Este jueves por la tarde, el fiscal Adrián Spelta imputó a la pareja de Nara Giselle Acosta, la mujer hallada muerta en el jacuzzi del hotel Plaza real y le achacó el delito de homicidio doblemente calificado, por el vínculo y por el femicidio. Spelta remarcó que cuando Ezequiel M. dejó el hotel, la mujer ya estaba fallecida y que toda la conducta desplegada por él estuvo orientada a ocultar lo ocurrido.

Nara Giselle Acosta fue hallada por personal de limpieza del hotel ubicado en Santa Fe al 1600 en la mañana del 18 de abril, cuando ingresaron a la fuerza. La víctima llevaba fallecida unas 24 horas y su cuerpo se encontraba en avanzado estado de descomposición, por lo cual durante las primeras horas fue difícil determinar su identidad. La autopsia no pudo determinar la causa de la muerte, pero la teoría de la Fiscalía es que el hombre agredió a Nara cuando se encontraba dentro del jacuzzi ocasionándole la muerte.

Según reconstruyó Spelta, el 16 de abril la pareja llegó al hotel a las 17.46 y no volvieron a salir, hasta las 11.48 del día 17, en que Ezequiel M. se retiró solo en su Volkswagen Vento. «Lo que sucedió en esa habitación fue entre la víctima y el imputado. Lo que nosotros entendemos es  que. al momento en que él se retiró, la víctima ya había fallecido y es por eso que adoptó la conducta posterior».

El presunto femicida fue detenido el 5 de mayo en Palermo por efectivos de la División Investigaciones de Organizaciones Criminales de la policía de la ciudad de Buenos Aires.

La pareja vivía en el Maschwitz Country Club, en  Escobar, provincia de Buenos Aires, pero no fue encontrado allí. De hecho Spelta apuntó que cuando se retiró del hotel fue hasta ese domicilio, recogió algunas pertenencias y luego se retiró a un domicilio en ciudad de Buenos Aires donde estuvo escondido. «A partir de allí volvió a retirar otras pertenencias y a desactivar su teléfono celular, lo cual es  otra conducta llamativa al momento de hablar de una pareja, una conducta que no se condice con lo que haría una persona si fallece su pareja». 

En ese sentido, el fiscal remarcó que si bien no había denuncias por violencia de género «como suele ocurrir en estos casos», hay un testimonio fundamental que da cuenta de una relación violento. «Su prima, que vivía cerca del country, relató que en tres oportunidades tuvo que ir a buscarla. Cuando había problemas y tenían conflictos, ella le mandaba un mensaje en clave, preguntándole por una dirección y ella la iba a buscar. Y ese sábado previo al homicidio, la víctima le envió es mensaje de alerta», destacó Spelta.

El funcionario judicial resaltó que todo el accionar de Ezequiel M., posterior a la muerte de Nara, indica que trataba ocultar y engañar. «Dejó una valija detrás de la puerta de la habitación como si la hubiera puesto la víctima, cuando nosotros sabemos que la mujer ya estaba fallecida cuando dejó el hotel». Además, apuntó que «al momento de ser aprendido estaba con el pasaporte en su poder, títulos de propiedades y llaves de cajas fuertes de bancos, por lo cual entendemos que estaba preparando todo para poder darse a la fuga o irse del país».

Asimismo reveló el testimonio de la persona que  llevó el desayuno a las 9 de la mañana del día 17 y señaló que «a ella no la vio ni la escuchó, ni tampoco escuchó el agua del jacuzzi circulando. Dijo que él estaba nervioso y que no pudo agarrar la bandeja, la tuvo que llevar ella hasta la barra».