Este viernes se conoció la sentencia contra el Daniel Augusto Ampuero Cárdenas, un exempleado de la  Dirección de Niñez de la provincia de Santa Fe,  acusado de haber abusado sexualmente de una nena que estaba bajo la custodia del organismo y de la cual él era acompañante personalizado en el turno de la noche. El Tribunal conformado por los jueces de Primera Instancia Juan Carlos Leiva, Gustavo Pérez Urrechu y Mariano Aliau condenó al imputado a 10 años de prisión de cumplimiento efectivo, sentencia que está por debajo de las expectativas de la Fiscalía, que había solicitado 16 años de prisión.

«El Tribunal dio a conocer la sentencia condenatoria, con la cual estamos, obviamente insatisfechos», apuntó el fiscal Ramiro González Raggio, de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual. Y agregó: «Estamos esperando conocer los fundamentos para ver si se avanza con algún tipo de apelación».

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El fiscal apuntó que los jueces creyeron razonable hacer un cambio de calificación. «Nosotros habíamos acusado al imputado de abuso sexual gravemente ultrajante, agravado por ser el encargado de la guarda de la víctima, una menor en aquel momento de 12 años. Pero el Tribunal entendió que la calificación más adecuad área abuso sexual con acceso carnal, con el agravante».

La denuncia penal contra el acusado fue impulsada en abril de 2021, a pesar de que lo ocurrido fue relatado por la propia víctima en noviembre de 2020 a los acompañantes que estaban a su cargo en ese momento. La joven se topó con su abusador en la oficina de Niñez y eso la motorizó a contar lo que había sufrido.

Los hechos sucedieron en el año 2015 y  los meses de mayo y junio de 2016, cuando la víctima, que se encontraba con una medida excepcional de derechos desde sus siete años, también por abusos que había sufrido en aquel entonces,  estando bajo la órbita de Niñez y alojada en la casa conocida como Pensión de la Música, fue abusada sexualmente en repetidas oportunidades por el imputado.

González Raggio destacó que, en el juicio también se pudieron ver «las luces y las sombras del organismo». «Estando en contacto con las personas que trabajan o han trabajado en esta institución, nos hemos encontrado con gente que ha puesto el cuerpo en el día a día, con niños en estados graves de vulnerabilidad, pero también se vieron muchas deficiencias estructurales, burocráticas y de faltas de recursos. Todo esto nos lleva a esperar que este juicio sirva para hacer algunos cambios positivos o para rever algunas cuestiones, por ejemplo, como se captan los acompañantes personalizados, personas que tienen a cargo de niños en estado de vulnerabilidad y también las condiciones en las que se encuentran los lugares de resguardo».