Por Alejandra Ojeda Garnero

Una nueva  instancia en el juicio a 19 policías por la muerte de Franco Casco, el joven de Florencio Varela que llegó a Rosario en septiembre de 2014 a visitar a sus familiares de Empalme Graneros y luego de abandonar la casa apareció su cuerpo sin vida en las aguas del río Paraná. El joven había dejado la vivienda en la tarde del 6 de octubre con la intención de volver a su ciudad natal pero nunca llegó a destino. La acusación sostiene que fue detenido ilegalmente por efectivos de la seccional séptima, torturado y arrojado al río con la intención de ocultar el crimen, por lo que enfrentan una posible pena de prisión perpetua.

Los policías son juzgados por los delitos de desaparición forzada de personas agravado por la muerte de la víctima, imposición de torturas seguida de muerte a personas, legítima o ilegítimamente privadas de su libertad, entre los cuales se encuentran el exjefe de la seccional 7ª Diego Álvarez, Cecilia Ruth Elisabet Contino, Walter Eduardo Benítez y Fernando Sebastián Blanco, en calidad de autores. César Daniel Acosta, Guillermo Hernán Gysel, Cintia Débora Greiner, Rocío Guadalupe Hernández, Marcelo Alberto Guerrero, Enrique Nicolás Gianola Rocha como coautores del delito de desaparición forzada de personas agravado por la muerte de la víctima. En el caso de Franco Luciano Zorzoli, Rodolfo Jesús Murúa, Romina Anahí Díaz, Elisabeth González Belkis, Walter Daniel Ortiz y Ramón José Juárez, como partícipes secundarios.

Los jueces Otmar Paulucci, Eugenio Martínez y Ricardo Vázquez escucharon a los cuatro familiares de Franco Casco que dieron su testimonio en esta quinta jornada de juicio. El punto central de esta audiencia fue escuchar el relato de los familiares y contrastarlos con sus declaraciones al inicio de la investigación, entre otros temas, los testimonios intentaron reconstruir, en base a las preguntas de los abogados de las partes, los momentos previos a la desaparición de Franco, las acciones que llevaron adelante para dar con el joven en las primeras horas, aclarar las diferencias sobre el faltante de algunas piezas dentales; el reconocimiento de fotografías tomadas en la comisaría séptima y los videos que lo muestran caminando en la zona norte de la ciudad el día 8 de octubre de 2014. Sobre estos puntos clave de la declaración, tanto la hermana Malvina Godoy, el primo Rubén Darío Retamar, la tía María Roque Casco y el padre Ramón Casco, no lograron brindar relatos contundentes, sino que estuvieron plagados de contradicciones y olvidos.

Malvina Godoy, hermana de Franco, quien vivía en Buenos Aires al momento de los hechos, contó que “era un pibe tranquilo, no era de salir mucho, común, normal. Había venido a mi casa dos días antes de irse, no me comentó nada del viaje, me enteré cuando ya estaba en viaje. Estaba bien, como siempre”.

Sobre su aspecto físico, dijo que “ese día era normal, como siempre, bien, nada raro. Era alto flaquito de cara, medio narigón, pelo cortito”, agregó que tenía como señas particulares “un corte arriba de la nariz y marcas de piercing”.

La hermana de Franco Casco contó que no tuvo contacto con el joven durante su estadía en Rosario. Sobre la desaparición no pudo aportar muchos datos ya que estaba en Buenos Aires, “me enteré que había desaparecido, que no lo encontraban por ningún lado y que habían hecho denuncias, primero Roque, después mi papá y después mi mamá”, ya que solo estuvo una semana en la ciudad y luego volvió a Buenos Aires.

También fue consultada sobre la relación de Franco con Roque, y dijo que “era como tía y sobrino, cuando ella vivía en Morón él se iba una semana, se quedaba con ella y después volvía. Lo buscaba mi primo Rubén Retamar”, porque el joven no sabía manejarse solo.

Por otra parte, no queda claro dónde y con quién vivía Franco Casco, según Malvina, Franco “alquilaba con su hermana Carina”, aunque el resto de los familiares aseguró que vivía con su mamá Elsa en Buenos Aires”.

En relación a los lugares de búsqueda, Malvina dijo que “no lo encontraban por ningún lado y lo buscaron por todos lados, plazas, lugares de personas de mente, hospitales, pegaron carteles con los teléfonos y la foto de Franco”. Después contaron con el apoyo de distintas organizaciones sociales, la casa Pocho Leprati, con quien organizaron una marcha para pedir por la aparición de Franco.

“Yo me tuve que ir a Buenos Aires, porque tenía mi familia y mis hijos, pero mi mamá y mi papá con mi primo se quedaron buscando”, aunque siguió las novedades por comunicaciones telefónicas, hasta que “un día me llamaron para decirme que habían encontrado un cuerpo”.

El cuerpo de Franco fue hallado 22 días después de su desaparición en el río Paraná, por lo tanto, no estaba en condiciones óptimas de identificación a simple vista, “lo identificaron por el tatuaje del brazo, según tengo entendido, porque no lo vi. Y por las estrellitas del cuello. El tatuaje del brazo era el tatuaje del nombre del hijo de él, Thiago”, contó Malvina.

Los abogados de las partes intentaron reconstruir los hechos con los testimonios de la familia. Franco salió de Florencio Varela el 28 de septiembre de 2014, llegó a Rosario el 29, su tía Roque lo recibió en la estación de trenes y fueron para su casa. A la semana, según el relato de la familia, Franco comenzó a decir que quería volver a Florencio Varela, pero tanto su madre como la hermana le respondieron que se quede por lo menos hasta fin de mes. El 6 de octubre a la mañana Franco y su tía Roque fueron a la estación de trenes a comprar el pasaje, pero el tren salía a las 12 de la noche y el pasaje podían comprarlo a las 21.30, por lo que decidieron volver a su casa.

