Una patota de al menos 20 personas, encabezada por el empresario Mariano Martínez Rojas, ingresó esta madrugada a la redacción del semanario Tiempo Argentino, ubicada en el barrio porteño de Colegiales, y destrozó las instalaciones donde funciona la cooperativa que gestiona la publicación.

Por los hechos, luego de la conferencia de prensa de prensa brindada por los trabajadores de la Cooperativa Por Más Tiempo, Martínez Rojas y otras diez personas fueron imputadas por la fiscal Verónica Andrade, por los delitos de usurpación y daños, quien, además, le aseguró a los periodistas del diario que «podían continuar con su actividad y les colocó seguridad policial».

Según las fuentes judiciales, la decisión fue tomada por la fiscal Verónica Andrade, que además les aseguró a los periodistas del diario que «podían continuar con su actividad y les colocó seguridad policial».

Durante una conferencia de prensa, los trabajadores del diario habían criticado a Andrade y señalaron que por orden de la fiscal, los agresores habían sido «custodiados» por la Policía Federal en momentos en que, según dijeron, cometían delitos de manera «flagrante» en el edificio de Tiempo Argentino.

Las declaraciones de los trabajadores

«Pasada la medianoche, un grupo encabezado por Martínez Rojas ingresó al edificio por Radio América y rompió la puerta que comunica la emisora con nosotros. Aquí estaban tres compañeros que fueron agredidos y obligados a salir», explicó Javier Borelli, presidente de la Cooperativa Por Más Tiempo, que desde abril gestiona la publicación del semanario.

En conferencia de prensa, el periodista explicó que «estos tres compañeros estaban aquí porque desde que comenzó el conflicto, tras el no pago de nuestros salarios y el vaciamiento de la empresa, el Ministerio de Trabajo nos encomendó formalmente la guarda del lugar y de los bienes inmuebles».

Desde la calle, los tres miembros de la cooperativa se comunicaron con sus compañeros al tiempo que fueron a realizar la denuncia a la seccional 31 de la Policía Federal.

«La policía llegó hasta el lugar y se quedó en la puerta. Varios compañeros comenzamos a llegar y a pedir que ingresaran, les mostramos los papeles donde consta que el Ministerio nos había designado garantes de las instalaciones, pero el subcomisario nos decía que la fiscalía le había ordenado no ingresar», indicó Borelli.

Hacia las 3, la cantidad de personas agolpadas en la puerta de Amenabar 23 hizo presión suficiente como para que la policía aceptara ingresar.

«Una vez adentro, los integrantes de la patota comenzaron a tirarnos con el contenido de los matafuegos y botellas de vidrio», relató por su parte María Laura Palumbo, diseñadora de la publicación e integrante de la cooperativa.

Borelli indicó que «había aquí unas 16 personas. Otras se habían escapado por los techos vecinos, rompiendo los vidrios del último piso. A pesar de ese escenario, la policía indicó que la fiscalía le había dado la orden de no detener a nadie».

Y continuó: «El subcomisario hizo un acta donde registró los nombres de los que estaban adentro y les dijo que se retiraran. Martínez Rojas encima quería negociar que también nos fuéramos nosotros. Por suerte estaba la abogada María del Carmen Verdú, quien logró que la fiscalía permitiera a los trabajadores quedarse en el edificio».

«Es importante destacar que esta patota no vino a robar monitores o computadoras. Vino a destruir el diario, de hecho, los peores destrozos los sufrimos en el área de sistemas, donde rompieron el cableado para impedir la conectividad, buscan aislarnos», detalló Borelli.

En diciembre pasado los trabajadores de Tiempo Argentino, uno de los medios del Grupo 23 perteneciente a Matías Garfunkel y Sergio Szpolski, dejaron de percibir sus salarios y la propia patronal bloqueó la impresión del diario.

Pocos meses después, se difundió que el empresario correntino Mariano Martínez Rojas había comprado Tiempo Argentino y Radio América, que funciona también en Amenabar 23.

«Nosotros nunca hemos visto ningún papel que demuestre esa operación. Tampoco nos han pagado los salarios adeudados ni se abonaron las deudas con proveedores que tenía Tiempo. Es más, el propio Martínez Rojas frenó la impresión del diario en su momento», recordó por su parte Gustavo Cirelli, director de la publicación.

«El 11 de junio, bajo la misma modalidad que vimos hoy, una patota con Martínez Rojas a la cabeza ingresó en la planta transmisora de radio América, que está en Villa Lugano y cortó la transmisión», describió por su parte Andrea Recupero, trabajadora de Radio América, quien informó que desde entonces la radio sale online por www.1190america.com.

Cirelli destacó, además, que «este hecho no tiene nada que ver con el pedido de desalojo por parte de los propietarios del inmueble, quienes accionaron contra la empresa de Martínez Rojas por el no pago del alquiler y le rescindieron el contrato».

