Este fin de semana, una mujer de 70 años fue víctima de un violento robo en su casa durante el cual sufrió una brutal golpiza. Los ladrones se llevaron su jubilación.

El hecho ocurrió durante la madrugada del domingo en una casa ubicada en la calle Ituzaingó al 1700, en la localidad de Villa Maipú. Apenas pasada la medianoche, tres individuos “serrucharon una reja” de la parte trasera y sorprendieron a Olga, la víctima, en el interior de la vivienda mientras dormía.

“Que me vea el mundo entero cómo estoy, así me dejaron”, señaló ayer por la tarde Olga, con la cara  llena de moretones, en diálogo con TN. “Así me dejaron tres personas, tres hombres: dos mocosos de mierda entre 13 y 15 y un hombre de 40 que me pegó con un arma”, explicó la mujer, que es viuda y vive hace 58 años en esa casa donde crió a sus hijas y donde  fue salvajemente agredida.

Una vez dentro, los ladrones revolvieron toda la casa por el lapso de casi una hora. “Me pedían plata y yo les dije ‘no tengo’, hasta que encontraron. Pero mientras tanto me agarraban de los pelos”, contó la mujer. “Hasta el ropero me rompieron buscando plata”. Si bien los asaltantes actuaron con guantes y a cara descubierta, la víctima aseguró que, como le sacaron los anteojos, no podría identificarlos por su cara.

Finalmente, los asaltantes reunieron lo  que encontraron y escaparon. “Me llevaron media jubilación y todo el aguinaldo que estaba guardando para arreglar la casa”, explicó Olga. Fuentes policiales informaron que los ladrones se hicieron también con una pistola calibre .32 que tenía la mujer.

La víctima quedó visiblemente herida tras el asalto: por los golpes de los ladrones tiene moretones en el rostro, los brazos y las piernas, aunque por fortuna no sufrió fracturas en ninguno de sus huesos.

Tras dar aviso a la policía, efectivos de la Comisaría 6° de San Martín fueron hasta la casa y Olga fue trasladada en una ambulancia al Hospital Belgrano en la localidad de San Andrés, donde recibió atención médica y luego fue dada de alta. “Me atendieron muy bien pero ni gasas tenían para curarme. Tuve suerte de que no tengo fracturas pero tengo que volver en 3 o 4 días”, señaló.

Además del susto, la jubilada denuncia que en la zona la policía “brilla por su ausencia” y que “nunca pasa un patrullero”. “No me vinieron ni a tomar declaración. Es una experiencia espantosa. Esto pasa a los jubilados, a los pensionados, todos los días. A mí me dejaron viva y la puedo contar, pero no puedo ni abrir los ojos”, expresó la mujer. Y agregó: “Tengo miedo, es posible que venda mi casa y mi vaya”.

También pidió una consigna policial en su casa: “Vinieron un ratito y cuando volví del hospital ya no había más nadie, ni un policía”.