El cadáver del joven de 23 años Jonathan Ezequiel Herrera, quien murió ayer por quedar en medio de un tiroteo mientras lavaba su auto en la zona sur de Rosario, tenía el impacto de tres balas, según indicó la autopsia que le hicieron en el Instituto Médico Legal.

Según fuentes de la investigación, el proyectil que terminó con la vida de Jonathan fue uno que al rozarle la cabeza le produjo astillas que produjeron daños irreversibles en el interior de su cráneo.

Los otros disparos dieron en un pie y en un muslo. Este último no salió del cuerpo y quedó alojado en la cadera. Allí se constató que la bala pertenecía a una pistola 9mm que es la que usan las fuerzas policiales.

La muerte del muchacho se produjo cuando éste lavaba su auto en pasaje Villar y Ayacucho y se produjo un enfrentamiento entre la Policía y dos delincuentes que venían de asaltar la juguetería ubicada en San Martín y Saavedra.

Vale aclarar que a pesar de que la bala pertenece al tipo de armas que utilizan las fuerzas de seguridad, aún no se reveló de qué lado vino el disparo, ni si los otros dos fueron o no de la misma arma.

El tiroteo se produjo entre nueve policías y los dos ladrones –uno de los cuales está herido y detenido y el otro aún permanece prófugo– lo que ocasionó la demora de los nueve uniformados y el secuestro de diez armas.

Por el momento se continúa con el peritaje de la toma de video registrada desde una cámara de seguridad, ubicada en Ayacucho y Segui y de otras, como por ejemplo las de una estación de servicio, ubicadas cerca del lugar del hecho.