Sin ninguna duda, con la tremenda depresión económica autoinflingida, la inflación conforme avance al año tenderá a la baja, tampoco bajos las actuales circunstancias macroeconómica podemos esperar maravillas, pero que al menos por unos meses nos estacionemos en el 5% mensual no es descabellado que suceda.

El problema es a qué costo. No se habla de otra cosa que de economía y de seguridad, han obviado a la palabra productividad en cada discurso gubernamental.

A la gran mayoría de los ministros de las diversas áreas no les conocemos las caras ni los planes que tienen para, mientras se lleva el plan aún no concluido de contención, para luego se lance un plan de estabilización nos brinden un horizonte a todos los agentes de la economía.

Con el 50% de la capacidad instalada, muchas Pymes sobre stockeadas, y ahora endeudadas o descapitalizadas producto de la catastrófica caída del consumo, primero necesitan urgente un horizonte para no iniciar un ciclo de despidos, concursos y quiebras.

La licuación de todo está llegando a su fin conforme la inflación baja mes a mes, aunque a nuestro juicio, no será sostenible por varias razones, a saber, por mas que se devaluó el tipo de cambio a un valor mayor a lo esperado, $650 era un número aceptable para un shock, pero se decidió llevarlo a $ 850.- y dejar de lado llevar la economía al quirófano para llevarla a la carnicería.

Pero ese valor del tipo de cambio con la inflación viajando muy por encima del 2% del crawling peg (minidevaluaciones diarias) para Junio va a equivaler a un tipo de cambio de $400.-, es decir, volver al inicio. Mala señal

El veranito financiero llegó a su fin, el riesgo país ya no baja sino que empieza a subir con fuerza diariamente, vendrán dólares de exportaciones que servirán para pagar deudas, no para incrementar reservas. El balance del BCRA sigue siendo una obra maestra del terror, además el Banco Central de Argentina ha emitido deuda en dólares, hecho sin precedentes, además de demente.

El segundo semestre será mucho peor al primero con o sin ley bases, con o sin DNU, no existe una variable que nos permita inferir que el equilibrio fiscal sea sostenible pisando pagos y licuando salarios.

Tampoco existen datos empíricos que nos permitan pensar en un rebote en V o en U, sino en la letra L de letargo, un semestre donde la gobernabilidad siempre estará en tela de juicio, las herramientas para un rebote con la empresas trabajando a media máquina es una entelequia al igual que aunque los salarios recuperen algo de poder adquisitivo sirva para recomponer los canutos que este gobierno los obligó a desahorrar, como así mismo los empresarios tuvieron que vender dólares de su patrimonio personal para sostener gastos corrientes y evitar despidos.

Así no termina bien. La soberbia se ha llevado puestos a varios planes ortodoxos como este, un plan similar a los llevados adelante por Roberto Alemann o Alvaro Alsogaray, pero este aún más salvaje y hablamos de soberbia, porque el salvajismo con que se lo intenta llevar adelante choca contra la cantidad mínima de diputados y senadores oficialistas, la falta de nombramiento del 40% de funcionarios estatales para poner en marcha de una buena vez la tan mentada motosierra. Y además la falta a la verdad, este ajuste hasta ahora lo está pagando la población en general. Y la casta ? Bien gracias, hasta quieren sumar a la Corte Suprema un Juez sospechado de corrupción como frutilla del postre.