Con el baile como bandera y con todo el ritmo para elevar al máximo el “funk caliente rosarigasino”, este grupo compuesto por ocho músicos representa en su esplendor la movida groove y lo que ellos representan también como música latina con aires de son, rap y la que pinta.
El artista representado en este cuarto capítulo es uno de los personajes de la escena rosarina que mantiene viva la esencia del blues junto al quinteto que lo acompaña.
Con el espíritu de Roberto Grela, Horacio Salgán y Anibal Troilo presentes, este trío de fabulosos músicos demuestran su virtuosismo con la guitarra al tiempo que rescatan uno de los géneros más hermosos de nuestro país: el tango.
Posthip-hop apocalíptico. Psicorap digital de garage. Así se definen ellas, un grupo de cuatro artistas que pasaron de romperla en sus distintas bandas a formar este proyecto que, si hay algo que le sobra, es actitud y un estilo bien propio.
Con ocho años de trayectoria, la banda nacida en barrio Saladillo que mezcla géneros como el funk, rock y hip hop demuestra un gran crecimiento a cada paso que da, mientras tiran versos que reflejan la realidad en la que viven.
El trío rosarino compuesto por Pablo Pino (Cielo Razzo), Nahuel Marquet (Degradé) y Ezequiel Salanitro (Sikarios) vuevle a la carga con las canciones de su repertorio indentitariamente marcado.
El clásico ciclo de los miércoles en el Distrito 7, tendrá esta semana, como protagonistas, a estos músicos de lujos, que vuelven a presentarse en la ciudad luego de su gira por Europa.
El miércoles 30, a partir de las 21, los rosarinos volverán a hacer lo que mejor saben en el escenario del bar de Ov. Lagos al 700. Una noche a puro reggae para despedir septiembre.
La banda rosarina vuelve a tocar en su ciudad natal y la cita es este miércoles a las 21 en el escenario de Ovidio Lagos 790.
El músico rosarino dará un show íntimo y especial en Distrito 7. Se presentará el próximo miércoles a las 21, con un valor de entrada de 50 pesos.
Este miércoles a las 21, la banda se presentará en el escenario de Ov. Lagos 790.