Por Florencia Vizzi

La segunda jornada del juicio por la desaparición y muerte de Paula Perassi abrió con el testimonio de una persona a la que pocas veces se ha escuchado desde aquel domingo 18 de septiembre de 2011, Rodolfo Ortiz de Elguea, entonces pareja de la mujer y padre de sus dos hijos. En un testimonio en el que se mostró bastante parco y reticente para responder, Ortiz de Elguea dio algunos detalles sobre el último día en que la mujer sanlorencina fue vista y cómo fueron las horas posteriores a su desaparición. Además enumeró algunos pormenores de la vida que llevaban en común, revelando una relación en crisis. Uno de los momentos más tensos de la jornada se vivieron cuando el hombre se vio obligado, frente a todo el Tribunal, a leer una carta de amor escrita por Paula para su amante.

Ortiz de Elguea contó que Paula era ama de casa y que se encargaba del cuidado del hogar y de los chicos, mientras él trabajaba afuera. Relató además que la pareja estaba en un proceso de crisis y que desde hacía un largo tiempo ambos dormían en camas separadas y que «no tenían relaciones sexuales», que él quería separarse y que lo había planteado en dos oportunidades, pero que no llegaron a hacerlo «por los chicos».

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El hombre contó además que tiempo antes de desaparecer, Paula había comenzado a pasar largos ratos en la computadora, incluso en las horas de la cena. Además, de sus declaraciones surgieron otros puntos controvertidos: la existencia de un segundo teléfono de Paula que Ortiz había descubierto casualmente y que le originó suspicacias sobre si ella “lo estaba engañando” y también que días después de su desaparición encontró en el cajón de un escritorio dos escritos de puño y letra de su mujer, y uno de ellos era una carta de amor fechada en el cumpleaños de Gabriel Héctor Strumia, 16 de agosto de 2011.

El día de la desaparición

Fiscales y defensores se concentraron fundamentalmente en los detalles del 18 de septiembre de 2011, último día en que Paula Perassi fue vista con vida.

Ortiz de Elguea contó que ese domingo al mediodía se fue con su hijo mayor, Lucas, a la cancha y que, una vez terminado el partido, emprendieron el regreso. Durante el viaje de vuelta, recibió varias llamadas de Paula quien le solicitaba que se apure porque necesitaba el auto para hacer unas compras.

El día siguió normalmente hasta que, después de cenar, Paula le manifestó que tenía que salir a buscar «una tarea para Lucas», el mayor de los hijos y que iba a la casa de Nati, madre de un compañero de su hijo. Según su relato, poco después él y sus hijos se fueron a dormir y no se percató de la ausencia de Paula hasta la madrugada.

«Me acosté con los chicos, era domingo, así que al día siguiente había que ir a la escuela y a trabajar así que nos acostamos.  Yo siempre me levanto a la madrugada a tomar agua, esa madrugada me levanté alrededor de las 3… nosotros vivíamos en una casa en planta alta con muchos ventanales y cuando me levanté  vi que estaban todos los ventanales abiertos y toda la casa iluminada. Eso me llamó la atención porque siempre cerramos todo antes de acostarnos, entonces fui a donde dormía Paula y vi que no estaba. La llamé varias veces por teléfono y no contestó. Espere unas horas y volví a llamar y nada, así que llamé al Sanatorio San Lorenzo y a la policía para ver si había habido un accidente y me dijeron que no».

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Otriz de Elguea recordó que esperó unas horas, hasta las 8.30  y luego llamó a María Fernanda, la hermana de Paula, y le contó  lo que estaba ocurriendo. «Ella fue a la casa de Nati, la madre del compañerito de mi hijo para averiguar si Paula había estado allí. Y le dijeron que no, no había ido y que hacía tiempo que no la veían. Así que le avisamos al padre e hicimos la denuncia».

Según lo declarado por Ortiz, la denuncia se hizo a las 19.20 del lunes 19 de septiembre. Días después, Ortiz de Olguea encontró, oculto en un mueble, una carta escrita por ella para otra persona.

«El día que abra los ojos y vea que se terminó no querré despertarme»

Según el relato de Rodolfo Ortiz, días después de la desaparición de Paula, mientras revolvía la casa y buscaba indicios de su paradero, encontró dos escritos de puño y letra de Paula, uno de ellos una carta de amor, fechada el 16 de agosto de 2011, coincidente con el cumpleaños de Strumia. La misiva, que refleja una intenso enamoramiento por parte de su autora, fue leída por Ortiz de Elguea frente a todo el tribunal, en uno de los momentos más incómodos registrados en la sala de audiencias desde que comenzó el juicio.

«Mi amor que bueno es tener la felicidad de escribirte algo, de saber que ya existe de la manera que quisiera, pero lamentablemente nos conocimos tarde».

«Pero siento una felicidad inmensa de saber que estás y que he podido compartir con vos muchas cosas hermosas. Deseo que este día estés muy bien y que la pases super bien al lado de todas las personas que te quieren. Yo quisiera estar con vos pero lamentablemente no se puede. Te mereces lo mejor en este día y en todos, nunca quiero que nos llegue un adiós entre los dos, no me imagino no tenerte en mi vida, en ningún momento. Hoy por hoy, le doy gracias a Dios por haberme llevado hasta ti, por permitirme conocerte y por ponerte en mi vida. Creeme que siempre caminaré a tu lado hasta que me lo permitas, a mi modo, para poder cuidarte».

La carta revela las aristas de una relación que, como había anticipado la Fiscalía en los alegatos de apertura, llevaba poco tiempo pero era sumamente intensa. Además, como se deduce del texto, la motivación del escrito era, sin dudas, hacerle llegar a su amante los buenos deseos por su cumpleaños.

«En mi vida nunca he escrito una carta pero hoy siento las ganas y el deseo de hacerlo con vos porque llegaste a mi vida y ya marcaste diferencia, pero hoy tengo una necesidad inmensa de sacar de alguna forma lo que pasa en mi cuerpo y corazón. Se que siento algo muy grande y especial por ti aún, si algún día no pudiera estar contigo, de algún modo te daría las gracias por recordarme que tengo mucho para dar. Me sacaste muchas sonrisas y más de un te quiero. Y te lo vuelvo a decir en esta carta, te quiero. Desde que te conozco mi mundo cambió, tus ojos de niño inocente en tu cuerpo de hombre han hipnotizado mi ser».

«Te regalo todo lo que tengo y lo haré sin pedirte nada a cambio. Eres una personita que admiro, conozco y confío a pesar del poco tiempo que tenemos juntos».

Ya cerca del final, Paula vuelve a desearle que pase un hermoso día y le repite lo importante que es él para su vida.

«Eres un sueño que quiero que me dure muchísimo tiempo, un sueño del que no quiero despertar, porque el día que abra los ojos y vea que se terminó, no querré levantarme. No quiero imaginarme un futuro a tu lado porque no quiero salirme de la realidad, sólo disfrutar lo que cada día trae. Gracias por estar en mi vida y darme tantas cosas bonitas. Feliz cumpleaños y que sea un día muy especial para vos. Te amo. Yo».