Por Florencia Vizzi

Este domingo por la mañana, en una audiencia realizada por videoconferencia, fue imputado Diego C., el joven que el pasado viernes, tras ser víctima de una salidera bancaria, persiguió y atropelló a los dos ladrones ocasionándole la muerte a ambos. El fiscal Patricio Saldutti lo acusó de homicidio simple y el juez Román Lanzón convalidó la acusación y le dictó la prisión preventiva por 60 días.

Mientras en las puertas del Centro de Justicia Penal se desarrollaba una manifestación de vecinos y amigos del imputado que exigían su liberación, el fiscal Saldutti, vía Zoom, desmenuzó la secuencia que acabó con la muerte de Diego Nicolás Quiroga García y Luciano José Escudero, los dos ladrones que asaltaron a Diego C. el pasado viernes 8 de abril.

De acuerdo a las pruebas recabadas hasta ahora por el funcionario judicial, Diego C. fue asaltado alrededor de las 16.30 en calle Amuchástegui al 600, tras bajarse de su camioneta pick up Chevrolet S10. Los ladrones lo obligaron a ponerse  de rodillas a punta de pistola y se llevaron una mochila en la que tenía 2.000 dólares que acababa de comprar, su billetera, en la que había 2.400 pesos y su teléfono celular. Luego efectuaron tres disparos al aire y se dieron a la fuga en la moto Titán roja en la cual lo venían siguiendo.

Según el relato de los testigos, tras el robo, el imputado se subió nuevamente a su camioneta, y comenzó a perseguir a los ladrones, a quienes logró alcanzar en calle Zuviría al 200, donde los embistió. Quiroga falleció en el acto en tanto que Escudero murió un día después a causa de las lesiones.

Una de las pruebas más contundentes presentadas en la audiencia fue un video de una cámara privada de seguridad que captó la secuencia completa del atropellamiento y en la cual puede verse claramente como la camioneta que conducía el acusado, desvía para subirse a la vereda y embiste a la motocicleta.

Intención de matar

El defensor de Diego C., Pablo Rajmil, argumentó en favor de su pupilo que no hubo dolo y que el mismo «jamás tuvo intención de matar». «Hubo un descuido de su propia vida y se salvó del milagro, afirmó al mismo tiempo que habló de «emoción violenta».

«Los asaltantes escaparon a bordo de la motocicleta emprendiendo la fuga por calle Amuchástegui y Diego se subió a la camioneta para perseguirlo con el fin de no perderlos de vista y que no se escapen. En ese escaso recorrido los encontró y los siguió y, durante ese trayecto, los delincuentes advierten que Diego los estaba siguiendo y le apuntan. Entonces él continuó manejando pero agachando la cabeza y con poca visibilidad y poca posibilidad de maniobra. Allí es donde vemos que la moto se sube la vereda y, por el mal estado de la misma, reduce la velocidad por lo que al subir la camioneta a la vereda, se produce la colisión y termina impactando contra un árbol», relató el letrado, al mismo tiempo que remarcó que, al bajarse del vehículo, el acusado no se dirigió a los asaltantes para agredirlos ni fue a buscar el dinero que le habían sustraído, sino que fue a buscar ayuda y no se retiró del lugar del hecho».

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«Diego lo único que quería era que la policía atrape a los delincuentes. El no es un asesino y tampoco es un caso de justicia por mano propia. Sabemos que los asaltantes contaban con frondoso antecedentes y uno de ellos había salido recientemente de la cárcel».

En vista de todo ello, el letrado expresó que su teoría del caso «descarta completamente la calificación de homicidio doloso simple» planteando que su defendido actuó amparado en el principo de legítima defensa y además no descartó que el desenlace «haya sido consecuencia de un homicidio culposo por la conducción negligente o incluso contemple la emoción violenta».

«Sumamente grave«

A pesar de los argumentos del abogado defensor, el juez Román Lanzón consideró que se trató de un hecho «sumamente grave» y que las evidencias en contra del imputado son los suficientemente «contundentes y claras».

«A mi modo de ver lo más contundente es la cámara de video que capta el momento final de la secuencia», remarcó el magistrado y señaló que si bien el defensor «explora muchas alternativas, legítima defensa, homicidio culposo, emoción violenta, por ahora no hay sustento probatorio de ninguna de ellas».

«Es un hecho trágico» le remarcó el juez al imputado. «Desde dos puntos de vista, el primero el que sufrió usted, con el robo, con uso de arma con violencia y disparos al aire. Es un hecho tremendo al que yo no le resto gravedad, pero después hay otro hecho, otra secuencia que culmina con la muerte de dos personas. La filmación que se ha reproducido en esta audiencia es lo sufiecientemente contundente para saber que cualquier persona que maneja un vehículo en las condiciones en que lo hace y con el desenlace que, en definitiva ocurre, no podría haber tenido otra intencionalidad que no sea producir el resultado que finalmente se produjo, que es la muerte».

En cuanto a la prisión preventiva, el juez le explicó al imputado que «el hecho que se le atribuye es sumamente grave, de esto no hay dudas y no hay elementos para pensar que hayan existido de una forma distinta de la cual se lo imputó el fiscal». «Estamos hablando de dos homicidios» remarcó el magistrado y señaló que tiene una pena en expectativa sumamente alta, que va de los 8 a los 25 años. Además consideró que hay evidencias sumamente contundentes que incriminan al imputado, por lo cual, convalidó la medida cautelar, con un plazo de 60 días, tiempo que consideró suficiente para que la Fiscalía avance con la investigación.