Por Leandro Renou y Gabriela Pepe

La crisis, que empezó a tener coletazos en todos los frentes, hizo que las fuerzas de la oposición se centraran en pensar el futuro. El candidato que más votos obtuvo en las PASO, Alberto Fernández, deslizó en las últimas horas la idea de iniciar su gobierno, en caso de que las elecciones de octubre confirmen su predominio en las urnas, con un acuerdo de precios y salarios. En un café que mantuvo con el titular de la Unión Industrial (UIA), Miguel Acevedo, mostró algunos detalles de la iniciativa para los primeros 180 días de gestión. El industrial coincidió en los objetivos, que luego se charlaron también en la visita de Fernández a Tucumán, donde reunió a sindicatos y CEOs de diferentes sectores como la industria, la construcción, los bancos, los laboratorios y el campo.

Letra P accedió a detalles de un programa que se generó en el corazón del albertismo, el Grupo Callao, think tank del dirigente que busca ser presidente por el Frente de Todos. El plan tiene como objetivo recrear un proceso de inercia para salir de la contracción general de la economía.

Los técnicos del espacio analizan que, más allá de los altos niveles de inflación heredados de la gestión Macri y la pérdida de poder adquisitivo, los salarios deben tener una recuperación escalonada en esos 180 días. “No se puede recuperar de una vez todo lo que se perdió con Macri”, admiten los que trabajaron en la iniciativa.

El primer punto del Plan 180 está atado al segundo. Con la moderación salarial en mano, se negociará con el sector empresario una suba acordada de precios. Para los albertistas, el primer y segundo puntos del acuerdo determinarán el éxito o el fracaso de la iniciativa.

Los autores del plan consideran que, si los CEOs -sobre todo, los que producen alimentos- no moderaran los aumentos, sería imposible reactivar el mercado interno y se frenaría la recuperación inicial, la espasmódica.

El tercero indica que, cuando haya más consumo, las fábricas podrán, en una etapa inicial, crecer y abastecer la demanda creciente sin inversión: las fábricas nacionales están trabajando a la mitad de su capacidad instalada y algunos sectores, como el automotriz, no llegan al 40%. Ergo, hay plafón para crecer y reforzar la oferta sin inversión inicial pesada a la espera del cuarto paso.

Allí entra cómo hará Fernández para resolver las mega tasas de interés que Cambiemos sostuvo en estos años, primero con Federico Sturzenegger y ahora con Guido Sandleris al frente del Banco Central (BCRA).

Según contaron a este portal fuentes del equipo que planificó el acuerdo, “habrá una baja paulatina de la tasa cuando el tipo de cambio se estabilice”. Hablaron el asunto con industriales, los más afectados por el parate en el acceso al crédito. Les dijeron que hoy la inversión especulativa no sólo se lleva la inversión local, sino que también “te come el capital de trabajo”. La discusión por las tasas es el lugar en el que el plan de shock de los 180 días entra en sintonía fina. Allí ya se garabatearon algunos temas del futuro cercano, todos hablados con el sector privado y los sindicatos.

Si se siguiera una lógica de puntos, el quinto sería “una reestructuración del Presupuesto”. Pretenden que el eje en el consumo, la inversión, el empleo y el mercado interno tenga facilidades para redestinar partidas a tales fines. Entienden que, hoy, el modelo de Cambiemos no está trabajando en ese sentido. Este punto es parte de una modificación de la política macro económica que identifican como vital. En esa línea, también destacan algo que ya está haciendo el Gobierno, que es el cambio de perfil en la deuda que el país tiene con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

SINTONÍA FINA DEL EMPLEO. En la mesa chica de Fernández hay plena conciencia de que no existe ninguna medida macroeconómica, como el blanqueo o la flexibilización laboral, que pueda por sí misma generar cientos de miles de puesto de trabajo, el puntapié que se necesita para que la economía empiece a despegar y el altísimo nivel de pobreza, que según la última medición del INDEC llegó al 32% en el segundo semestre de 2018, comience a descender.

