plumazo a esos ministros para permitir la llegada de otros que rápidamente iban a correr con la misma suerte”.

Cada Gabinete que asumía era jaqueado, acorralado e invitado a retirarse de sus funciones, censuras cotidianas que comenzaron a esmerilar el gobierno de Castillo. Pese a todo lo antes mencionado, el ejecutivo nacional presentó casi un centenar de leyes a favor de los sectores populares del Perú, destacando que los mismos eran rápidamente desestimados por la legislatura. “Es más, ni siquiera accedían a interiorizarse de los mismos, como pueblo rápidamente pudimos percatarnos que estábamos entrampados, ya que no se resolvía nada y la censura era moneda de intercambio. Así fue como el gobierno de Castillo debería sortear un sinfín de operaciones políticas y mediáticas, ya que es menester citar a los medios de comunicación, pieza fundamental para que las fechorías de la derecha puedan consumarse de manera impune. Tanto Pedro Castillo, como su familia y personas cercanas, debieron enfrentar una avanzada notable en torno a las distintas operaciones que buscaban endilgarle hechos de corrupción incomprobables e inauditos. De esta manera se sucedió el año y medio de Castillo ¿En el poder? El pueblo al llegar a este punto, se convenció que la única idea que atravesaba al Congreso, era empujar el derrocamiento de Castillo. No aceptaban, no podían digerir que este fuera presidente del Perú”.

Discriminación racial, maltrato, críticas por parte de la prensa por su vocabulario provinciano, burlas y un ninguneo constante, de todo lo antes mencionado fue víctima Pedro Castillo apenas asumió la presidencia del Perú. “Siendo conscientes de que esto lejos de parar iba a recrudecerse, comenzamos a movilizar en contra del Congreso, meses de marchas y protestas para solicitar el cierre de una institución antipueblo. Pensamos que, si Pedro Castillo nos hubiese escuchado, y tomado las decisiones políticas que le reclamábamos, hubiese evitado la terrible y antidemocrática situación actual. Aníbal Torres, quien había tomado la presidencia del Consejo de ministros, tenía mucha influencia sobre Pedro Castillo, y él nunca estuvo de acuerdo con el cierre del Congreso. La inexperiencia política de Castillo le jugó una mala pasada, cayendo en reiteradas oportunidades en influencias negativas que no hicieron otra cosa que erosionar su mandato. Carente de personalidad y experiencia, a Pedro Castillo no les alcanzaron sus ideales y las buenas intenciones. El último y gran error, fue el haber llegado hasta el final creyendo que con la derecha se puede dialogar y acercar las partes en el país. Nunca dejó de pedir el diálogo con la derecha, nunca dejó de creer que podía haber unidad, nunca dejó de creer que podía transformar la realidad siendo que enfrente tenía a quienes desde el primer momento buscaron derrocarlo por vías antidemocráticas”, enfatizó una mujer limeña que del activismo social ha hecho su bandera.

Hasta el último día Pedro Castillo buscó dar pasos que acercaran al diálogo y generasen un clima de paz. En Perú a viva voz se sostiene que fue amenazado y que los Estados Unidos junto al fujimorismo, le tendieron una trampa. “El próximo paso sería su detención, no hubo tiempo a nada, si para que el Congreso votara su vacancia y se quedara con el poder absoluto, si bien siempre lo ha tenido. No ha sido Dina Boluarte la que tomó el poder, han sido los militares, ella es solo un títere, le han pintado pajaritos y ella ambiciosa accedió. Ella carece de principios, la están manejando, es solo un papel y una firma, si bien la manejan los militares el poder máximo que está detrás de esto y tiene verdadero interés en nuestro país, es Estados Unidos. El litio, el oro, el petróleo, el cobre, en todos los recursos que siempre han extraído a sangre y fuego de América Latina”.

Las calles de Perú siguen abarrotadas de gente, las protestas se intensifican y lejos están de ceder en calor y proclamas. Universitarios, campesinos, reservistas y sindicatos, en definitiva, el pueblo en su amplio conjunto, siguen convocando y reuniendo masivamente a quienes solo propugnan la defensa de la democracia y la resistencia al saqueo imperialista. “Estamos de pie, somos cada día más y no vamos a ceder, ya que lo que vendría sería la corrupción fujimorista, venderían todas las tierras, entregarían todos los grandes capitales transnacionales ¿Por qué deberíamos ceder? En Perú no podemos tolerar la pobreza reinante, en pandemia la gente moría a montones por no haber hospitales públicos, cuando escuchamos hablar de que Perú está bien, debemos aclarar que bien está para los grandes monopolios, para las corporaciones nacionales y transnacionales, por eso el pueblo ha venido desde las provincias a Lima. No vamos a ceder, si ellos creen que nos vamos a cansar, están equivocados, esta batalla tendrá para rato y seguramente tendrá muchas más muertes, pero el pueblo peruano la va a ganar. Dina Boluarte va a renunciar, y los militares deberán pagar con la prisión por todos los asesinatos que se están cometiendo”, concluyó Norka Ávila Núñez.