Jésica Olivera tenía 31 años cuando, en abril de 2018, asistió con su pareja, Juan Manuel Saucedo, a un cumpleaños de 15. A la salida, en medio de una discusión y en plena calle, Saucedo la golpeó repetidamente y, con un cuchillo que había tomado de la cocina del salón de fiestas, la apuñaló 18 veces. Uno de los cortes en su pierna, le atravesó una arteria y la joven murió desangrada en pocos minutos. Finalmente, Jesica tuvo justicia y este viernes Salcedo, de 24 años fue condenado a prisión perpetua.

El tribunal pluripesonal conformado por los jueces Hebe Marcogliese, Alejandro Negroni y Pablo Lanzón hicieron lugar al pedido de cadena perpetua requerido por la fiscal Marisol Fabbro, por el delito de homicidio doblemente agravado por el vínculo y por violencia de género.

El crimen

Al momento del crimen, Jésica llevaba un tiempo en pareja con Saucedo. Ambos tenían una hija de un año y la joven tenía otros dos hijos de 10 y 12 años.

Aquella noche del 14  de abril de 2018, la pareja asistió a un cumpleaños de 15, junto a la hija más pequeña, en un salón ubicado en barrio 7 de septiembre, en calle Sánchez de Loria entre Ayala Gaua y Schwitzer. Alrededor de las 4.30 de la madrugada del 15, cuando ya se retiraban de la fiesta comenzaron a discutir, a pocos metros de la puerta del salón.

A pesar de que Jésica tenía a la beba en brazos, Juan Manuel Saucedo le propinó varios golpes y y luego le asestó 18 puñaladas con un cuchillo de cocina. Jésica no tuvo oportunidad y un corte en la arteria femoral provocó que se desangrara en  unos minutos y, a la llegada de la ambulancia del Sies, ya estaba muerta. A su lado, Saucedo pretendía ser ajeno a lo ocurrido y no dejaba de preguntarle al cuerpo ¿qué te hicieron?