Por Alejandra Ojeda Garnero

«Yo nunca pensé que por irme a bañar 5 minutos iba a perder a mi hijo, sino nunca lo hubiera dejado»

La frase pertenece a Aldana quien perdió a su hijo, Mateo, de apenas seis meses, en un terrible episodio por el que la Justicia condenó a 20 años de prisión a Franco Nahuel López, por homicidio, y ella fue juzgada por abandono de persona, pero fue absuelta.

El domingo 23 de abril de 2017 no fue un día más para Aldana, ese día murió su hijo de tan solo seis meses. Mateo peleó por su vida desde las 9.30 de la mañana hasta las 15, cuando su cuerpito no resistió más, a pesar de los esfuerzos de los médicos. Primero ingresó al Hospital Eva Perón de Granadero Baigorria y luego fue derivado al Hospital de Niños Víctor J. Vilela donde sufrió tres paros cardíacos. Todos los médicos que asistieron a Mateo declararon en el juicio, todos lo recordaban, «hay casos que te marcan», dijo una de las profesionales.

La causa del deceso fue un traumatismo craneano encefálico fronto parietal derecho, según el informe de autopsia. Y para que se produzca esa lesión se necesitó de una energía cinética elevada, que no pudo ser accidental y fue de doble mecanismo, es decir de contacto (golpe en superficie plana) y sacudida, que se constató por el hallazgo de una hemorragia retiniana y un hematoma subdural. El pequeño Mateo también presentaba lesiones anteriores, moretones en la mejilla de unos siete días, una fractura de 30 días en la parte izquierda de la cabeza. Por otra parte, los forenses indicaron en el mismo informe que Mateo era un niño bien nutrido.

En las últimas horas del sábado 22 de abril de 2017 Aldana llegó, junto a Mateo, a la casa de Franco López donde pasaron la noche los tres, en una habitación del fondo de la vivienda, donde solo había un colchón. A la mañana siguiente Franco mandó a Aldana a bañarse y ella obedeció, dejando a Mateo al cuidado de López. Luego de unos minutos escuchó el llanto de Mateo pero segundos después el silencio fue total. Al salir del baño la escena fue desgarradora, un alboroto de familiares y vecinos, y gritos desesperados. Franco con el niño en brazos, desvanecido, se subió a una moto conducida por un vecino y partió hacia el hospital, nadie le decía qué había pasado, hasta que un vecino la llevó en auto hasta el Eva Perón.

Allí se enteró que el pequeño Mateo había sufrido un fuerte golpe en la cabeza, tanto Aldana como López no pudieron explicar a los médicos cómo había sufrido tremenda lesión y sospecharon que se trataba del síndrome del niño maltratado, por lo tanto dieron aviso a la policía. López quedó detenido y Aldana partió en una ambulancia junto a Mateo hacia el Hospital de Niños Víctor J. Vilela donde debían operarlo. El destino se empeñó en apagar esa corta vida y a las tres de la tarde su pequeño cuerpito no aguantó más y Mateo falleció.

Allí comenzó un calvario para Aldana, al dolor por la pérdida de su hijo, se sumaron  las sospechas de maltratos y también fue detenida. No pudo despedirse de su bebé, porque estaba en una comisaría donde se cruzó con López y le recriminó «me lo mataste», pero él nunca respondió, los agentes que estaban en ese momento dieron cuenta del reclamo, «no movió un músculo», dijeron.

El 16 de junio pasado comenzó el juicio en el que Franco López fue condenado a 20 años de prisión por homicidio y Aldana fue juzgada por el delito de abandono de persona.

En el juicio la familia y allegados de López se empeñaron torcer la realidad, diciendo que Aldana había llegado a la casa de Franco con el bebé llorando, con la clara intención de asegurar que Mateo había sido golpeado por la propia madre. Pero, las declaraciones brindadas en el momento de los hechos se contradecían con las expuestas en el debate, por lo que fue descartado que el pequeño haya sufrido semejante lesión y nadie lo haya advertido. Respecto a este hecho, tanto los médicos que asistieron a Mateo en los hospitales Eva Perón y Vilela, coincidieron en que la lesión fue producida momentos antes de ingresar al nosocomio, ya que si fuese de la noche anterior no podría haber sobrevivido tanto tiempo.

También quedó probado que el único que estaba con Mateo al momento de los hechos era Franco López en la habitación del fondo de la propiedad, por lo tanto de acuerdo a la evidencia, la hipótesis es que Franco azotó o lanzó contra el piso o la pared al niño, en un ataque de furia que le provocó el llanto del pequeño. Los médicos compararon la lesión con la de ser atropellado por un auto.

Por otro lado, todos los testimonios demostraron que Aldana era una madre amorosa, se ocupaba y «era muy pegada a sus hijos», tenía en ese momento dos niños más. En los mensajes que se conocieron en el debate, se supo que Franco le reclamaba a Aldana que le deje a Mateo más tiempo, pero ella no lo hacía porque él maltrataba al bebé cuando lloraba y eso no era bien visto por Aldana, quien le pedía que respete al nene.

Aldana nunca debió sentarse en el banquillo de los acusados porque fue una víctima más de toda esta historia. Así lo expresó el abogado en su alegato que finalmente demostró con todas las pruebas presentadas en el juicio. No se puede afirmar que dejar un hijo al cuidado de otra persona para ir a bañarse configure un delito.

En sus argumentos, el defensor de Aldana, Darío Pangrazi, hizo hincapié en la falta de sustento jurídico en relación a la configuración del delito de abandono de persona, pero ante todo advirtió sobre la falta de perspectiva de género y puntualizó otras inconsistencias en la acusación.

También manifestó su preocupación por la asignación de roles por estereotipos de género por parte de los operadores judiciales que tienden a invisibilizar este tipo de violencias, revictimizando a personas que son innecesariamente sometidas a rigurosos procesos penales, tal como sucedió en este caso.

Si bien no es necesario ahondar en la vida personal de Aldana, sí se puede mencionar que fue víctima de distintos tipos de violencia desde su infancia, pero a pesar de ello, era una madre que adoraba a sus hijos, se ocupaba de ellos, realizaba trabajos no formales para solventar los gastos que implican la crianza de sus hijos, e incluso en algunas ocasiones amigas o vecinas dejaban sus hijos al cuidado de Aldana a sabiendas de su amor por los niños y su responsabilidad en el cuidado.

Frente a esta situación, los jueces Román Lanzón, Mariano Aliau e Ismael Manfrin, afirmaron que Aldana no pudo haber conocido el peligro que la situación representaba. Del mismo modo consideraron que la persecución penal hacia esta madre «importó una suerte de punitivismo en exceso, sin tomar en consideración que el proceso penal no debe estar desprovisto de humanidad ni desatender las condiciones personales de aquellos a quienes somete».

En consecuencia, Aldana fue absuelta.