por Florencia Vizzi (desde el Centro de Justicia Penal de Rosario)

La tercera jornada del juicio por la desaparición y muerte de Paula Perassi comenzó en forma desgarradora cuando el padre de Paula volvió a sentarse ante los jueces y, prácticamente quebrado emocionalmente, terminó de dar testimonio.

Y antes de que comenzara a declarar el próximo testigo previsto, sorpresivamente tres de los imputados principales pidieron la palabra. Se trata del ex comisario y ex jefe de la Agrupación Cuerpos de la Unidad Regional XVII, Adolfo Daniel Puyol, acusado de encubrimiento y falsedad ideológica, Mirta Rusñisky y Gabriel Strumia, ambos acusados de privación ilegítima de la libertad agravada y aborto sin consentimiento seguido de muerte.

Uno tras otro solicitaron ser escuchados por el Tribunal, derecho que les asiste a los imputados en los juicios orales, y hablaron sobre cuestiones particulares. Adolfo Daniel Puyol volvió a negar que hubiera existido una relación de amistad con Strumia y recalcó que sólo se trataba de una relación comercial.

Además manifestó estar enojado con Strumia por no haber aclarado la naturaleza de la relación entre ambos y dijo entender a Alberto Perassi aunque aseguró que las acusaciones que el padre de Paula hacía contra él eran falsas.

Por su parte, Rusñiky dijo que jamás se había dedicado a hacer abortos, que no era abortera y que estaba ahí por la falsa denuncia de su yerno que sólo quería vengarse de su hija que acababa de echarlo. Y, en último lugar, Gabriel Strumia pidió hablar en el estrado y confirmó los dichos de Puyol.

Una carrera impecable

«Voy a ser breve.  Soy comisario inspector retirado, tengo 52 años, estoy casado y tengo dos hijos de 27 y 19 años. Tuve  una carrera impecable en la policía, en 2016 cumplí 30 años de servicio pero ahora me pasaron a retiro por esta causa.  Este caso mediático que fue mediático, en el cual el señor Perassi siempre apuntó que yo era amigo de Strumia y que tenía que ver con la causa. Y por todo eso , terminé detenido».

La voz de Adolfo Daniel Puyol se quebró en varias oportunidades, visiblemente nervioso, y tal vez conmovido y remarcó que nunca tuvo sanciones ni causas administrativas o penales y que su carrera fue intachable.

Pero, sobre todo, Puyol quiso dejar en claro la naturaleza de la relación que lo unía a Gabriel Strumia. En ese sentido repitió en varias ocasiones que su relación era  «netamente comercial».

«En el 2005 creamos un emprendimiento familiar con mi señora, compramos un camión volcador modelo 76. Lo compramos con un ahorro que le había dejado la mamá a mi mujer, el dinero de la venta de un Fiat Uno y el dinero de un crédito que sacamos en el Banco Provincia».

Según su relato, ya hecho en otras oportunidades, Puyol dijo que conoció a Strumia en 2007, cuando lo contactó para que le arreglara uno de los camiones, labor a la que se dedicaba su empresa.

«Después, cuando todo pasó, Perassi empezó a decir que nosotros éramos amigos. Y nada que ver, no había amistad, solo arreglaba mis camiones».

En ese sentido, Puyol se manifestó «enojado con Strumia» porque en varias oportunidades le pidió que vaya y declare, «que si no tenía nada que ver, que vaya y declare» para que lo «despegue de todo eso».

«Cuando empezó la causa yo le decía que vaya a declarar, se lo pedí muchas veces, que vaya y declare para que me despegue a mi de todo. Perassi decía que yo tenía algo que ver y eso es mentira. Pero no lo hizo y ahí me enojé con él y la relación comercial también se rompió, yo dejé de llevarle los camiones».

Puyol relató que en una oportunidad el hijo de Strumia fue a cobrar a su casa y le pidió también que hable con el padre para que vaya a declarar.

Fue en ese momento cuando con la voz temblorosa, hizo referencia a la difícil situación de Alberto Perassi. «Yo lo entiendo a Perassi, lo entiendo porque también soy papá, y si le pasara algo a mis hijos no se que haría. Pero no es justo lo que yo vengo padeciendo hace cuatro años. Me arruinaron la carrera… Perassi dice que le arruinaron la vida y seguro que es así,  pero y la mía ¿qué? ¿nadie pensó en la mía? Yo estoy preso sin pruebas, por una teoría del caso. Hasta ahora yo no tuve una justicia justa, conmigo fueron parciales. Yo no pido nada, yo solo pido que sean imparciales».

Y antes de finalizar la declaración señaló: «Hay una diferencia entre Perassi y yo. Él hizo todo lo posible por arruinarme la vida a mi, en cambio yo no hice nada contra él». 

«Una madre que ama a sus hijos y a sus nietos»

Cuando Adolfo Daniel Puyol volvió a su lugar, los abogados de Mirta Rusñisky manifestaron que ella también quería hacer uso de su derecho a declarar. Y así lo hizo.

Al igual que Puyol, la mujer comenzó a hablar con la voz trémula: «Nunca fui abortera, yo sólo quiero decir que jamás me dediqué a eso, jamas hice abortos».

Rusñisky relató a los jueces que tiene cinco hijos, dos de ellos discapacitados y que adora a los niños. Y sobre la acusación que su yerno hizo sobre ella, dijo que la hizo por venganza. «Mi yerno hizo esto porque mi hija lo echó de la casa y ella y mi nieto se quedaron a vivir conmigo», afirmó. Y detalló:  «Nicolás Vazquez hacía cuatro meses que estaba en Timbúes y no quería trabajar. Fuimos a una remisería y le conseguimos trabajo, pero él no quería. Entonces mi hija lo echó, le dijo «mi mamá nos va a mantener a mi hijo y a mí. Vos te vas. Entonces, él hizo todo esto».

«Yo jamas fui abortera, solo soy una madre que ama a sus hijos y a sus nietos», concluyó Rusñisky.

«No éramos amigos»

Cuando Mirta Rusñisky dejó el lugar en el centro de la sala, el mismo fue tomado por Gabriel Héctor Strumia. Su declaración fue muy breve, casi una respuesta directa a Puyol.

«Quiero referirme a lo que dijo Daniel Puyol. Tiene mucha razón, yo lo empecé a atender desde que se compraron el primer camión hasta hace un tiempo atrás que se rompió la relación comercial por el caso», relató.

En contraste con los otros dos imputados, Strumia se mostró firme y seguro en todo momento. «Pero quiero decir que en su momento, Daniel me dijo que vaya a declarar y yo fui. No recuerdo ahora si hablé con Tutau (segundo juez de instrucción de la causa) o con Filocco (primer juez interviniente), pero fui y hablé. Y el juez me preguntó que relación teníamos y yo le dije que era comercial, que no éramos amigos ni nada, él sólo era un cliente». «Eso se estuvo manipulando todo este tiempo y se dieron muchas versiones sobre la relación que teníamos. Por eso quiero aclararlo: no éramos amigos, nunca lo fuimos».