Más tarde, María Roque salió a hacer unos trámites y cuando volvió cerca de las 18, su hijo Rubén Retamar le dijo que Franco se había ido de la casa. Salieron a buscarlo por el barrio, pero no obtuvieron demasiados datos, algunos vecinos dijeron haberlo visto caminando por calle Garzón hacia Génova, pero no supieron más de él.

Sobre las circunstancias en las que Franco dejó la casa de la tía Roque, el primo Rubén Retamar en su primera declaración aseguró que salieron a caminar a la tarde y al volver a la casa él miró un partido de fútbol Central y Lanús, y en un momento Franco le tocó la espalda y le dijo “Chau primo, me voy” y aseguró no haberlo visto porque estaba entretenido con el partido. Sin embargo, en la declaración actual afirmó haberlo visto, aún estando de espaldas, por lo que tampoco pudo especificar cómo estaba vestido en ese momento, un punto a considerar para luego reconocer las fotos y videos del joven.

Los familiares coincidieron en que Franco no tenía dinero suficiente para comprar el pasaje, tampoco sabía manejarse solo en la ciudad porque no conocía. Sin embargo, Roque supuso que habría recordado el camino a la estación de trenes y había podido llegar a comprar el pasaje y viajar a Buenos Aires. Se comunicó con Ramón para contarle lo que había pasado y salió para la estación con la intención de encontrarlo, pero al no dar con el joven, supuso que ya había subido al tren.

El 7 de octubre Franco no llegó a Buenos Aires y Ramón se comunicó con Roque para avisarle. Fue allí que comenzó la búsqueda, pero antes radicaron una denuncia en la comisaría 20°, según declaró en el inicio de la investigación. Sin embargo, en esta audiencia aseguró que al primer lugar donde se dirigió para averiguar el paradero de su sobrino fue la comisaría séptima, donde, según su testimonio no le brindaron información. Luego, los abogados le recordaron que había realizado una primera denuncia en la comisaría 20, y allí lo recordó.

Sobre la denuncia en la comisaría 20, Roque Casco declaró el 25 de noviembre de 2014:

 

El 8 de octubre del 2014 a las 10.35 María Roque Casco realizó la denuncia por búsqueda de paradero en la comisaría, pero lo hizo a nombre de Lucas Ezequiel Casco. Al ser consultada sobre la razón por la cual dio otro nombre en la denuncia de paradero, dijo que «me pude haber confundido por los nervios». Tampoco quedaron claras las razones por las cuales Franco el 6 de octubre se fue de la casa de su tía Roque, ya que algunos familiares dicen que extrañaba a su mamá y hermanas y otros dicen que nunca les dijo el motivo.

 

 

Sin embargo, según consta en el expediente, Ramón Casco aseguró que cuando llegó a Rosario el día 8 lo primero que hizo fue ir a la comisaría séptima, donde efectivamente la primera vez no le dieron información porque el buscaba a Franco Casco y el joven se había identificado como Franco Godoy. Luego, los efectivos lograron deducir que se trataba de un joven que habían detenido el 7 al mediodía y liberado el mismo día alrededor de las 22. Es decir que Ramón se enteró que Franco estuvo detenido en la comisaría séptima, por los propios efectivos de la dependencia, y así lo admitió en su declaración en la audiencia de este miércoles al recordar que una policía le dijo ¿no será el que largamos anoche?.

 

Luego exhibieron la foto de Franco con unos amigos, y en esa imagen la tía del joven señala que el chico del cigarrillo es su sobrino, pero Franco es quien aparece en la imagen a la izquierda con una visera negra con borde gris. En cambio, su hijo Rubén Retamar lo reconoce y además admite que le faltarían los dientes. La salud bucal del joven fue un tema puesto en crisis a lo largo de la investigación, ya que al momento del hallazgo del cuerpo faltaban las piezas dentales centrales superiores. Los testigos aseguraron de forma unánime que no le faltaba ningún diente, sino que tenía de más. Argumentaron que tenía un diente demás encimado a otro.

 

Al exhibir la foto de Franco Casco tomada en la seccional séptima al momento de la detención, tanto Malvina como Rubén Retamar, María Roque y Ramón Casco también coincidieron exactamente en su descripción, “estaba hinchado, tiene las manos hinchadas, los pómulos golpeados, manchas de sangre y los ojos hinchados; y está mojado”, además Ramón aseguró que “está todo torturado”. Aunque dijeron desconocer en qué momento fue tomada dicha foto.

En cambio, al exhibir el video que muestra al joven caminando en la zona de Avellaneda y Génova, los mismos testigos negaron que sea Franco, también de forma unánime y con los mismos términos. A pesar de la calidad de la imagen debido a la iluminación del momento, no lograron reconocerlo por el color de la ropa, de las zapatillas y de la remera y solo afirmaron que “esa no es la forma de caminar de él”.

Roque Casco dijo que nunca vio un video, pero luego recuerda que si, pero no es el que fue exhibido en esta audiencia. Según el Tribunal, dicho video está «perdido», no logran ubicarlo, por lo tanto, uno de los defensores le pidió a los fiscales Apanowicz y Dalmau que aclaren ese punto, ya que estuvieron a cargo de la investigación en los primeros meses.