Poco después de las 14, el Tribunal Oral integrado por los jueces Mariano Aliau, Aldo Bilbao Benítez y José Luis Suárez dieron a conocer la sentencia en el marco del juicio por la muerte de Carlos «Bocacha» Orellano, y condenaron a tres de los acusados a penas que van de los 6 a los 12 años de prisión efectiva, en tanto que uno de ellos fue absuelto por el beneficio de la duda.

Los policías Carina Gómez y a su pareja, Gabriel Nicolossi, fueron condenados a 9 y 12 años de prisión, de cumplimiento efectivo por los delitos homicidio preterintencional con delito de abandono de persona seguido de muerte y falsedad ideológica.

En tanto, el guardia de seguridad del local, Emiliano Lopez, fue sentenciado a 6 años de prisión por el delito de homicidio preterintencional en concurso real con abandono de persona seguido de muerte.

Por su parte, el otro guardia del boliche Ming River House, Fabián Maidana, fue absuelto por el beneficio de la duda.

El cuerpo de Carlos «Bocacha» Orellano, de 23 años fue encontrado el 26 de febrero de 2020, flotando en el río Paraná, tras haber desaparecido en el boliche Ming River House, en la Estación Fluvial, donde había ido a bailar dos noches antes y del que había sido expulsado por el personal de seguridad. 

Tras una investigación que fue puesta en tela de juicio en varias ocasiones, el fiscal Patricio Saldutti acusó formalmente a dos efectivos de la Policía de Santa Fe, Karina Gómez. y Gabriel Nicolossi, que se encontraban cumpliendo adicionales en el boliche, por incumplimiento de los deberes de funcionario público, falsedad ideológica de instrumento público agravada y homicidio simple con dolo eventual. En tanto, a los dos empleados de seguridad de Ming River House, Emiliano Lòpez y Claudio Fabián Maidana, les achacó homicidio simple con dolo eventual.

De acuerdo a la teoría de la acusación, los imputados habrían rodeado al joven y, arrinconándolo contra la baranda del río, lo habrían golpeado aprovechándose de la superioridad numérica, provocando así que Orellano salte las barandas de protección del muelle y caiga al río.

El funcionario judicial había pedido 17 años para los empleados de seguridad privada y 19 para los efectivos policiales.

El caso

Según la teoría fiscal, a la que adhirió la defensa representada por Salvador Vera, Carlos «Bocacha» Orellano fue a bailar a ese boliche con amigos e intentó ingresar varias veces al VIP del local, sin autorización, por lo que fue retirado del lugar. Y una vez que el joven fue hechado, los imputados «ejercieron violencia física»  en su contra y rodearon a la víctima «contra la baranda del río Paraná».

Para Saldutti, los imputados, «aprovechándose de la superioridad física y numérica, lo golpean», lo que llevó a que Orellano «salte las barandas de protección del muelle y caiga a las aguas del río Paraná, circunstancias que le provocaron su fallecimiento».

Según sus argumentos «tiempo después de la caída de Orellano al agua», la agente Gómez dio aviso del hecho a la central de emergencias del 911 y a la Prefectura Naval Argentina, «pero omitiendo informar la verdad del mismo». «Y luego, todos los imputados se retiraron del lugar, sin brindar colaboración con las tareas de rescate de la víctima», señala la acusación fiscal.

La teoría acusatoria siempre apuntó a un supuesto y tácito «pacto de silencio» que se selló esa noche entre todos los acusados. Y, según afirmó en el alegato final, es «falsa la versión plasmada esa madrugada en el acta policial». Según consta en se registro, a las 5.35 los policías observaron «lo que a simple vista parece ser una persona recostada contra la baranda que cae al agua» tras lo cual escucharon «pataleos».

Saldutti también apuntó que la autopsia reveló como causa de muerte «asfixia por sumersión», pero detectó ocho infiltraciones hemáticas, marcas de los golpes recibidos en vida. «No decimos que lo tiraron ni mucho menos que lo mataron a golpes. Decimos que las lesiones fueron provocadas por López, Maidana, Gómez y Nicolossi», argumentó en su alegato, al tiempo que esos golpes fueron la razón por la cual Orellano se arrojó al agua.

Para la acusación, tirarse al río era el «único escape posible». «Los acusados se habían representado que podía caer al agua y el resultado de muerte y actuaron más allá de lo que sería una conducta descuidada”.

Por su parte, los defensores siempre negaron de punta a punta las acusaciones y, en sus alegatos, volvieron a sostener que no había elementos de prueba que ligue a los acusados con la muerte de Orellano, coincidieron en la inexistencia de delito y solicitaron la inmediata libertad.

La defensa de los empleados de seguridad citó testimonios que ubicaban a sus pupilos dentro del boliche a la hora en la que supuestamente Orellano había caído al agua, asegurando que la participación de ambos en el hecho siempre estuvo orientada a ayudar y a tranquilizar al joven, quien estaba «muy alterado».

El letrado apuntó que ambos empleados declararon tres veces en tres ocasiones distintas antes del juicio y que sus dichos no tuvieron  «fisuras ni contradicciones» porque hablaron con «la verdad». Y en ese sentido, remarcaron que «no hay nada que sostenga que pudieron querer matarlo» y que «si la acusación es por dolo eventual faltan los dos elementos fundamentales: el conocimiento y la voluntad».

Descontento familiar 

Al conocerse la sentencia, la familia de “Bocacha” adelantó que apelará el fallo: “Nos matan criaturas todos los días con las armas de la policía, porque después los tipos vienen acá y los dejan en libertad. Seis años le dieron a Emiliano López, con una causa que tiene de narcotráfico, Karina Gómez se va a ir con tobillera en la casa, ella va a disfrutar de sus hijos, nosotros no”.

“Por supuesto que vamos a apelar, ¿cómo cuatro tipos van a matar a un pibe y les van a dar seis años?”, apuntó Edgardo Orellano, papá de “Bocacha”, mientras cuestionó a los jueces.

Además, Orellano opinó: “Pensé que les iban a dar 18 o 20 años, pero no seis. Dejaron suelto al que ideó todo y sabía desde el año 2008 dónde estaban los puntos oscuros. A mi hijo lo privaron de la libertad, lo torturaron y lo tiraron al agua”.