Como ya es habitual, pero no querido por los vecinos de Rosario, por estas horas se ha interrumpido en varias zonas de la ciudad el servicio de suministro de energía eléctrica. Y como es un clásico también, la causa se ha achacado al intenso calor y al gran consumo. Una excusa de compromiso.

Sí, una excusa de compromiso, una suerte de sinécdoque. Algo así como denominar una circunstancia con el nombre de otra que tiene cierta vinculación. Estos cortes, estimado lector,  tienen nombres y apellidos concretos: falta suficiente de inversión en obras y el desorden o inexistencia de la regulación y control en materia de crecimiento inmobiliario por parte de los Estados (los, plural). En  Rosario, como en otras ciudades del país, se han construido edificios a más no poder, y tal crecimiento no estuvo acompañado de una puesta al día de la estructura energética. Los resultados están a la vista.

A esto se suma, además, la vieja y deteriorada red eléctrica que en décadas no fue actualizada ¿Cómo no se iban a suceder, entonces, estallidos de cables y fueras de servicios? Lo cierto, y para ser justos,  es que con las altas temperaturas registradas en las últimas horas y el gran consumo que se ha hecho de aparatos refrigeradores y aires acondicionados, no se han producido tantos inconvenientes, en Rosario, tal como se sospechaba que podía suceder. Esto indica que algo se ha hecho para mitigar el problema.

Y, a fuer de ser sinceros, merecen un reconocimiento especial los trabajadores de la Empresa Provincial de la Energía que bajo un sol agobiante y con temperaturas que empujan a cualquier organismo hacia la descompensación, han estado cavando pozos, buscando cables bajo tierra, corriendo de aquí para allá para que muchos vecinos pasaran, lo más rápido posible, el mal trance de estar sin energía eléctrica, con todo lo que ello implica.

Trabajadores, hay que decirlo, que muchas veces han sido maltratados, agredidos y hasta heridos por personas malhumoradas (sin contar aquellos que han muerto por descargas eléctricas) como si ellos fueran los responsables de planes y acciones políticas en materia de energía.

Trabajadores, como los toma estados, que caminan kilómetros por día sea con intenso frío o extremo calor y deben recibir a veces los insultos de la gente como si las tarifas (en Santa Fe unas de las más caras del país, por otra parte) las fijaran ellos.

Desde luego que les asiste a los vecinos toda la razón cuando protestan por los cortes, que en ocasiones perduran más allá del tiempo razonable (si es que puede hablarse de razonabilidad cuando se trata del corte de un servicio indispensable), como ha ocurrido en las últimas horas con aquellos de la zona de bulevar Seguí y Buenos Aires.

Es de esperar que el gobierno de la provincia profundice las inversiones, de manera de realizar aquellas obras que reduzcan estos inconvenientes. Por el bien de los usuarios, y de los mismos trabajadores que con frecuencia no alcanzan a cubrir todas las zonas afectadas en un lapso acorde con las demandas, por la gran cantidad de fallas que se presentan.

Foto: Salvador Hamoui