Seis policías que revistaban en la comisaría 10ª, entre ellos el jefe y el subjefe, quedaron en prisión preventiva tras haber sido imputados por brindar protección a una banda narco y favorecerla deteniendo a los integrantes de una organización rival. Este martes por la tarde, los seis efectivos policiales fueron acusados de los delitos de cohecho, falsedad ideológica de documento público e incumplimiento de los deberes de funcionario público.

Dichos delitos se cometieron con la finalidad de incriminar con evidencia falsa a dos jóvenes del barrio,que presuntamente pertenecerían a una banda rival, en una serie de blaceras.  El fiscal Federico Rébola imputó al comisario Gerardo M., al subcomisario Sebastián O., a los oficiales Walter G. H y Juan Pablo S. y a la suboficial Natalia S., quienes prestaban sevicio en la comisaría ubicada en calle Darragueira al 1168, y también al oficial Héctor D., de la ciudad de El Trébol, y el juez de primera instancia Carlos Leiva resolvió que queden detenidos en prisión preventiva por el plazo de 90 días, mientras avanza la investigación. 

La investigación que culminó en la imputación de los seis uniformados comenzó cuando dos jóvenes mujeres se presentaron, junto a su abogada, ante el fiscal Rébola y relataron haber sido obligadas a  denunciar falsamente a Tomás Agustín  G., de 19 años, y a Andrés Adrián  R., de 22, dos muchachos que había sido detenidos en un procedimiento que tuvo lugar en el mes de junio y luego imputados por varias balaceras. 

El procedimiento en cuestión tuvo lugar el 21 de junio, en Avenida Travesía al 300 Bis y resultaron detenidos cuatro muchachos. Luego, en la comisaría, se labró un acta policial que, según se comprobó luego, estaba plagada de irregularidades.

Según pudo reconstruir Rébola, a partir de la declaración de las dos jóvenes, del operativo en que los dos muchachos cayeron presos participaron en forma irregular Natalia S. y Héctor D., y ambos fueron omitidos en el acta de procedimiento.

Este último habría fotografiado a los cuatro detenidos, para luego reenviar la foto a alguien que respondió que Tomás G. y Andrés R. debían quedar presos. Para que eso se concrete, se utilizó el falso testimonio de las chicas que, según detalló el funcionario judicial en la audiencia, fueron llevadas a la comisaría por Los Pimpis, la banda considerada heredera del territorio y las operaciones de Ema «Pimpi» Sandoval, y por un efectivo que se presume sería Héctor D., quien además les habría dictado a cada una, palabra por palabra, lo que debían declarar. Ambas mujeres aseguraron haber sido amenazadas por los dos detenidos para cometer un homicidio, vender drogas para otra banda y tener relaciones sexuales con uno de sus miembos.

Dos semanas después, las mujeres desimintieron su testimonio ante el fiscal del caso y aseguraron haber sido obligadas a mentir por los integrantes de Los Pimpis. A cambio del falso testimonio, una recibió 50.000 pesos y la otra drogas.