Por Carlos del Frade

Cuando la orgía de sangre se desató en el viejo corazón del cordón industrial del Paraná, en 1976, el jefe del servicio de Informaciones era Juan José “El Gato” Saichuk, hombre de notable agilidad corporal y destacable habilidad para convertir la sangre derramada en un gran negocio personal.

Mientras la cacería humana se profundizaba, Saichuk fue haciéndose millonario.

Hasta que en noviembre de 1976, alguien lo envenenó.

Para los integrantes de La Santafesina SA se trató de una señal desde adentro, desde los camaradas que se quedaban afuera del negocio.

El asesinato de Saichuk forma parte de la mitología policial rosarina.

Algunos podían secuestrar, torturar y matar creyendo que lo hacían por la Patria; otros, simplemente, lo hacían por dinero.

El dinero de la sangre.

Cuarenta años después, las internas policiales florecen en el juicio a Los Monos.

No hay buenos ni malos.

Cada vez que habla un oficial aparece una historia de traiciones y negocios.

Como sucedió en la sexta semana del proceso.

-Humo, no…

Eso fue lo que el comisario Sergio “Cachi” Blanche contó que le dijo al oficial Romero, a cargo de la división de Judiciales de La Santafesina SA, cuando le ofrecieron 400 mil pesos a repartirse entre cuatro oficiales de la policía de la provincia de Santa Fe mientras hacían los seguimientos telefónicos de la banda de Los Monos, en 2013.

Blanche conocía a Mariano Ruiz desde el año 2008 y desde entonces mantuvieron una relación que reaparecía cada vez que el muchacho compraba un nuevo auto, según relató el ahora acusado de formar parte de la misma asociación ilícita.

-Seguí hablando con Ruiz. Lo que tenés que saber es que el teléfono está intervenido – le había advertido Romero.

Hasta que llegó la reunió pactada en un bar del prólogo de la zona sur rosarina, en Italia e Ituzaingó.

-Hacelo bajar a Mariano de las escuchas. Pedile 400 mil pesos. Somos cuatro. Cien mil para cada uno y lo sacamos de las escuchas – fue la oferta del jefe de judiciales.

Allí vino la respuesta, “yo, humo, no”.

“La señora de Romero trabajaba con un ministro. Se manejaba políticamente”, agregó Blanche.

Hasta que el 17 de octubre de 2013, seis días después del atentado contra el ex gobernador Antonio Bonfatti, Blanche fue detenido por las Tropas de Operaciones Especiales. Tuvo que entregar todo.

Romero le vuelve a hablar y le marca que el atentado contra el primer mandatario santafesino exigía algunos resultados. Que uno de esos resultados era la detención de Blanche.

-Yo trabajé en la causa – repite Blanche y lo mismo quedó registrado en un video que graba desde su reloj cuando es entrevistado por el juez Juan Carlos Vienna.

A otro de los integrantes de la división Judiciales abocado a la investigación de las actividades de los Cantero y asociados, el comisario Almirón, Blanche, años atrás, lo detuvo por un robo calificado en la sección Automotores de la policía.

Cuando Almirón salió en libertad, le dijo: “Nos vamos a volver a encontrar. Vas a tener un vuelto”.

Blanche entiende que en estas dos postales de la vida cotidiana de oficiales de La Santafesina SA está la explicación de su detención, su falta de trabajo y la acusación de conformar la banda narco más importante del sur santafesino en los últimos diez años.

Esta declaración que formó parte de lo escuchado en la jornada del martes 26 de diciembre de 2017, forma parte de las permanentes internas policiales que se reciclan desde hace décadas en el mapa santafesino.

Mientras el juicio avanza, las internas policiales parecen formar parte de las internas del negocio narco.

Esa certeza, alguna vez, demandará una respuesta política que, por ahora, brilla por su ausencia.

Fuente: Testimonio del comisario Sergio Blanche en la jornada del martes 26 de diciembre de 2017 en el juicio a Los Monos. Presencia del autor en esa audiencia.