Por Alejandra Ojeda Garnero

¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio.

Albert Einstein

 

Existe una máxima en el Derecho que reza: «Todos somos iguales ante la ley», pero la realidad demuestra que es una ficción. Los pedidos de justicia se multiplican a diario cuando las víctimas pertenecen a sectores desfavorecidos o vulnerables.

Silvia Carranza perdió a su hijo Iván Farías de 36 años el 26 de julio de 2016 y aún espera respuesta de la justicia. Fue asesinado de una puñalada, por un comerciante de la zona cuando estaba en su silla de ruedas en la Plaza López. Atravesaba el consumo problemático de sustancias, le habían amputado las dos piernas y un brazo luego de un accidente en las vías del tren.

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En Iter criminis dialogamos con su mamá quien a través de un desgarrador testimonio contó el doloroso recorrido que hizo a lo largo de varios años para contener y separar de las drogas a su hijo.

La indiferencia del Estado, de las instituciones en relación a la problemática y luego del asesinato la inacción de la justicia para encontrar y condenar a los responsables.