En abril los trabajadores de Tiempo Argentino conformaron la cooperativa de trabajo Por Más Tiempo y volvieron a poner la publicación en la calle cada domingo con una tirada de casi 30.000 ejemplares.

Entre el polvo de los escombros, alimentos no perecederos que se habían recolectado, sillas y escritorios caídos, cableados arrancados y CPU destrozados y candados violentados, deambularon durante toda la mañana redactores, fotógrafos, diseñadores, pero también colegas de todos los medios, y representantes de organizaciones sociales, políticas y sindicales que no cesaban de acercar su solidaridad.

«Queremos dejar en claro que ninguna patota va a poder contra la voluntad de más de 120 trabajadores. Mañana vamos a sacar un diario de emergencia, vamos a publicar el especial que habíamos preparado por el bicentenario y el domingo vamos a estar en la calle, como hace más de dos meses que estamos», concluyó Borelli.

La voz de la fiscalía

Luego de las duras críticas vertidas por los trabajadores, se conoció la decisión de la fiscal Ferónica Andrade de imputar a Martínez Rojas, y con él a otras diez personas por los delitos de usurpación y daños.

Las fuentes judiciales negaron que los agresores hayan sido custodiados por la Policía Federal y señalaron que la Fiscalía Penal, Contravencional y de Faltas N° 6, a cargo de Andrade tomó conocimiento de que Martínez Rojas con «otros 10 hombres entraron a la fuerza» en el domicilio del periódico, ubicado en Amenabar 23, en la ciudad de Buenos Aires.

Relataron que «el grupo de personas comandado por Martínez Rojas obligaron por la fuerza a retirarse del lugar a las personas de seguridad del diario» y que «los dos agentes de seguridad de Tiempo Argentino fueron a la comisaría 31 a realizar la denuncia de lo que había sucedido».

Según la versión judicial, «la comisaría 31 dio rápida intervención a la fiscal Andrade», que «ordenó inmediatamente consigna policial en el diario Tiempo Argentino para asegurar el lugar».

«A las 3:00 de la mañana, cuando algunos periodistas de Tiempo Argentino comenzaron a llegar al diario, se encontraron con Martínez Rojas y su grupo. Allí se produjo un altercado. La fiscal Andrade ordenó a la policía a que desalojaran del diario a Martínez Rojas y a su grupo», señalaron las fuentes consultadas.

Los trabajadores de Tiempo Argentino habían denunciado que los agresores eran al menos dieciséis y que otras personas «escaparon por los techos».

En el parte de la Policía Federal, se indicó que los móviles de esa fuerza llegaron al lugar a las 0.40. Los efectivos «se entrevistaron» con Martínez Rojas, a quien señalaron como «propietario de la empresa explotadora» en el interior del edificio de Amenábar 23.

Según la Policía, Martínez Rojas «se hallaba en el interior con otras personas y había hecho salir a tres trabajadores».

También indicaron que la fiscal Andrade «dispuso implantar consigna en el lugar y no permitir el ingreso de persona alguna y en caso de egresar alguna de las personas, sea identificada sin adoptar otra temperamento».

«A partir de ello comenzaron a llegar al lugar trabajadores del diario y la radio en un número aproximado de cien, quienes preocupados por la pérdida de su fuente laboral comenzaron a intentar forzar las puertas de ingreso superando en número al personal puesto de consigna en el lugar para ingresar por el portón de ingreso a la radio», consignó la Policía.

En ese momento, la Policía realizó «una nueva consulta con la fiscal», quien planteó «continuar con las negociaciones a fin de lograr el desalojo del lugar y la devolución del inmueble a los trabajadores, quienes tienen en la actualidad la posesión del edificio».

Según los efectivos, luego de «una larga negociación es que se puso en conocimiento a la fiscal quien dispuso la correcta identificación de los autores de la intrusión, notificación fehaciente para que se presente en la sede de la fiscalía dentro de las 48 horas».

Solidaridad, declaraciones y repercusiones

Sindicatos de trabajadores de prensa, organizaciones que agrupan a empresas de medios y dirigentes políticos de distintas fuerzas repudiaron la irrupción y destrozos en la redacción del diario Tiempo Argentino, por parte de una patota liderada por el empresario Mariano Martínez Rojas en la redacción de Tiempo Argentino.

El Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) emitió un comunicado en el que “repudia la violenta ocupación del edificio donde funcionan Tiempo Argentino y Radio América”, por parte de una “patota que amedrentó, golpeó compañerxs y destrozó la redacción” encabezada por quien “ dice ser el dueño”, Mariano Martínez Rojas.