La generación de empleo para bajar la pobreza es un tema recurrente en las conversaciones que el candidato mantiene con los equipos técnicos del Frente de Todos y con los gobernadores, con quienes discute cuál es el trabajo que impulsará en caso de ganar las elecciones. “La premisa es generar empleo, que la gente viva dignamente. ¿Pero vamos a impulsar trabajos que en otros países no existen más? Hay un debate sobre el trabajo del futuro”, le dice a Letra P un vocero provincial al tanto de las conversaciones del candidato presidencial con un gobernador.

La discusión sobre cuál será la matriz productiva del gobierno de Fernández también la planteó, al pasar, el ex viceministro de Economía Emmanuel Álvarez Ágis, de diálogo frecuente con el candidato presidencial. “El peronismo no tiene un programa de desarrollo para el siglo XXI, tiene un programa de desarrollo para el siglo XX. Para desarrollar la economía, ¿qué hay que hacer? Decimos, industrializar. ¿Y cómo se hace? ¿Cerrando la economía? No, ya no se puede. Estás en la globalización. ¿Produciendo desde zapatillas hasta reactores químicos? Bueno, no podés”, dijo el economista en diálogo con Radio con Vos.

Esas ideas tienen un correlato con cuestiones concretas: los técnicos de Fernández aseguran que “sólo con la industria convencional no se logran los objetivos”.

Miran, por ejemplo, a la industria de los servicios, del campo, el software y lo audiovisual como potenciales generadores de empleo, además de la joya en bruto que es Vaca Muerta. El economista Guillermo Nielsen trabaja en los trazos finales de una ley para facilitar inversiones en el yacimiento. Pero, además, los técnicos albertistas señalan que hay temas sensibles como “la economía del cuidado”, que refiere a las necesidades de blanquear empleos y generar nuevos en el campo del cuidado de adultos mayores, niños y discapacitados, un sector que hoy se mueve en la informalidad o en la ayuda familiar. Lo mismo miran para la Ciudad de Buenos Aires, donde consideran que hay otras “industrias” que pueden sumar generando valor.

MINERÍA Y EL PLAN ALTO VALLE. En el albertismo creen que el plan para Vaca Muerta puede reproducirse en otras actividades y sectores estratégicos revitalizadores de las economías regionales que requieren de trabajadores poca calificados – como la producción de peras y manzanas- , la producción de software, el desarrollo de las Fintech o la minería. Otro de los objetivos es, además, potenciar la industria automotriz. Según los últimos datos del Indec, la industria automotriz utilizó en julio apenas el 30 por ciento de su capacidad instalada.

Cómo avanzar en la explotación minera es uno de los planteos que los gobernadores ya le acercaron a Fernández. El candidato presidencial se reunió a fines de agosto con las gobernadoras de Catamarca, Lucía Corpacci, y de Santa Cruz, Alicia Kirchner, y representantes de empresas mineras radicadas en ambas provincias ante quienes dijo que «la única solución» para el futuro del país es «exportar».

Los encuentros de Fernández con mineras se repetirán el 1 de octubre, durante la visita que el candidato presidencial hará a la provincia de San Juan. El gobernador Sergio Uñac ya organizó varias actividades para recibirlo, entre las que se cuentan un simposio y reuniones sectoriales con mineras y empresarios que invierten en economías regionales. Uñac ya le hizo saber a Fernández que tiene 17 mil millones de dólares de posibles inversiones en minería esperando definiciones. Los empresarios quieren saber, básicamente, cuáles serán las reglas de juego de su eventual gobierno para el sector. El reclamo que se conoce normalmente como “seguridad jurídica”, ante inversiones de alto riesgo, que le generan a las empresas desembolsos millonarios que recién empiezan a recuperar al tercer o cuarto año de actividad.

Fuente: letrap.com.ar