“Esta madrugada, una patota de al menos 20 hombres encabezados por el empresario Mariano Martínez Rojas ingresó al edificio en el que funcionan Tiempo Argentino y Radio América, ubicado en Amenábar 23, y destruyó las instalaciones periodísticas, que minutos después de las 5 fueron recuperadas por los compañeros y las compañeras”, sostiene el comunicado.

El gremio denunció que “los trabajadores que se encontraban de guardia fueron amenazados con navajas y golpeados, pese a que no opusieron resistencia”, todo mientras efectivos policiales que llegaron en un patrullero al lugar “vigilaban desde la puerta casi como amparando el proceder”.

“Los violentos estuvieron toda la madrugada en el lugar y como la policía dejaba pasar el tiempo sin actuar, la presión de los compañeros permitió que tres trabajadores ingresaran con un agente para ‘negociar’con la patota”, dijeron.

La agrupación cuestionó también que “la fiscal Verónica Andrade no ordenó ninguna detención, y tampoco dialogó con los trabajadores”, dejando la comunicación en manos del comisario Aparicio de la seccional 31ª.

Por su parte, el Foro de Periodismo Argentino (Fopea) utilizó su cuenta en la red social Twitter para dar a conocer que “repudia enérgicamente el violento ingreso de Mariano Martínez Rojas y sus hombres a la redacción del diario @tiempoarg”.

En tanto, la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (Argra) publicó en su cuenta de Facebook: “Alerta: Una patota irrumpió en el edificio del diario recuperado Tiempo Argentino, en Amenábar 23. Golpeó a los trabajadores y rompió elementos de trabajo”.

Por último la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa), la asociación que nuclea a las empresas dueñas de los medios de prensa, también repudió el ataque.

“Desde Adepa condenamos el violento desalojo en la redacción de Tiempo Argentino. Nuestra solidaridad con los miembros de la cooperativa que sostiene al medio. Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas”, escribieron en su cuenta de Twitter.

En cuanto a los dirigentes políticos, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, afirmó a través de su cuenta de Twitter: «Toda mi solidaridad para con los trabajadores de Tiempo Argentino. Repudio cualquier hecho que atente contra la libertad de expresión».

En el mismo sentido, el ex jefe de gabinete Aníbal Fernández relató en la red de microblogging que «un grupo de tareas con protección policial desalojando Tiempo Argentino. A dónde nos quiere llevar esta gente?», y tras afirmar que «el repudio se queda corto, lo de Tiempo Argentino es un ataque grave», denunció: «Es grave, es preocupante que en nuestro país se esté amparando este tipo de violencia. Hasta dónde piensan llegar?»

Por su parte, desde el gobierno de la provincia de Buenos Aires expresó su repudio al ataque sufrido por los trabajadores del diario Tiempo Argentino y se solidarizó con las víctimas del accionar de la patota de cerca de 20 personas que ingresó en la madrugada a causar destrozos en la redacción.

“La Secretaría de Medios del gobierno de la provincia de Buenos Aires expresa su repudio ante la agresión sufrida por trabajadores de Tiempo Argentino y se solidariza con sus periodistas”, señaló el organismo en un comunicado.

De igual forma, el gobierno nacional hizo lo propio y el titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos, Hernán Lombardi, condenó el «ataque salvaje» sufrido en la redacción del diario y advirtió que se agrede «un bien público sagrado: la libertad de prensa y la circulación de las ideas».

Muy criticadas fueron las declaraciones de Yamil Santoro, quien mediante una cadena de 12 tuits, calificó los actos de violencia como un “conflicto entre privados”, negó que hubiera flagrancia y consideró que “el dueño podía tener derecho a expulsar a la cooperativa, pero no mediante el uso de patotas”, calificando además de “cooperativa potencialmente trucha” a Por Más Tiempo.

Por su parte, el Sindicato de Prensa de Rosario también se sumó los enérgicos repudios por “la brutal violencia con que irrumpieron patotas encabezadas por el empresario Mariano Martínez Rojas en las instalaciones del diario Tiempo Argentino y Radio América. La patota destruyó las instalaciones de la redacción y el depósito donde guardaban la ayuda solidaria los compañeros. El gremio de prensa expresa la más amplia solidaridad con las trabajadoras y los trabajadores de la cooperativa Tiempo Argentino”.

Expresaron además que “este hecho es otra señal de amedrentamiento contra trabajadores de prensa que después de soportar el abandono de los dueños del medio, de organizarse para sostener la fuente de trabajo son sometidos a un ataque que destrozó las instalaciones y atenta contra la libertad de expresión”.

Asimismo el SPR se solidarizó “con los trabajadores despedidos de Revista 23, de nuestra ciudad y Mar del Plata y reiteramos el rechazo a esta metodología de achiques y más precarización en los medios de nuestro país”.

FOTOS: La Vaca- Mu (cooperativa)

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